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Crece la certeza de que antes de que Blanca pudiera ganar, es Toño quien perderá la alcaldía

 

Tiempos de Nigromante


Arturo Rueda


El López Obrador de los poblanos

 

Antonio Sánchez Díaz de Rivera va que vuela para convertirse en el Andrés Manuel López Obrador de los poblanos. Arrasando en las encuestas al inicio de la campaña, rodeado de un entorno político altamente favorable dada la debilidad del priísmo y su gobernador, apoyado por el panismo nacional incrustado en el gobierno federal, y todavía con un as bajo la manga que representa la explotación electoral del escándalo Cacho, el candidato panista a la alcaldía se ahoga en un mar de soberbia y se niega a aceptar la realidad: la ventaja que Acción Nacional acumuló de 10 puntos desde principios de año simplemente se ha esfumado. No queda nada. Como en su momento le ocurrió al tabasqueño, Toño Sánchez se ha encerrado en su propia realidad donde sigue punteando en las encuestas y todo avanza perfectamente. Como también le sucedió a Andrés Manuel, tilda de traidor a todo aquel que se atreve a cuestionar su estrategia. Sin embargo, el interior del PAN estatal la tensión se corta con un cuchillo y no sería oficiar de profetas el afirmar que muy pronto la bomba estallará.

 

Una lectura cuidadosa de la encuesta más reciente de Opina deja un solo sabor de boca: Blanca Alcalá no va a ganar la alcaldía, sino que Toño Sánchez la va a perder. Igual que le ocurrió a López Obrador en las elecciones presidenciales del 2006. Teniendo todo a su favor para hacerse de la presidencial, desperdició su oportunidad por falta de autocrítica para aceptar sus errores y los de su equipo. Todo lo contrario que hizo Felipe Calderón, quien a tiempo dio un golpe de timón y le cortó la cabeza a los estrategas que no funcionaban. La diferencia entre ambos no sólo fue de .56 por ciento de la votación; en realidad fue de quién supo escuchar a su entorno y quién se dejó llevar por el canto de las sirenas.

 

La ecuación es muy clara: en dos meses Blanca Alcalá apenas ha remontado casi 5 puntos. Su crecimiento se da a cuentagotas porque es cierto que a las Sostén no le sobran las ideas brillantes. En cambio, en esos mismos dos meses, de julio a septiembre, Toño Sánchez perdió sus nueve puntos de ventaja. ¿Resultado? La tendencia creciente de la priísta, en el mejor de los casos para el panismo, hizo que lo alcanzara; en el peor, que lo rebasara ya por uno o dos puntos.

 

Para todos los poblanos, excepto el propio candidato panista y su burbuja, aceptan el fracaso de la campaña y la dinámica perdedora en la que se han sumido. Para los candidatos a diputados por la capital Toño Sánchez de ha convertido en un lastre antes que un remolque. En voz a medio tono, ruegan que el Platanito vaya lo menos posible a sus distritos para no asustar a sus electores, quienes les cierran la puerta cuando antes los recibían con fanfarrias. Ayer, para muestra, después de su blandita comparecencia ante el Consejo Universitario de la Buap, tomó rumbo al zócalo así como para medir su popularidad. Primero fue al Royalty y luego al Italian de la esquina de Doña Mago. En ambos sitios el resultado fue el mismo: el Platanito no levantó la mínima expectativa y pocos, muy pocos, fueron los extraviados que se acercaron a saludarlo.

 

Los candidatos a diputados locales están muy cerca de un ataque de nervios porque Toño, así nomás, se ha cerrado completamente y no acepta sugerencias de nadie, excepto de su alter ego Blanca Morales, quien abre y cierra la agenda del candidato. La reunión de hace una semana reseñada por Erika Rivero en Los Conjurados terminó mal por una razón: la intolerancia de Toño a la autocrítica. O como dirían los lopezobradoristas en los días fatales de la elección presidencial: en tiempo de guerra la autocrítica equivale a traición.

 

La olla de presión está a punto de estallar. Será de un momento a otro. Nadie sabe bien a bien que fue lo que ocurrió. Cuándo fue que el rumbo se extravió. La explicación podría encontrarse no en la campaña, sino en la precampaña. Las fracturas nunca cerraron totalmente con el grupo anateresista que se quedó a poco a ganar la interna. Y por si fuera poco, en lugar de aprovechar el impulso que le dio su designación, Toño inexplicablemente desapareció de la escena pública.

 

La hipótesis esta sustentada en la encuesta de Opina. En el mes de julio ambos candidatos se encontraban en el mismo rango: la priísta tenía 44 puntos de conocimiento y el panista 42. Agosto fue fatal para Toño: su desaparición provocó que Blanca se despegara 20 puntos para alcanzar 54 por ciento, mientras el panista retrocedió a 35 puntos. Ya en plena campaña entre los dos existe la misma brecha de 20 puntos, y eso que el aspirante albiazul inició su campaña una semana antes.

 

Los “deslices” de Toño –los 2 años de gobierno y el misoginazo- cobraron su factura en el nivel de confianza. Sus negativos se elevaron casi 10 puntos, y hoy un 28 por ciento de los poblanos declara no tenerle nada de confianza al panista.

 

El punto de inflexión ya llegó, pero los candidatos a diputados locales tienen miedo de provocar el golpe de timón que la inexistente dirigencia estatal se niega a hacer. Y es que para mal, Toño se convirtió en el líder de facto del panismo y redujo a Rafael Micalco a una mera figura decorativa.

 

Y los liderazgos reales del PAN observan desde lejos como Toño se despeña. Francisco Fraile, Ana Teresa Aranda, Ángel Alonso Díaz Caneja, Humberto Aguilar y hasta Rafael Moreno Valle esperan la caída para tener un rival menos en la disputa por la candidatura. El gobierno federal, hasta hoy, pasa de largo por lo que ocurre en Puebla, más preocupados en arreglar el desastre que dejaron las reformas fiscal y electoral. Y, por último, de Manuel Espino no puede esperarse nada después de los desastrosos resultados que ha obtenido en Yucatán, Oaxaca y Veracruz.

 

Una sola pregunta obsesiona al panismo. ¿Por dónde relanzar la campaña de Toño Sánchez Díaz de Rivera?

 

*** De doctor en derecho a doctor en cruceros. Inexplicable la trasformación de Román Lazcano Fernández en su papel de candidato a síndico. Después de trabajar en la burocracia dorada del gobierno federal, terminar su doctorado en derecho en la Universidad Panamericana y trabajar con los más selecto del ámbito jurídico nacional, como la Suprema Corte de Justicia y el Instituto de Investigaciones Jurídicas, ahora se ha reducido a un orador de crucero automovilístico para pedir el voto a los poblanos a favor de Blanca Alcalá.

 

Quienes lo conocen desde hace, no lo reconocen. Ojala que su trabajo sea apreciado por Blanca Alcalá

 

*** Las Sostén, mal y de malas. La amante de Carlos Ahumada, Rosario Robles, tendrá que dedicar menos tiempo a asesorar a la candidata priísta a la alcaldía. El Instituto de Acceso a la Información Pública determinó ayer en votación del pleno abrir las denuncias en contra de la ex jefe de gobierno del Distrito Federal que, por su amorío, estuvo a punto de destruir a su partido y la candidatura de López Obrador. Así que ahora conoceremos más detalles de cómo las sábanas arreglaron grandes licitaciones a favor de Quark construcciones.

 

*** Venganza, platillo de dioses. Como lo establecimos hace dos semanas, Mario Marín no iba a perder la oportunidad de colaborar en acabar con los privilegios de Televisa y los medios electrónicos de comunicación. El Congreso poblano aprobará, en sesión extraordinaria, la reforma constitucional en materia electoral que prohíbe la contratación de spots. Así que Pericles y compañía no se esperaran a que inicie el periodo ordinario de sesiones, y desagraviarán a su gobernador el viernes próximo.

 

¿Así o más claro que es venganza?



 

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