Karina Reyes, originaria de Orizaba y estudiante de la licenciatura en Diseño y Producción Publicitaria (DPP), fue vista por última vez el miércoles 11 en la UPAEP preguntando por dos materias que debía recursar.

 

Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


UPAEP: universidad del crimen

 

El Patronato de la UPAEP, tan cercano a los grupos conservadores del país y devoto de los valores católicos, debería empezar a preocuparse por la mala semilla que portan algunos de sus estudiantes, al grado de conocérsele ya como la “Universidad del Crímen”, al estilo de Pedro Infante. El último y escandaloso crimen relacionado con la  institución es el secuestro y asesinato de Karina Reyes, sobrina del obispo de Jalapa, Hipólito Reyes Larios. Aunque por el modus operandi al principio se pensó en un levantón al estilo de los capos del narcotráfico que operan en Veracruz, todas las evidencias parecen indicar que el autor intelectual del secuestro fue el novio de la hoy occisa, compañero suyo de la universidad. Una joyita más, formado en la institución más católica de Puebla. El caso es tan escandaloso que el Procurador y el Secretario de Seguridad Pública de Veracruz fueron renunciados por Fidel Herrera Beltrán.

 

Karina Reyes, originaria de Orizaba y estudiante de la licenciatura en Diseño y Producción Publicitaria (DPP), fue vista por última vez el miércoles 11 en la UPAEP preguntando por dos materias que debía recursar para terminar con su carga académica. Un día después, el jueves, fue levantada a la salida de una estética en su pueblo natal en donde se fue arreglar las uñas acompañada de un muchacho, el sospechoso principal, compañero suyo en la universidad y miembro del Catecumenado, una organización laica. El mismo jueves los secuestradores se comunicaron con Luís Reyes Larios, padre de la occisa y rector de la Universidad del Golfo, para pedir un millón de dólares por el rescate. El domingo 15 apareció muerta en la carretera Azumbilla-Orizaba, ya en el estado de Puebla.

 

El sospechoso principal del secuestro y asesinato de Karina Reyes es un estudiante de la UPAEP. No es la primera vez los escolapios de esa institución recurren al crimen para cubrir sus deudas. El 26 de abril de 1998, Patricia Gómez Osorno, estudiante de administración de empresas, fue plagiada y asesinada a manos de su compañero Carlos Solana y los sujetos Manuel Machorro Régules y Miguel Rogelio Barroso. Actualmente, los tres purgan condenas de 50 años de prisión.

 

En el 2001, un secuestro y asesinato semejante perpetrado por estudiantes de la UPAEP  conmocionó a la sociedad poblana. ¿La víctima? Marisol Catalán, hija del empresario y miembro del Club Rotario Rodrigo Catalán. José Osiris Olivares, novio de Kariana Velázquez, tenía varias deudas económicas, entre ellas el pago de una camioneta y de su colegiatura. Ante esta situación, la pareja comenzó a buscar la forma de obtener dinero y surgió la idea de plagiar a la hoy occisa. El plan, agregó, fue concretado con Pedro Amador Morales, amigo de José Osiris.

 

Así, el 12 de enero de 2001, Kariana Velázquez pidió a Marisol Catalán que le proporcionara un disco de computadora para concluir un trabajo de la escuela y la citó en una panadería ubicada en la colonia San Manuel, sitio donde fue amagada con una pistola de juguete y rociada con gas lacrimógeno en la cara. Posteriormente, fue trasladada a la casa de Amador Morales, ubicada en la colonia San Juan Xilotzingo. y en ese lugar fue la víctima recluida en la cajuela de su propio auto, un Jetta color verde.

 

A las pocas horas, José Osiris, vía telefónica, exigió a la familia Catalán Zamora el pago de 400 mil pesos para liberar a su hija, pero en una de las llamadas la madre de la víctima reconoció la voz del plagiario y las negociaciones se suspendieron. Por su parte, los tres secuestradores retiraron 12 mil pesos de las tarjetas de crédito de Marisol Catalán, con el que compraron una pistola calibre 45 y comida.

 

Según la información proporcionada por Carlos Arredondo, entonces Procurador, el asesinato de Marisol Catalán ocurrió cuando los secuestradores fueron reconocidos por la estudiante y ante el temor de que hubieran sido descubiertos por la familia de la agraviada.

 

El encargado de disparar contra joven fue Pedro Amador Morales y el cuerpo fue encontrado tres días después en el estacionamiento de la tienda Soriana Torrecillas, en avanzado estado de putrefacción.

 

La Policía Judicial logró descubrir la identidad de Pedro Amador a través de una cámara de video instalada en uno de los cajeros donde se presentó a sacar dinero de las tarjetas de Marisol Catalán. Los tres sujetos fueron aprehendidos.

 

La UPAEP es una buena escuela del crimen. Pero no tan buena como organizar el crimen perfecto.

 

*** Debut en CAMBIO. A partir de este día se incorpora a nuestro equipo editorial la prestigiada consultora en seguridad pública, Maritha Amezcua con la columna “Donde termina la ley, comienzo yo”. Egresada de la Escuela Libre de Derecho, cuenta con posgrados en seguridad nacional y pública en la Universidad de Washington y en Chile.

 

Dada la crisis en materia de seguridad pública que vive la entidad, su colaboración se volverá referencia. Podrá leerla todos los miércoles.

 

*** Mensajitos del zavalismo. Una de las plumas dilectas del oriundo de Pijijiapan, Jesús Ramos, dedicó ayer su columna en Intolerancia Diario a golpear inmisericordemente a Blanca Alcalá por el enorme pecado de viajar a España sin traer ningún resultado.

 

¿Mensajes desde la secretaría de Desarrollo Social? Tiempos difíciles se avecinan para la alcaldesa si Zavala la ya como una competidora real por la sucesión del gobernador.

 

Qué Dios nos agarre confesados con los mensajes de los sicarios. Leo mañana la respuesta de mi amigo Chucho.

 

*** Mario Marín, góber opaco y autoritario. Así lo dijo el editorial de El Universal en su edición de ayer, dedicado al gobernador poblano.

 

“La transparencia es la madre de la rendición de cuentas. Si no sabemos lo que los gobernantes hacen, y cómo, estamos impedidos de fiscalizar su tarea. En la penumbra, los gobernantes medran y protegen su impunidad. Sin supervisión, el sistema democrático está cojo: puede elegir a los funcionarios, pero desconoce si cumplen con su encargo al pie de la letra, con integridad y honradez.

 

“La lucha por abrir la función pública al ojo ciudadano avanza penosamente en el Poder Ejecutivo federal, pero se atora en el Judicial y en el Legislativo y retrocede visiblemente en los gobiernos de los estados.

 

“En Puebla, al góber precioso, Mario Plutarco Marín Torres, parece pesarle demasiado su segundo nombre y actúa como jefe máximo que abusa del autoelogio, aplica la censura y ejerce la cooptación para mantenerse intocable, a pesar de los excesos que han marcado su sexenio, notablemente el atropello de la periodista y escritora Lydia Cacho, que casi eclipsó la grave denuncia de pederastia contra particulares y políticos.

 

“Cientos de millones de pesos se usan con vaguedades para encubrir su destino por diputados de todos los partidos políticos a quienes no basta su excesivo salario.

 

“No es el único caso. En Veracruz, el gobernador Fidel Herrera Beltrán protege los gastos y salarios de su régimen por seis años, tres más de los que tendrá responsabilidades. Sólo lo pone nervioso que su viejo par y enemigo Miguel Angel Yunes Linares sea su sucesor.

 

“En Zacatecas y otros estados, el indebido gasto para apoyar candidaturas de sus partidos fue escandalosamente denunciado, y en Jalisco, el propio gobernador reveló sin recato cómo apoya libremente a quienes prefiere, empresas de comunicación o jerarcas religiosos.

 

“Porque la otra cara de la falta de transparencia es el cinismo, o la doble contabilidad de los ingresos públicos.

 

“El gasto es detectable, pero los ingresos son imposibles de identificar y de rastrear, cuando no hay honestidad en el poder público”.

 



 
 

 

 
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