Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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07/06/2010


Peña Nieto y Zavala, el nudo gordiano 2010-2012


Enrique Peña Nieto va que vuela para convertirse en el candidato tricolor de la elección presidencial del 2012. Su staff de prensa y logística ya actúa con tales coordenadas, pues las encuestas no les enseñan rival de por medio: a lo lejos, por ahí, aparecen Beatriz Paredes y Manlio Fabio. Muy lejos. Pero el gobernador mexiquense en una especia de invulnerable: la victoria de la imagen sobre el intelecto. En su gira por Puebla, la pelea de los tricolores de alta y baja estofa fue por tomarse una foto con el Golden Boy y su novia la Gaviota. En tropel, mal encaminados por la alcaldesa Alcalá, los priistas poblanos ignoraron absolutamente a su gobernador y a su candidato a la gubernatura. Mientras Zavala hablaba, se desató la pelea campal por las fotos con el priísta más popular del país: a nadie le interesaba escuchar sus planteamientos de fondo sobre los problemas nacionales. De hecho, creo que nunca le he escuchado nada medianamente inteligente.


He seguido, sí, los avatares de su romance a través del TV Notas, su viudez notable y el reencuentro con el amor gracias a Angélica Rivera. También he visto los infomerciales con los que López Dóriga nos seudo informa sobre los logros y compromisos cumplidos del gobernador mexiquense. Sí: los priistas tiene un nuevo dios que el sábado vino a respaldar a Javier López Zavala. A inyectarle un poquito de su carisma para resistir las cuatro semanas por venir. Un Dios del mismo corte con el que Roberto Madrazo se pavoneaba dos años antes de los comicios presidenciales.


Nadie se baña dos veces en el mismo río, declaró el filosofo Heráclito, pero el sendero de Enrique Peña Nieto como aspirante presidencial favorito del tricolor sigue el mismo camino al despeñadero que recorrió Roberto Madrazo previo a la traición que sufrió en plena campaña presidencial y que narró con precisión en su libro del mismo nombre: los gobernadores del tricolor negociaron, unos por vía de Elba Esther Gordillo y otros por vía de Manuel Espino, una declinación de facto para favorecer a Felipe Calderón. En lugar de ir por la medalla de oro, la Presidencia, los mandatarios del tricolor se volcaron a conseguir la medalla de plata, esto es, asegurar el triunfo de sus candidatos a diputadores federales y senadores y dejar a su suerte al abanderado presidencial. Así y sólo así se explica el lejano tercer lugar que obtuvo en el dramático 2006.


Concluye el tabasqueño: a los gobernadores del tricolor no les conviene, bajo ninguna circunstancia, que nuevamente un priísta se alce con la Presidencia de la República, pues de desde la derrota del 2000 son más poderosos, ricos y autónomos de lo que nunca soñaron ser. Por ello prefieren a apostar a representaciones poderosas en el Congreso de la Unión con el objetivo de lograr jugosos presupuestos amparados en la bandera federalistas. Pero un Presidente tricolor les quitaría sus señoríos feudales y nuevamente regresarían a la condición de vasallos.


Ese empedrado camino que recorrió Roberto Madrazo en el 2006 es el que Enrique Peña Nieto, con todo y el apoyo de Televisa, la Gaviota y Carlos Salinas, deberá recorrer. ¿Cómo impedir la traición de los gobernadores? La solución que imagina es el mismo infierno del tabasqueño: asegurar la lealtad de los gobernadores en su etapa de candidatos y precandidatos. Por ello la gira que emprendió desde la semana pasada a los estados que eligen mandatario tiene tres objetivos bien definidos: ganar la buena voluntad de los candidatos mediante inyecciones de carisma y dinero público mexiquense, reconocer y entablar diálogo con actores estratégicos empresariales y mediáticos, y fortalecer lazos con los posibles candidatos a diputados federales y senadores en el 2012.


En tal sentido llegó Peña Nieto a Puebla la mañana del sábado al aeropuerto y solamente fue recibido por el gobernador Marín, Javier López Zavala, Jorge Estefan Chidiac y la alcaldesa Alcalá. Unos días antes llegó su avanzada, quien fue apoyada en el ámbito mediático por Javier Luna. Además de la inyección de carisma del Golden Boy y su novia Gaviota, también trajo un alforja llena de dinero para la campaña zavalista. En corto y en público, sin embargo, el gobernador mexiquense no tuvo empacho en advertir los riesgos que muestran las encuestas, pues que las curvas del PRI y la Alianza Opositora siguen camino de encontrarse. Terminado el evento en la explanada del Cuauhtémoc, en el Mesón del Ángel tuvo breves encuentros con actores empresariales y mediáticos relevantes previamente seleccionados por su avanzada. Total, la logística de un presidente y no de un gobernador.


Y sin embargo, Roberto Madrazo pensó que ese era el camino para evitar la traición: ganar el apoyo de los gobernadores en su etapa de aspirantes. ¿Nadie recuerda el impulso vital que le dio el tabasqueño a Mario Marín para imponerse en la sucesión de Melquiades Morales? ¿ Y tampoco nadie recuerda como el gobernador no tuvo empacho en negociar la derrota de Madrazo en el 2006 a cambio de su propia supervivencia? Es cierto: nadie se baña dos veces en el mismo río de la Historia. Pero Peña Nieto parece sí lo hará mientra no resuelva la contradicción centro-periferia del nudo gobernadores-presidencia. La verdadera clave del 2012.

 



 
 

 

 
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