Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


Confesiones íntimas de la sucesión

Extraordinaria la entrevista que el periodista Arturo Luna Silva le hizo al gobernador Marín. Por primera vez, habló largo y tendido sobre su sucesión. Enfrascado en su carrusel mediático con motivo de su Cuarto Informe de Gobierno, el titular del noticiario “En Línea” obtuvo lo que no lograron otros titulares de informativos matutinos: confesiones íntimas sobre un proceso sobrecalentado a partir de la pachanga zavalista del próximo viernes. Que ya se vive, pero que el gobernador no quiere vivir para extender al máximo su poder. El manotazo de Mario Marín es claro y contundente para quien le quitó reflectores al gobernador en su día y violó la primera Ley del Poder, es decir, se atrevió a hacerle sombra a su amo.

 

No tiene pierde repasar algunas de las confesiones íntimas que el gobernador le dio a Luna Silva.

 

“El tiempo no me ha llegado para pensar en la sucesión, porque efectivamente faltan muchas cosas por hacer. Y yo tengo que ser el primero y no propiciar esas cosas, porque al final, se revierte. ¿Cuándo llegará el tiempo? Pues yo creo que es el último año, el último año sí, pensaría en la elección que viene”.

 

“En todos los tonos les he dicho, desde el tono más amable hasta el tono, pues un poco áspero, decirles: Bueno, espérense, primero está el 2009, el proceso electoral y ya después vendrán otros tiempos”.

 

“A nuestros compañeros que andan por ahí suspirando y aspirando de sucederme, les digo que estén tranquilos, que se esperen, falta tiempo, que no nos causen confusión entre la gente, porque eso va haciendo grupitos, grupotes y eso va dividiendo

 

“Es parte del folclor de la política de estas tradiciones y costumbres, de las famosas señales, que si saludas a alguien y lo abrazas, porqué no lo abrazas, porqué nada más los abrazos de lejitos, porque no te acercaste, todo eso, en el medio político, pues se da una interpretación diferente”.

 

“Yo creo que vamos a seguir haciendo política. Yo me siento todavía joven para retirarme; todavía no tengo nietos. Ni para decir: “váyase a cuidar a sus nietos”.

 

De veras, no tiene pierde la entrevista. Luna se ha llevado la nota en el incipiente año.

 

¿Y el destinatario del manotazo habrá entendido que es destinatario de un manotazo”.

 

*** Bartlett vs Salinas, el agarrón del año. La publicación del libro 1988: El año que calló el sistema, escrito por la periodista Marta Anaya, está provocando el enfrentamiento del año entre dos pesos pesados de la política nacional, pero que hace 20 años fueron compañeros de viaje. Carlos Salinas de Gortari vs Manuel Bartlett Díaz. Rivales en la sucesión de Miguel de la Madrid, más tarde se volvieron jefe y subordinado cuando el primero se hizo de la Presidencia y el segundo fue designado como Secretario de Educación Pública. El agradecimiento presidencial, más tarde, se extendió al convertirlo en gobernador de Puebla.

 

Acusado históricamente de operar el fraude electoral en los comicios presidenciales del 88 en repetidas ocasiones el ex gobernador poblano ha defendido su inocencia –incluso publicó un folletín exculpatorio- cada vez que el tema regresa a la palestra pública. Y ahora, en su viraje democrático, Bartlett acuña una nueva tesis sobre la caída del sistema gracias al libro de Anaya: la traición al sistema ocurrió cuando Salinas pactó su legitimidad con la derecha panista.

 

Así lo escribió en su artículo de El Universal: “Narra Anaya una reunión, el 27 de agosto, en casa de Juan Sánchez Navarro, de Salinas con Clouthier y Luis H. Álvarez, presidente del PAN, en la que se acuerda un pacto por el que Salinas se compromete a reformar las leyes electorales, abrir la economía, privatizar la banca, reformar la relación con la Iglesia, abrir el ejido a la privatización, además de abrirles espacios municipales y gubernaturas. A cambio, el PAN se comprometió a abstenerse en la votación en la calificación de la elección. Absteniéndose —dijeron—, con los votos del PRI era suficiente. Salinas asume el programa de la derecha panista, las reformas constitucionales se hacen y en sólo unos días empiezan las concertacesiones, se entrega Baja California. El pacto significó rectificar las Leyes de Reforma, acabar con principios esenciales de la Revolución Mexicana, se inicia la entrega de poder.

 

“El PAN se voltea, rompe su compromiso con Cárdenas de sumarse al rechazo a la elección, alegando que jugaron sucio, consideraron ilegítimo a Salinas pero se legitimará cumpliendo el pacto. “No le hagan el caldo gordo a Cárdenas”, reclamaban empresarios. Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Diego Fernández de Cevallos operan la machincuepa inmoral, defraudan a sus electores.

 

“El PRI tenía los votos, pero quería asegurarse y obtener el reconocimiento del PAN. Para lograrlo aceptó la plataforma de la derecha. Ese fue el verdadero fraude del 88. Salinas traicionó a su partido y al electorado. Salinas y Zedillo gobernaron con el PAN y sus principios; Salinas se asoció con Fox; Beltrones y Gamboa apoyan a Calderón. En el mismo recinto en el que el PAN se abstuvo para garantizar la calificación, el PRI de los herederos de Salinas se presentó para dar el quórum y garantizar la protesta constitucional de Calderón. El pacto sigue vigente”.

 

Y así le responde, contundente, el ex presidente Salinas: “A partir de la supuesta versión de una reunión entre quien esto escribe y miembros del PAN en agosto de 1988, Bartlett asegura que se selló un pacto por el cual, una vez en la Presidencia, yo implementaría “el programa de la derecha panista con miras a rectificar —afirma— las leyes de Reforma” y acabar “con principios esenciales de la Revolución”.

 

Tal vez se refiere a la reforma que aprobaron todos los partidos políticos, la del articulo 130 constitucional, que supuso el reconocimiento legal de todas las iglesias ante el Estado mexicano y la reanudación de relaciones diplomáticas con el Vaticano. Además, mantuvo la educación pública laica, gratuita y obligatoria.

 

En cuanto a “acabar con principios de la Revolución”, ¿quién puede sostener que los principios de la Revolución se oponen a hacer reformas electorales, a modernizar el campo o a tener una banca mixta en lugar de estatizada?

 

Más aún, ¿desde cuándo es “de derecha” reconocer los triunfos de la oposición, como sugiere el señor Bartlett? En cambio, en materia de lealtad partidista, cabría aquí recordar el llamamiento que hizo el señor Bartlett el 27 de mayo de 2006 para votar por un candidato presidencial contrario a su partido, el PRI, en el cual todavía milita y que lo hizo su secretario general, gobernador de Puebla y legislador federal.

 

ZAS!!!!!!

 

¿Tendrá Bartlett con qué revirar?

 



 
 

 

 
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