Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


Cuarto Informe: el destino de los megaproyectos

El Cuarto Informe de gobierno de Mario Marín tendrá, por primera vez en el sexenio, un alto componente de calidad. Y no porque el proceso de elaboración haya conseguido el certificado ISO-9000, como anunció el subsecretario Jorge Arroyo. El verdadero componente extraordinario es que el mandatario, en persona, dedica todas sus tardes desde el inicio de año a comprobar las cifras, obras y acciones presentadas por sus dependencias y organismos descentralizados. Marín, de puño y letra, se ha encargado de borrar acciones gubernamentales correspondientes a otros años, así como a sacar del texto enunciados absurdos como las “cien mil dosis de semen de caballo” que anunció en el informe anterior. Y lo más importante es que todos los secretarios, de las cinco de la tarde, deben estar pendientes por si son llamados a Casa Puebla para explicar los números presentados a Finanzas.

 

Se entiende los escrúpulos del gobernador al leer algunos de los goles que le metieron sus empleados en informes anteriores. Pero el esmero del Cuarto Informe de gobierno en realidad se funda en razones políticos y administrativas. Es decir, a lo largo del 2007 y 2008 Marín apostó porque fueran años de construcción de sus megaproyectos sexenales para que los resultados empezaran a florecer en el 2009. El problema es que Javier García Ramírez le falló, y hoy dichos macroproyectos se encuentran muy lejos de echarse a andar, y mucho más de comenzar a dar frutos.

 

La culpa reside, principalmente, en Javier García Ramírez que no pudo terminar en tiempo y forma ni La Célula y mucho menos el Centro Expositor. El tamaño del fracaso puede verse en la abdicación de la administración marinista para operar el proyecto, a pesar de ser una idea a la que se le apostó muchísimo, y en un principio podía funcionar. El Recinto Intermodal, tal y como anunció Marín, será concesionado a una empresa española para que se haga cargo de la explotación comercial de la aduana interior.

 

La idea de Gerardo Pérez Salazar fracasó, y no por su culpa, sino por la de Javier García Ramírez. Los inversionistas extranjeros nunca se decidieron a traer sus empresas al Recinto Intermodal porque el avance de la obra física siempre estuvo para llorar. Primero tardaron meses en aplanar la llanura y las vialidades externas sufrieron retrasos porque los dueños de los terrenos se negaron a vender. Cuando las cosas empezaban avanzar, las obras empezaron a sufrir nuevos retrasos, ahora por inundaciones absurdas, resultado de que por la planicie corre un río que García Ramírez nunca tomó en serio.

 

Con tantos retrasos, Pérez Salazar nunca pudo amarrar inversiones. Pero lo peor es que proyectos semejantes a los de Puebla, como las Terminales Intermodales de Monterrey y Yucatán, mejor planeadas y ejecutadas, empezaron a devorar el mercado. Las grandes empresas trasnacionales ya apostaron, y no lo hicieron por Puebla. Así que La Célula es un tremendo fracaso que descansa en la espalda de la Secretaría de Obras Públicas.

 

Así que de lo perdido, pues lo encontrado. Para rescatar algo del proyecto, Marín decidió concesionar el recinto aduanal para que una empresa española se encargue de la comercialización. Así, afirman, por lo menos el gobierno estatal podrá recuperar su inversión.

 

Pero no. El problema de la abdicación es que se trata de un fracaso, y la concesión es apenas un paliativo. De hecho,  es una desilusión del proyecto marinista por descentralizar el desarrollo económico y llevarlo al área de Oriental. Empleos, educación, desarrollo. ¿Qué va a decir el marinismo a todos los pobladores del área ilusionados con nuevas oportunidades de desarrollo? ¿Qué todo fracasó por el inepto secretario de Obras Públicas?

 

Y ahora vayamos con otro de los megaproyectos. El Centro Expositor de clase mundial siempre estuvo destinado a ser concesionado, precisamente, a una empresa trasnacional. Pero nuevamente los retrasos de García Ramírez echaron por la borda una buena idea. La empresa original que iba a hacerse cargo, La Messe Frankfurt, desistió del manejo operativo y la concesión cuando descubrió el desastre que traía García Ramírez.

 

Y desde entonces, Pérez Salazar trata de amarrar a empresarios italianos de Milán, y por ello viajará una misión comercial a Europa encabezada por el gobernador para convencerlos. ¿Pero cómo sí el Centro Expositor será terminado hasta noviembre, y eso creyendo en la poca palabra de Javier García Ramírez?

 

Por ello ahora se comprende tanta preocupación por las cifras y obras que el gobernador Marín presumirá en su Cuarto Informe. ¿Habrá sorpresas?

 



 
 

 

 
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