Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda

19/02/2009

Ana Tere regresa a la sucesión (vía diputación)


Se trata de una instrucción presidencial directa: quiéralo o no, Ana Teresa Aranda será candidata del PAN a una diputación federal. Lo único que queda por definir es si irá por el distrito XI ó XII de la capital. La jerarquía nacional del albiazul prefiere el onceavo para que Miriam Arabián vaya por el doce. El movimiento, según ha calculado Felipe Calderón, es que la hoy subsecretaria de Gobernación se coloque como la figura panista que remolque al resto de los candidatos, por lo menos en la ciudad. Y es que por mucho, Ana Tere es la mejor posicionada de todos los aspirantes, al grado de que su nombre sigue apareciendo en las encuestas rumbo al 2010. Entre el panismo de la capital se fijó la idea que quizá con ella no hubieran sufrido la derrota histórica del nefasto Antonio Sánchez Díaz de Rivera.

 

Ana Teresa Aranda regresó del inframundo. Pero no sólo en la posibilidad de convertirse en diputada federal y hasta coordinar su fracción parlamentaria. La instrucción presidencial también resucita la pugna por la candidatura albiazul para suceder a Mario Marín, hasta ahora dominada ampliamente por Rafael Moreno Valle. Una vez que casi todos los grupos panistas ya habían rendido los brazos y aceptado la candidatura del senador, con el regreso inesperado de Ana Teresa Aranda tendrán una figura política en la que cobijarse para reiniciar nuevamente los jaloneos.

 

En los últimos meses, específicamente desde el famoso Informe Legislativo en el Complejo Cultural Siglo XXI, Moreno Valle avanzaba sólo en su carrera a la gubernatura por la pista panista. Su candidatura, para bien o para mal, se volvió inevitable, incluso sus críticos más férreos, Ángel Alonso Díaz Caneja y Humberto Aguilar Coronado, dejaron de hacer declaraciones en su contra. Podría decirse, inclusive, que los panistas tradicionales se resignaron a ver al senador como su candidato en el 2010.

 

Sorpresivamente, Felipe Calderón decidió reavivar la contienda interna poblana trayendo de regreso a Ana Teresa Aranda. Quizá no era su intención primaria, sino asegurar victorias dada la situación casi desesperada que vive Acción Nacional en los comicios de julio, a casi 15 puntos de distancia del tricolor. La Doña, en casi todas las encuestas, ocupa el segundo lugar de popularidad entre los panistas, sólo por debajo de Moreno Valle. Para gobernadores o alcaldesa La Doña tiene bastante cartel. Y bajo el apotegma de que quien puede lo más, puede lo menos, claro que tiene capital político para ganar en un distrito súper panista.

 

Pero revivir a Aranda tiene un sentido estratégico: Felipe Calderón no quiere apostarle a un solo caballo para la gubernatura poblana. Y más si éste tiene dueño. O dueña; Elba Esther Gordillo. Para efectos y dada su posición en las encuestas, Moreno Valle tomó al PAN como rehén: o yo, o la derrota. Sin otros precandidatos sólidos a la vista, su posición se fortificó al grado de derrotar las disidencias internas. O acallarlas.

 

El regreso de Ana Tere Aranda a Puebla provocará que el camino pavimentado de Moreno Valle se termine por convertir en uno empedrado. Y aquí se presenta una disyuntiva para el senador. ¿Qué le conviene? ¿Que Ana Tere gane o pierda la diputación federal? Por supuesto que pierda. ¿Pero se atreverá a operar en su contra, so pena de que una parte del panismo lo acuse de traidor? ¿Y que el presidente Calderón se entere que actuó contra una enviada suya? ¿O al final el senador trabajará con la misma intensidad que lo hará por otros sólo para complicarse la vida?

 

De esta duda existencial parten las reticencias de Aranda para aceptar la candidatura a la diputación federal expresadas ayer en entrevista con Oro Noticias. ¿Exponerse a otra derrota para sumarla a su larga lista? Porque debemos recordar: Moreno Valle es el enemigo público de La Doña, pero tras bambalinas se organiza la ultraderecha local que nuevamente quiere descarrilarla, como lo hicieron en 2007 para favorecer al flácido Sánchez Díaz de Rivera.

 

La sucesión en el PRI ya está ardiendo, pero pronto en Acción Nacional también estallará. Y que nadie se olvide. Si Ana Teresa Aranda es candidata a diputada federal es por una instrucción presidencial. Directa.

 



 
 

 

 
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