Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda

26/03/2009

El misterioso Javier Melgarejo


Valentín Meneses no miente: MCC Melgarejo y asociados no es una constructora “fantasma”. De hecho, es una empresa creada ex profeso para hacerse cargo de los 20 kilómetros que constituyen el Libramiento Poniente –no Sur-que va de Atlixco al Aeropuerto Hermanos Serdán y en algún momento, entroncará con la hipotética autopista que lleve al sur del DF. Por dicha novedad, no se encuentra ni en los registros de la Asociación de Empresas de la Construcción (AECO) y tampoco en la CMIC. Por ello, tampoco ha realizado obra dependiente de la Seduop o del Ayuntamiento. Si no es fantasma, se le parece mucho.

 

El secretario de Comunicaciones y Transportes, sin embargo, disimula cuando afirma que se trata de una empresa 100 por ciento poblana. En realidad, el rostro visible de la constructora “ex profeso” sí es poblano, pero se alejó muchos años de la entidad para participar al lado de sus hermanos en el Grupo Omega. Dicho corporativo sí tiene un peso específico en el mundo de la construcción nacional, aunque no de la importancia de OHL, IDEAL o ICA. Su potencia económica, sin embargo, 11 autopistas, dos libramientos, dos carreteras y el corredor norte de Panamá, entre las que destacan la carretera Transmetropolitana, la Autopista Mazatlán-Culiacán, Mexicali-Tecate, México-Toluca y Córdoba-Veracruz; además de los libramientos Matehuala y Mexicali.

 

¿Qué hace de regreso en Puebla un empresario que ha logrado amarrar obras tan importantes como libramiento Matehuala o la autopista Oaxaca-Puerto Escondido? ¿Porqué tomar una obra de cierto grado humilde –mil millones de pesos- como el Libramiento Poniente? ¿Quién diablos es el misterioso Javier Melgarejo?

 

La versión oficial dice el dueño de MCC se separó de sus hermanos del Grupo Omega y decidió independizarse. Y que con su constructora independiente, regresó al terruño convencido de invertir en la tierra que lo vio nacer, y arriesgarse con mil millones de pesos, a pesar de ser su primera obra alejada del respaldo familiar, para construir una vía cuyo futuro dependerá de que la SCT decida realizar –algún día- la autopista de los Volcanes.

 

La Araña, sin embargo, investigó para conocer la versión extraoficial. Y según ésta, Javier Melgarejo no es un superconstructor. Ni siquiera mediano. Baste decir que Edgar Nava u Óscar García tienen más recursos.

 

Que la verdad, el egresado del Instituto Oriente no tiene un peso partido por la mitad y anda a la búsqueda de socios locales –políticos o constructores- para aventarse a construir un Libramiento de mil millones de pesos. Que experiencia y expertis tiene, pero no financiamiento. En otras palabras, un aventurero que llegó del brazo de Leobardo Soto –dirigente obrero y candidato por el XII distrito- al despacho de Valentín Meneses en la SCT. Y que el compadre, ávido de recursos para su campaña a la alcaldía, decidió embarcarse con el ex miembro del Grupo Omega.

 

Pero nadie tiene certeza de que haya ganancias. Y que por eso, a pesar de la adjudicación, el contrato no se ha firmado hasta que Javier Melgarejo dé luz. Vaya que deberá entregar focos potentes.

 

Ya de por sí raya la ilegalidad entregar un proyecto de magnitud estatal en forma de concesión directa, sin licitación pública de por medio. Se hizo con OHL por tratarse de una empresa con prestigio, solidez y capacidad financiera para encargarse de un proyecto cuya administración durará 30 años.

 

¿Pero una empresa nueva, sin antecedentes y que ningún constructor conoce? ¿Qué ni el gobierno estatal o municipal sabe su verdadera capacidad, porque nunca jamás se la entregado obra chiquita, mediana o grande? ¿Con un aventurero que después de su divorcio perdió la mitad de su riqueza, y ahora que se separó de su hermano y el grupo Omega perdió la otra mitad? ¿Y que por ello anda a la búsqueda de incautos que le den obra como Valentín Meneses, y otros que se la financien, como constructores o políticos locales?

 

Muy arriesgado, sí, asociarse con el misterioso Javier Melgarejo. La avaricia es mala consejera.

 



 
 

 

 
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