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Aterrizando en la realidad Pues resulta que ni Toño Sánchez es tan mal candidato como se pensaba, ni Blanca Alcalá es la luz refulgente de la esperanza priísta. Y que en la lucha por la alcaldía capitalina las cosas siguen más o menos como las dicta la realidad y no el optimismo banal. A poco más de tres meses de la elección de noviembre, el PAN sigue aventajando al PRI como partido, y su candidato ahora también supera a la abanderada tricolor en rubros fundamentales como confianza e intención de voto, según se desprende del estudio más reciente de Opina, la consultora dirigida por el genial Rigoberto Benítez.
Las conclusiones son claras: si el PRI quiere ganar en noviembre, no le bastan ni el género, ni el optimismo y mucho menos un discurso plagado de lugares comunes como el que hasta hoy maneja Blanca. No parece que la ternura y la conciliación sean la llave de la permanencia del tricolor en Charlie´s Hall.
Las cosas se ponen más difíciles para el tricolor, ya que no parece factible que el PRI remonte algunos puntos en la última semana de julio y el mes de agosto. Las reformas al Código Electoral aprobadas en diciembre pasado han terminado por beneficiar al PAN y perjudicar al tricolor y sus candidatos en la capital, ya que de por sí se encuentran rezagados, pero no pueden empezar una campaña en forma por las prohibiciones legales que los amenazan con la descalificación. Hasta parece que la fracción priísta en el Congreso local pactó la reforma electoral para perjudicar a su partido.
Como no puede hacer campaña en forma, Blanca Alcalá requiere salir en los medios de comunicación con motivos de sus actividades o sus reuniones. Su problema es que dice tan poco, que destacar la nota de sus actividades es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Por ello, desde que fue nominada en el famoso “desayuno de la unidad”, poco a poco se ha ido diluyendo en el océano de los lugares comunes. Blanca está, pero no está.
Los números de la encuesta no mienten. El PAN sigue aventajando por 11 puntos al tricolor como partido político. Pero ya se sabe que parte de la estrategia priísta es llevar la contienda al perfil de los candidatos, en los que teóricamente Blanca tenía un perfil más atractivo para el electorado dada la cuestión de género, su juventud y preparación académica, frente a un Toño que en fotografía se ve más viejo, serio y acartonado, aunque en corte de trate de un tipo simpático y cuasi carismático.
Pues no. De entrada, Toño creció más de 20 puntos en dos meses y ahora tiene el mismo nivel de conocimiento que Blanca Alcalá. La priísta ahí no tiene ventaja, algo que si hubiera tenido López Zavala. En el mismo nivel de conocimiento, Toño es mejor candidato porque la gente le tiene más confianza y por ello tiene mejor intención de voto. Las diferencias no son abrumadoras, pero son ejemplificativas de que el optimismo por la postulación de Blanca siempre fue una ficción.
En el enfrentamiento directo, Toño gana por 7 puntos, que en confluencia con los 11 de ventaja derivados de la marca, lo colocan en una cómoda situación. Y si alguien piensa que el panista se ha echado a la hamaca con su holgada ventaja, se encuentra equivocado. Por una parte, Toño se fue a hacer un Fashion Emergency a algún lugar del mundo con el objetivo de parecer menos viejo y acartonado ante los electores, sin perder naturalidad. Y por la otra, su equipo cercano ya ensaya la propaganda negra que pondrán en circulación a partir de septiembre. Los famosos spots que ineludiblemente estarán marcados por la conversación Marín-Kamel. El único punto de discusión es a partir de cuándo los podremos ver y escuchar en los medios poblanos.
Un dato más que nos deja la encuesta más reciente de Opina. La contienda por las diputaciones locales de la capital sí se cierra, y en conjunto hay disputa en los distritos I al IV. Luis Alberto Arriaga, Angélica Hernández, Jorge Ruiz y Pablo Fernández del Campo tienen posibilidades de luchar. Las que deberían irse a su casa antes de empezar con Malinalli García y Bárbara Ganime, a quienes los panistas las superan por 15 y 20 puntos.
A ver si la encuesta de Rigoberto Benítez sirve para que los priístas aterricen en la realidad.
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