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De acuerdo con el CISO, el panismo sólo se llevaría los distritos II y VI de la capital, así como Atlixco, San Martín Texmelucan, Tlatlauquitepec y Tehuacán.

Tiempos de Nigromante

Arturo Rueda

El CISO le da 20 distritos al PRI

Vaya vuelco en la elección local. Si en los primeros meses del año nadie daba un peso por el tricolor y los presagios más funestos apenas los daban como ganadores de apenas 10 distritos electorales, el escenario se ha recompuesto y las expectativas se dirigen a que el PRI retenga cómodamente la mayoría en el Congreso estatal. El desplome de las últimas semanas no sólo se refleja en la caída brutal de Antonio Sánchez Díaz de Rivera en la capital, sino que ahora arrastra a todos los panistas al interior del estado. La más reciente encuesta del Centro de Investigaciones Sociales (CISO) de la UAP, levantada en la última semana de septiembre, estable que si las elecciones previstas para noviembre se llevaren a cabo hoy, el PRI se alzaría como ganador en 20 distritos electorales y el PAN sólo alcanzaría el triunfo en 6 de ellos.

Se trata, por supuesto, de un vuelco espectacular. De acuerdo con el CISO, el panismo sólo se llevaría los distritos II y VI de la capital, así como Atlixco, San Martín Texmelucan, Tlatlauquitepec y Tehuacán. El resto, completamente, incluidos los distritos I, III, IV y V de la capital, serían patrimonio tricolor, con lo que Mario Marín mantendría la mayoría en el Congreso y perfilaría un final de sexenio sin sobresaltos.

El estudio del CISO también retrata la situación en la capital. Blanca Alcalá se despega, con 38 por ciento de la intención del voto, supera por 7 puntos a Antonio Sánchez Díaz de Rivera, quien obtendría apenas 31 por ciento de la votación. El avance de la priísta se ha consolidado a partir de los yerros constantes del candidato panista, quien no logra levantar entusiasmo en el electorado, destruyendo el mito de que en la capital hasta un burro puede ganar con las siglas de Acción Nacional. A lo mejor un burro podrá hacerlo, pero no Toño Sánchez Díaz de Rivera.

La situación es radicalmente diferente a las mediciones del CISO publicadas por CAMBIO en marzo y julio. En el primer levantamiento, la batalla por la mayoría en el Congreso estatal estaba equilibrada: 13 distritos para el PAN, 12 para el PRI y uno en empate técnico. Una mala evaluación que podría ser remontable. Sin embargo, tres meses después la situación se agravó para el tricolor, que perdía completamente el control del Congreso y se preparaba para asumir una nada honrosa primera minoría.

En julio el tricolor tocó fondo. El CISO determinaba que para ese momento el PRI sólo ganaba diez distritos electorales: 10 de Izúcar de Matamoros; 11 de Chiuatla; 12 de Acatlán; 13 de Tepexi; 15 de Ajalpan; 17 de Tecamachalco; 18 de Acatzingo; 22 de Zacapoaxtla, 23 de Tetela y 26 de Xicotepec. Quedaba claro que la fortaleza del priísmo se reducía al corredor de la Mixteca, la zona de mayor expulsión de migrantes y una de las más pobres del estado. Algo quedaba de la antigua fuerza en la Sierra Norte, pero parecía poco para resistir los embates del panismo.

La elección local ha sufrido un giro copernicano. Ahora lo tocó al panismo tocar fondo y dilapidar las grandes expectativas que se habían generado de un triunfo histórico. Irónicamente, ahora podría hablarse de una derrota histórica. De seguir la tendencia, el PAN sería reducido a sus espacios históricos –Atlixco, San Martín, Tehuacan- e incluso perdería espacio en la capital poblana al ganar sólo Pedro Gutiérrez y Juan Carlos Mondragón. Y si redujéramos la situación distrital a la batalla por los municipios, seguramente Acción Nacional también retrocederá.

Pero vayamos al núcleo de la situación. ¿Cuál es la razón de que el PAN haya tocado fondo? El primer culpable que nos vendría a la cabeza sería Sánchez Díaz de Rivera, pero no, resulta que es el segundo. Los números del CISO muestran que el gran artífice de la derrota panista será el presidente Felipe Calderón, a quien la mayoría de los poblanos –junto con la mayoría de mexicanos- lo hace responsable de la ola de aumentos a la canasta básica que se ha desatado en los últimos días. El control de daños del presidente –su spot de que no está de acuerdo con la subida de precios- no ha tenido efectos para detener el Calderonazo, principal causa del derrumbe albiazul.

En segundo lugar, claro está, se encuentra Toño Sánchez Díaz de Rivera, que ha contaminado la periferia desde el centro de la entidad. Su campaña gris, llena de deslizes verbales y sin potencia mediática alteró la buena imagen que traía el panismo al interior del estado.

Por último, es necesario subrayar que el CISO, hasta el momento, es la única casa encuestadora que levanta ejercicios demoscópicos en todo el estado, aunque por instrucciones de Enrique Agüera no se dan a conocer al público, pero sí a algunos actores políticos selectos.  Ni Opina ni el Beap lo hacen. Así que a un mes de los comicios, por fin tenemos un mapa de lo que está ocurriendo en la lucha por la mayoría en el Congreso del Estado.

Así que si el Marín va a tener un triunfo inesperado, la responsabilidad es de Felipe Calderón y Antonio Sánchez Díaz de Rivera.

*** Fuga de cerebros. Mientras el gobierno estatal se hunde en la mediocridad con funcionarios de medio pelo, sin preparación ni títulos académicos, una generación entera de poblanos talentosos ha debido refugiarse en el Distrito Federal. Los ejemplos de Adalberto Melo –aspirante a consejero del IFE-, David Villanueva –director administrativo de Conaliteg-, entre muchos otros, hablan por sí solos.

Al grupo de cerebros fugados se ha unido recientemente Santiago Crehueras, quien fuera Coordinador General de Desarrollo Social en el sexenio melquiadista, perono encontró espacios en el marinismo. Santiago concursó en el Servicio Civil de carrera federal y obtuvo el puesto de Director General de Capacitación en la Secretaría del Trabajo, sólo un rango debajo de la subsecretaría.

Santiago, quien es el único poblano con dos maestrías en Harvard, es colaborador de CAMBIO desde hace tres años con la columna “En boga”.

Vaya un abrazo para el amigo.