Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda

13/07/2009

El orden cósmico del faraón Marín


Armenta desapareció del escenario y cedió el protagonismo a Zavala


Cinco pequeños pasteles para formar el apellido faraónico M-A-R-I-N fueron depositados en la mesa de honor delante del gobernador. Justo antes de posar para las cámaras partiendo la torta de su 55 cumpleaños, el dios mortal hizo una pausa teatral. Como un juez que dicta sentencia afirmó que en su multitudinario festejo, además de él mismo, había otros festejados. A continuación, tomó dos pequeñas velas y las entregó en las manos del jovencísimo Alejandro Armenta y otra fue a dar a manos de Beatriz Paredes. Una más a su esposa Margarita. Los cuatro, al unísono, apagaron las llamas para, al mismo tiempo, encender la presentación en sociedad de Armenta en el primer plano de la sucesión 2010.


A unos metros, lejano al núcleo del poder, Javier López Zavala atestiguaba con gesto incómodo la deferencia del gobernador al general triunfante del 2009. Y sin embargo, la desaparición houdinesca de Armenta luego de escoltar la salida de Beatriz Paredes del Salón Tres Marías, le devolvió el protagonismo habitual al Proyecto Z que, a la par de la salutación al faraón declinante, vivió su propio encuentro con la masa tricolor que no dudó en vitorear su apellido en su largo, muy largo trayecto a la salida de la exhacienda regenteada por Julián Ventosa Aguilera, el empresario más cercano al gobernador.


¿Y a dónde diablos se fue Armenta?, preguntaban los priistas deseosos de aclamar a su líder.


¿Por qué a pesar de ensalzarlo con las palabras, en los hechos Zavala volvió a robar cámara?, dudaban existencialmente los tricolores.


¿Qué tipo de juego perverso tiene en mente el gobernador, qué una nueva cortina de humo prepara?


Tres preguntas que quedaron en la mente de los más de 7 mil vividores del sistema que a cada señal acomodan su juego para no quedarse fuera del presupuesto en el próximo sexenio.


Los mismos que un día atestaron de regalos a Marín en su día, pero que el viernes pasado escasearon.


Quizá porque ya se preparan para agasajar al próximo faraón.

 

***

 

Mario Marín flota en una eternidad en que se unen lo que nosotros llamamos la vida y la muerte. Su sexenio se acerca a un final inexorable. No puede detenerse. Pero ese camino a la perdición al mismo tiempo abre una vía de poder, el nuevo ungido, el sol que asciende al firmamento después de vencer a las tinieblas.


Se acerca sí, el nacimiento de un nuevo faraón. La bufalada lo huele y lo presiente. Los instintos se agitan.


Pero el faraón menguante no lo parece. Por el contrario, agasajado por la clase priista, empresarial y mediática de Puebla, afirmando por la dirigencia nacional de su partido con la presencia de Beatriz Paredes, lucía en la cima de su poder.


Un gobernante al mismo tiempo temible y generoso. La única nostalgia que se permitió fue el bache superado del escándalo Cacho: “El momento en que todo pareció derrumbarse”. Generoso con sus amigos empresarios que lo ayudaron a superarlo, como Julián Ventosa Aguilera, quien prefirió arruinar su hermoso pasto para recibir a los más de 7 mil vividores sexenales, ansiosos siempre de acercarse al poder.


Temible también.


Durante todo el festejo el lugar asignado a Blanca Alcalá permaneció vacío. Acostumbrada a la impuntualidad, la alcaldesa arribó a la mesa principal en punto de las 4:46 pm, cuando Beatriz Paredes ya había abandonado el estrado acompañada por Armenta. La escena fue penosa.


Alcalá, una y mil veces se justificó con el gobernador por su retraso. Que si Zavaleta estaba llena. Y Camino Real también. Una y mil veces recibió monosílabos por respuestas.


Ajá.


Sí.


Mascullos.


La alcaldesa de despeñó —si ya no lo estaba— del ánimo del gobernador en la fiesta de la victoria por el carro completo.
Descanse en paz.

 

***

 

La cosecha jugosa de 16 diputaciones federales trajo a Puebla a Beatriz Paredes. 16 votos necesarios para equilibrar el juego interno del tricolor en San Lázaro. Puro cálculo estratégico. Acercamiento simulado a Marín luego de ignorarlo por varios meses. De un gobernador del montón, gracias al 16-0, Marín transitó a un gobernador con influencia nacional. Su nuevo protagonismo no tardará en aflorar.


La presencia de Beatriz Paredes minimizó ausencias sospechosas. Como la del rector Enrique Agüera, uña pequeña del gobernador en un evento sí y en otro también. Menos en su cumpleaños.


Tampoco se vio por ahí a Jorge Estefan Chidiac, que un día antes se había despedido de su jugosa presidencia de la Comisión de Hacienda en San Lázaro. Tampoco apareció Carlos Meza, uno de los supuestos triunfadores del 16-0.


Con su veta bohemia a cuestas, Paredes tarareó “Las Mañanitas” con entusiasmo y aplaudió al mariachi del Oso Polar.


Entre tequila y tequila, cotilla y cotilla interminable con el góber fiestero, Paredes se animó a pedirle una de sus canciones favoritas, “El Cantador”, popularizada por Antonio Aguilar.


Paredes fraseaba Era lindo mi caballo.../ Nació bajo una higuera/ Y en el potrero quedó/ Qué lástima que muriera/ Mi compañero mejor/ Por éso cuando el sol muere/ Y la luna va a salir Me voy hasta aquél potrero/ Mis recuerdos a vivir.


Nadie supo el porqué de la nostalgia.

 

***

 

Mario Marín no tuvo una mesa redonda al estilo del rey Arturo, sino un inmenso cuadrado en el que lo mismo cabían empresarios favoritos —Henaine, López Sainz, Nava, Óscar García—, aspirante incómodos —Doger, Chucho Morales, Amador Leal— diputados federales que se van —el profe Wences— y que llegan —los muy nombrables 16 ganadores, especialmente Julieta Marín—, viejos patriarcas —Pacheco Pulido—, exburbujos —Montero, Vale Meneses, Javier García— y nuevos burbujos —Javier Sánchez Galicia—.


Pero alejado del núcleo del poder, a la izquierda y separado a cinco lugares de su Mesías, Zavala era un convidado de piedra a la fiesta de los 55 aniversarios, a pesar de fungir como organizador oficial.


Tampoco ayudaba mucho a su estado de ánimo que lo sentaran junto a Valentín Meneses. Hubo pocos momentos en 120 minutos para dirigirse la palabra.


Mientras Armenta era elogiado una y otra vez, Zavala resistía sin alegría.


Cuando Beatriz Paredes abandonó Tres Marías, el delfín fue unos de los primeros en felicitar al gobernador, retrasado tan sólo por Enrique Doger y Santiago Bárcena padre. Luego inició su periplo particular: un recorrido asfixiante por los casi 10 mil metros cuadrados en los que festejaron poco más de 7 mil priistas divididos, como en la geografía electoral, por distritos.


Mientras el faraón recibía su larga salutación en la mesa principal, el secretario de Desarrollo Social provocó un maremágnum. Una oleada incontenible de priistas, buscachambas y vividores deseosos de saludarlo.


¡Za-va-la! ¡Za-va-la! Atronaban a su paso por las mesas.


Blanca Alcalá, ingenuamente, trató de competir: a su paso no convocaba más allá de cuatro personas.


Pérez Salazar, a la búsqueda de la alcaldía, sólo convocaba a una.


Zavala no fue el protagonista de los discursos.


Pero sí en los hechos.


Luego de que Armenta desapareciera del festejo.

 

 

***

 

En el antiguo Egipto cada reinado forma una especie de era independiente que empieza con el año 1 del faraón. No existía, pues, una cronología continua, sino un tiempo primigenio.


Lo que importa no es la fecha, sino la inserción del faraón en un orden cósmico.


Así, en el año 5 del reinado del faraón, el dios-sol se encuentra en su cenit.


El crepúsculo amenaza.


Un nuevo gobernante huele en el imaginario el futuro de su coronación.


En el cumpleaños 56, en 2010, la fiesta será otra, y otro el festejado.


Se abrirá un nuevo orden cósmico.

 

El año 1 de ¿?

 



 
 

 

 
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