Perro no come perro
Luca Brazzi
Por el derecho al libre ladrido de expresión
Gua, gua, gua.
No, no, no.
Ora que sí que la regó mi maestro en ladridos y prócer el periodismo poblano, el buen Don Henry Montero Ponce.
Y es que en sus Gárgaras de ayer, ese compendio de sabiduría inmemorial de cómo lanzar el elogio y alzar la patita pa’ cobrarlo, nos quiere quitar a los columnistas el derecho de piso que nos hemos ganado para especular sobre los cambios en el gabinetazo que debe hacer el siempre bien ponderado Góber hermoso.
(Una croqueta bien ganada por la chingona frase, no?)
Y es que mis colegas llevan anunciando los secretarios que se van y los que llegan desde hace como doscientas mil columnas.
Y aunque a nadie le han atinado, vaya un ladrido rotundo como muestra de acuerdo con el Henry Núñez, el Mondras y demás cuates de la pandilla Bacachá.
El primero que debe irse a ver si ya puso la marrana es el viejito simpático de la Sedeco.
Y no porque nomás no haya traído más inversión al terruño, sino por ser ancianito avaro. Disque empresario exitoso, pero en Navidá lo único que mando fue una pinche reja de refrescos Fersan.
Ya ni la chinga.
Eso sí, sabor Coca, Manzanita y Toronja, pero nada que con los esplendidas viandas que mandó Don Gerardo Pérez y Salazar de la Corcuera y Teruel (qué apellidos tan chingones, no? Otro croquetita bien ganada).
Otra que se tiene que pelar en friega es la Juez de Hierro.
Viera que el año pasado, en la cena de navidad, nos repartieron sobrecitos de mil varos para compensar su mal carácter.
¿Pero que creen? Este año no llegó nada y eso calienta.
Como se siente libre porque los ministros de la Corte (oinc, oinc) no se la ajusticiaron ya dejó para mejor ocasión los agradecimientos a la prensa libre e independiente.
Por si fuera poco, la Villeda está re fea.
Conozco perritas que harían más por menos. (si usted quiere, mi lic. Marín, le hago llegar las recomendaciones. Guauuuuuuuu que sabroso).
Otro secretario en el que todos los colegas coincidimos debe irse a cuidar a sus nietos es el de Turismo, al que no bajamos de bueno para nada y redomado inútil.
Y no porque de verdad sea bueno para nada y redomado inútil, sino porque en Turismo no hay lana ni para sobrecitos, ni para convenios y mucho menos para invitar una comidita en un lugar decente.
Vale madre.
Ton’s como no conviene, pues ahuecando el hueso para que otro amigo más generoso llegue al puesto. (Por lo menos que nos den una membresía para los mejores moteles)
Y ya nomás para la despedida, otro que tiene que ir metiendo sus porquerías en una cajita es el Rómulo Arredondo, que aunque saca gratis las licencias de manejo, debe dejarle el espacio al amigo bonachón y compadre de todos los colegas, el buen Vale.
Visionario y triunfador que dejó huella en el priísmo por su victoria el 11 de noviembre, ya llegó la hora de que le meta mano al erario. Y la SCT es muy buen lugar.
Además, todos hemos comprobado que cuando al Vale le va bien, a nosotros nos va mejor.
Esos y no otros son los consejos para los cambios del gabinete.
Pero usted ni se ocupe ni se preocupe, mi lic, porque lleguen los que lleguen y se vayan los que se vayan, nosotros siempre con el campeón hasta que pierda.
O como díría Don Henry: Enhorabuena y suerte, señor Gobernador.
Mi primera primicia. Dicen mis colegas que es como perder la virginidad.
O recibir el primer sobre.
El caso es que en mi corta vida como columnista –gracias a la generosidad de los prohombres Mejía y Rueda- he logrado mi primera información exclusiva.
Gua, gua (esos son ladridos de felicidad).
Ligándome a unas perritas del equipo de Blanca Alcalá (´cho gusto, señora Presidenta) averigüe el nombre que todos buscaban: el próximo secretario general del próximo Ayuntamiento (‘cho gusto, lic.)
Ahí les van las pistas.
Uno: es una gran cuate de casi todos los colegas y se caracteriza por ofrecer generosos banquetes de croquetas Campeón y Chow Chow, regadas con vino que nos enloquece al grado de maullar.
Dos: es porrista del prócer pijijiapeño.
Tres: todavía cobra en el gobierno estatal como Secretario Técnico de Asuntos Sin Importancia, y en nuestro partidazo hace lo mismo, o sea nada.
Y cuatro: un regordete simpático que nació en el mejor clima del mundo.
Desde aquí me declaro su fan.
Lo dicho: con el campeón hasta que pierda.
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