Por la lista de invitados especiales al III informe del gobernador mexiquense, queda claro que ninguno de los aspirantes se ha granjeado el apoyo de Enrique Peña Nieto.


Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


Peña Nieto y la sucesión

 

Mal y de malas el futurismo de los aspirantes tricolores a la silla de Mario Marín. Y es que ninguno de ellos pudo colarse al III informe de gobierno de la estrella rutilante del PRI rumbo al 2012, el hombre con el que sueñan recuperar la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto. El sábado pasado, con más de 5 mil priístas llegados de todo el país en dos sedes, tan solo 3 poblanos fueron requeridos al evento del gobernador mexiquense. Uno de ellos, no es difícil averiguarlo, fue Mario Marín. El segundo tampoco es una ciencia: se trata de Melquiades Morales, el ex gobernador que desde el Senado se ha convertido en el brazo derecho de Manlio Fabio Beltrones. El tercer personaje a lo largo de la semana fue un gran enigma, y su nombre es trascendente en la medida en que estaríamos hablando del político local que fungirá como los ojos y oídos en Puebla del cuasi próximo candidato del PRI a la presidencia. El columnista puede decirle ya quién es, pero primero analicemos el escenario.

 

Dados a las analogías históricas, el priísmo poblano considera que el próximo candidato presidencial del PRI jugará un papel definitivo en la sucesión de Mario Marín, tal y como Roberto Madrazo lo jugó en la de Melquiades Morales. Visto así, y de acuerdo con casi todas las encuestas que la dan a Peña Nieto una preferencia de 2 a 1 sobre Beatriz Paredes y de 3 a 1 sobre Manlio Fabio Beltrones, el gobernador mexiquense se perfila para obtener la candidatura priísta. Inmediatamente la imaginación sucesoria se desata para preguntar: ¿a quién apoyará el “Golden Boy” de entre los aspirantes poblanos? ¿A Estefan, Zavala, Alcalá, Doger, Chucho Morales? ¿Quién de ellos ha construido exitosamente nexos con el renaciente Grupo Atlacomulco?

 

Por la lista de invitados especiales al III informe del gobernador mexiquense, queda claro que ninguno de los aspirantes se ha granjeado el apoyo de Enrique Peña Nieto. Ni Enrique Doger, ni Javier López Zavala, Blanca Alcalá y mucho menos Chucho Morales, fueron invitados. Esto deja un hecho claro: Peña Nieto todavía no tiene candidato en Puebla.

 

Y es que todo es cuestión de tiempos: quienes consideran a Peña Nieto un eje fundamental para influir en la decisión de Mario Marín sobre su sucesor, olvidan que la analogía con el papel de Roberto Madrazo es inexacto en tiempos y funciones. Veamos.

 

Madrazo, para influir sobre Melquiades Morales, tenía un interlocutor directo con los actores poblanos en la persona de Fernando Morales. Peña Nieto no parece tenerlo todavía. Dos: el tabasqueño, para influir sobre Melquiades, en realidad entró en un proceso de negociación: a cambio de levantarle el veto a Marín, le ofreció la posibilidad de convertirlo en dirigente nacional del tricolor para cuando él renunciara. Frustrada esa posibilidad, le dio boleto para otros seis años de presencia con una candidatura al Senado de la República.

 

Peña Nieto la tiene más difícil: ante la enorme carga de desprestigio que tiene Marín y la persecución que sufre por parte de los medios nacionales de comunicación, qué diablos podría ofrecerle el gobernador mexiquense a cambio de dar su brazo a torcer para favorecer a un candidato no marinista. ¿Una diputación o una senaduría? Impensable para un partido que en el 2012 tratará de presentarse como un PRI distinto, y que necesariamente tendrá que esconder su basura debajo de la alfombra. ¿Exposición pública para el góber precioso? Impensable, lo cual elimina la posibilidad de otorgarla la coordinación de la campaña en algunas regiones.

 

Lo máximo que Peña Nieto podrá ofrecerle, será, en caso de ganar, un puesto de segundo nivel en el gobierno federal. Y todavía es complicado.

 

Aun suponiendo que el “Golden Boy” tenga un favorito en la sucesión: ¿cómo podría influir en Mario Marín para favorecerlo?

 

Regresemos al III informe: nada tiene de extraño la ausencia de Doger, Alcalá, Zavala y Chucho Morales del evento del gobernador mexiquense. Finalmente no tienen nexos directos. Del que sí sorprende es la ausencia de Jorge Estefan, quien recibió invitación como un diputado federal más, algo que pareció irritarlo. Y es que hace meses corrieron los rumores de una gran cercanía del presidente de la Gran Comisión con el gobernador mexiquense. ¿Dónde quedó la amistad?

 

¿Y quién fue el tercer poblano invitado al III informe del “Golden Boy”? ¿La persona que será sus ojos y oídos en la entidad? El nombre es y no sorpresivo a la vez: se trata de Adela Cerezo. Y el lector preguntará: ¿Qué tiene que ver Adela Cerezo con Peña Nieto?

 

Basta hacer un ejercicio de memoria: Adela Cerezo fue la representante del Tucom, y en específico de Arturo Montiel, en la interna presidencial del 2006, antes de que Roberto Madrazo descabezara al ex gobernador mexiquense. Así que sus nexos con el Grupo Atlacomulco son fuertes.

 

Así que ojo: si usted es priísta y quiere irse acercando a Peña Nieto, quizá le convendría buscar a Adela Cerezo.

 



 
 

 

 
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