Freaks Un clásico de lo grotesco
Zeus Munive
El triunfo de una elección de Estado
Falso que ganó Blanca Alcalá. Fracasó el PAN.
Eso ocurrió y todo gracias a un buen operativo estatal que estableció un mecanismo para que los ciudadanos poblanos no quisieran asistir a las urnas, de tal forma que la jornada de ayer se convirtiera en una elección de estructuras electorales.
El fracaso del panismo consistió en dos puntos principales: la elección de un candidato anodino y en segundo lugar que pensaron que una elección Federal es casi similar a una elección estatal.
El segundo: se les olvidó algo a los panistas, que en un proceso electoral estatal el control de las estructuras las mantiene un gobierno y el partido en el gobierno. El Instituto Estatal Electoral es una excelente farsa y éste es sólo un órgano que administra los intereses del gobernador y secretario de Gobernación. Jorge Sánchez Morales es otra excelente farsa, para ser claros.
El triunfo del PRI es una elección de Estado tanto en el municipio como en el interior de la entidad.
Aunque sí afectó la percepción sobre el gobernador Mario Marín Torres por el escándalo que lleva su nombre, la realidad es que a los poblanos del interior del estado les gustó más, pues las dependencias estatales se pusieron a trabajar y bajaron los recursos como si fueran dulces para los niños.
En los pueblos sí censuran a Mario Marín pero están contentos porque tienen obra, despensa y el saludo del gobernador.
Los panistas pensaron que como habían ganado el proceso electoral de 2006, ya la habían hecho gorda y que se repetiría el fenómeno.
Resultaron unos verdaderos tontos, mientras que los priistas fueron unos verdaderos pillos. La lógica del priismo es: “de que lloren en mi casa a que lloren en la del otro, que lloren en la del otro”. Los panistas pensaron que un viejito decente y buena gente ganaría la elección. Y al interior del estado se les olvidó que Javier López Zavala mantiene un nivel de control muy cabrón.
Ayer, al medio día, cuando en Cambio ya se sabía el resultado, Arturo Rueda atinadamente dijo: “cada quien tiene el gobierno y la oposición que se merece”. Verdad de Perogrullo, uno elige al gobierno pero lamentablemente uno no puede elegir a sus opositores, entonces, uno se merece a dirigencias grises, poco pensantes y que aportan poco o mucho al debate de la democracia estatal.
Mientras a nivel federal se viven tiempos de transición, en Puebla seguimos siendo víctimas del viejo corporativismo, la compra y la coacción del voto, de las viejas prácticas, las cuales fueron inauguradas por los priistas.
No se trata de hacer víctima al PAN, porque ellos son culpables de su triste derrota. No se trata de hacer malvados a los priistas, porque ese es su modus operandi.
Esta elección sólo fue de estructuras.
El triunfo de Blanca Alcalá y del priismo fue pírrico.
La derrota del PAN fue muy grande.
Sin duda, si hubiera sido Ana Teresa Aranda la candidata el resultado sería distinto y eso lo sabe Acción Nacional, pero para variar, el que obedece no se equivoca.
Si los panistas fueran inteligentes —que no lo son— deberían analizar con lupa a sus dirigencias, porque dejan mucho que desear.
Lo que ocurrió ayer fue el triunfo de una elección de Estado.
El fracaso del PAN.
Y así quedará en los anales de la historia.
A partir de hoy los falsos triunfalismos.
Y los priistas estarán insoportables.
Es decir: ¡de hueva!
Los poblanos tendremos el gobierno y la oposición que nos merecemos. La oposición, en este caso Acción Nacional, peca de estupidez.
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