Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda
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17/03/2010


La lista final del tricolor


Poco sabe de política quien critique la lista final de candidatos tricolores a las 26 diputaciones de mayoría, específicamente los seis puestos de la capital. Antes que nombres propios y perfiles de cara al electorado, un análisis minucioso muestra una distribución balanceada entre los actores con responsabilidad de movilización. Entre ellos destaca la alcaldesa Blanca Alcalá, a quien las estructuras tricolores comprometen a participar en la campaña con todos los recursos del Ayuntamiento luego de que le fueron concedidos los distritos V y VI para dos personajes relacionado con su grupo político: Edgar Chumacero y Mónica Barrientos. Por una parte se trata del cumplimiento de los acuerdos que tuvo con Javier López Zavala para declinar en su favor, pero por la otra es el reconocimiento a su figura que mantiene arrastre entre el electorado capitalino. Y sobre todo, es un acto de profundo pragmatismo de la dirigencia tricolor, pues la alcaldesa debe y puede apoyar con la nada despreciable estructura gubernamental a su cargo.

 

Si la alcaldesa se lleva dos diputaciones de la capital, el candidato a la gubernatura se apropia de los distritos II y IV con Citlalic Ceja y María Luisa Conde. No hay que hacerse bolas defendiendo ambos perfiles: que si una es la comadre del candidato y nana de sus niños y si la otra es una ilustre patriótica desconocida. Basta saber que llevan el poder de la firma zavalista. ¿Y a poco Zavala necesitaba llevar su cuota en la capital? Claro que sí, sobre todo si tomamos en cuenta la fría relación que mantiene con el abanderado a la alcaldía y que evidenció en el registro de Mario Montero. Los rumores palaciegos confirmados en los hechos señalan que la estructura zavalista en la capital abandonó por completo al ex titular de Gobernación, por lo que la movilización en el barrio de Analco apenas llegó a los 3 mil simpatizantes, una cifra bajísima comparada con los 50 mil que Zavala conjuntó en su registro. Si hechos son amores y no buenas razones, la distancia entre ambos equipos persiste a pesar de los esfuerzos por conjuntarlos. Y dicen, será la tónica general en los próximos meses.

 

Las cuentas indican dos zavalistas y dos blanquistas. En el distrito I se cumple con la cuota tradicional al sector obrero con la designación del junior ilustre Víctor Manuel Carreto Pacheco. Es cierto que el hombre no ganará el concurso al más simpático, pero su perfil profesional, sus estudios en el extranjero y sobre todo el capital que el líder sempiterno de los electricistas aportará para la campaña le dan el perfil correcto para un distrito que desde hace seis años entrega buenas cuentas al PRI. De los seis candidatos, sin duda Carreto es quien mejor cumpliría su papel como diputado.

 

Y llega el misterio final: la arriesgada postulación de Silvia Argüello. ¿De qué tamaño será la factura a pagar para que el convenio de coalición con el Verde fuera modificado para permitir la postulación, una vez que como CAMBIO probó los estatutos priístas lo impedían? A la ex panalista se le ha ligado insistentemente con Marín junior, pero un dato se ha pasado por alto: la vinculación de Argüello con el rector Enrique Agüera, pues la hoy candidata es egresada de la Facultad de Derecho de la Buap y tuvo una intensa participación en el Consejo Universitario, además de ejercer como contrapeso a Guillermo Nares. ¿Se trata en realidad de una cuota para asegurar la participación de la Buap en la campaña? Ahí queda la duda. Pero de que la factura grande, pues es grande.

 

De los nombres adelantada hace unas semanas por Enrique Núñez quedan pocas sorpresas. Aunque Francisco Covarrubias desistió de buscar la diputación, el distrito sigue siendo responsabilidad suya con la nominación de su regidora de Gobernación de la que en ni siquiera en su comarca recuerdan el nombre. El inesperado regreso de Zenorina González por Xicotepec se debe a que René Lechuga dejó muchas cuentas por pagar en su región. Y un apunte más: las cuestiones de género permitieron ambas postulaciones, pues aunque Armenta pensaba que con la coalición los estatutos tricolores quedaban invalidados, una interpretación jurídica mostró que no, por lo que al final debieron ceder a las cuotas femeniles.

 

Por cierto, el empresario aeronáutico Ricardo Urzúa, por fin se le hizo luego de que perdió todas en el sexenio marinista aunque a punto estuvieron de cortarle la cabeza para darle la diputación por Huachinango a uno de los dos rijosos aspirantes a la alcaldía. Al final se dio marcha atrás, pero ya se sabe que Urzúa las derrotas políticas le amplían el banco de horas vuelo que le vende al gobierno estatal. Así que mal no le iba a ir.

 

Las 26 diputaciones están listas, y el PRI ya sólo espera al tenso domingo para resolver las problemáticas 32 alcaldías en las que hubo rebelión de los actuales presidentes municipales para imponer a su delfín. Ya se sabe, las malas costumbres generan tradición. ¿Si hasta arriba lo hicieron, por qué no en los reinos chiquitos? 32 municipios arden, y preocupan sobre todo Atlixco, Chignahuapan, Huachinango, Tepexi y Ajalpan, cabeceras distritales donde la unidad ya es casi misión imposible.

 



 
 

 

 
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