Tiempos de Nigromante
Arturo Rueda
30/09/2009
La República Priísta
En ningún lugar del mundo se ejemplifica mejor aquel discurso académico de la “muerte de las ideologías” que en Puebla. El aparato marinista, a partir de la crisis política provocada por el caso Cacho, obtuvo un éxito rotundo en su capacidad de cooptación a centros tradicionales de disidencia y pensamiento crítico. Un estudio de caso para la ciencia política lo representa la actitud que se vive en dos de los centros principales de formación de elites que han visto difuminada su identidad a partir de un acercamiento claro —por no decir peligroso— con la administración local. La Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), antes caracterizada como centro de formación de la derecha, y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), con una base importante de grupos de izquierda, hoy prácticamente se encuentran corridas al centro y reconocen como tlatoani máximo a Mario Marín.
El jueves de la semana pasada Alfredo Miranda rindió su cuarto informe como rector de la UPAEP, y el invitado de honor fue precisamente el gobernador Marín. Uno ataviado con sus togas al estilo del Opus Dei, y otro vistiendo el uniforme laico de la corbata, no dudaron en elogiarse mutuamente. Además de Miranda, en el presídium participó Francisco Emmelhainz Naveda, santón de la derecha local que no tuvo empacho en compartir escenario con un gobernador priísta. Abajo, entre los invitados especiales, ex militantes del FUA, Vértebra, Coparmex y hasta ex ideólogos como Manuel Díaz Cid.
Y es que los empresarios que antes financiaban a la UPAEP como centro de resistencia en contra del PRI ahora se encuentran integrados al partidazo tricolor por vía del Fideicomiso que maneja los recursos del 2 por ciento al Impuesto a la Nómina. Críticos a la llegada al poder de Mario Marín como Rogelio Sierra Michelena, realizaron una conversión casi religiosa a partir de un pastel enorme de casi 800 millones de pesos al año. ¿No será el acercamiento de la UPAEP y los empresarios de derecha al PRI una de las causas del declive evidente del PAN en Puebla?
Lo mismo ocurre en la BUAP. Ayer Enrique Agüera protagonizó el sueño dorado de cualquier rector de la historia de la universidad pública más importante de la entidad: no tuvo contrincante y la comunidad universitaria prácticamente se volcó a apoyarlo. La disidencia fue borrada y los pocos, muy pocos, que hicieron una crítica lo máximo que pideron fue anular el voto. De los Vélez Pliego no hubo noticia, y mucho menos de izquierdosos tropicales como Julio Glockner. ¿Dónde quedó la crítica?
No puede restarle méritos al trabajo político intenso de Enrique Agüera que prácticamente desapareció a sus críticos, y tampoco los muchos logros académicos y de infraestructura que la universidad tiene desde que llegó al poder en 2004. Pero también no podemos negar que parte de su éxito es su acercamiento con el gobernador Marín y la cúpula tricolor, a diferencia de otros rectores del pasado caracterizados por su pensamiento de izquierda. Es cierto que Agüera no inició el viaje a la órbita tricolor, sino que fueron José y Enrique Doger los iniciadores del viraje. Pero lo cierto es que la BUAP prácticamente ha desaparecido como institución generadora de pensamiento crítico. Y hay muchos que piensan que la universidad se convirtió en una dependencia más del gobierno estatal.
Subrayo: lo importante no es la cercanía de Agüera con el PRI, sino que los universitarios avalaron tal modelo al votar masivamente, sin presiones, por la reelección. Corolario: a los universitarios de hoy no les interesan las luchas ideológicas, sino el progreso de su institución educativa. Y si para eso es necesario que el rector sea un personaje cercano al gobernador, pues bienvenido. La legitimidad de Agüera no está en duda, pues los universitarios avalaron su modelo.
Las ideologías en Puebla han muerto, o eso parece por el momento. Personalmente no creo que la situación vaya a cambiar. La República Priísta de Mario Marín vive su edad dorada, y sus joyas de la corona son la UPAEP y la BUAP.
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