La verdad tiene mil caras


Israel Pacheco Velázquez


22/11/2010


EL ALUMBRADO PÚBLICO, UN RECLAMO CIUDADANO

(Primera parte)


La problemática del alumbrado público en nuestra ciudad no se generó de repente, es compleja y extensa, por esa razón y para su mejor entendimiento, considero importante analizarla haciendo una retrospectiva, dividiéndola en tres etapas: la “Paredista”, la “Dogerista” y la “Blanquista”, veamos.

 

El Ayuntamiento del Municipio de Puebla, cuenta con los trabajadores profesionalmente capacitados para que él mismo preste un servicio de calidad en materia de alumbrado público, prueba de ello es que hasta el año 2001, cuando todavía estábamos a cargo de este servicio (los trabajadores municipales) no se presentaban los problemas que actualmente padecemos.  Para tal fin, realizábamos trabajos preventivos y correctivos a la infraestructura de la red, le dábamos mantenimiento a la iluminación de iglesias, edificios públicos, mercados, calles, parques, jardines, fuentes y puentes de nuestra ciudad, hacíamos obra nueva (ampliación de red), instalábamos los adornos decorativos con motivo de las fiestas patrias y navideñas, además de la facturación para el pago del consumo de energía eléctrica ante la CFE, entre otras actividades.

 

Sin embargo, estos buenos resultados que se le entregaban a los ciudadanos se interrumpieron y se pierden en el año 2002, a la llegada de Luis Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes Moctezuma que, como Presidente Municipal, concesionó este servicio público a la empresa francesa filial de “Citelum” llamada “Mexicana de Mantenimiento y Alumbrado” (MMA).  La concesión y la corrupción que prevaleció en su gestión provocaron la deficiencia que hasta el día de hoy persiste, es decir casi 10 años después.

 

Ustedes se preguntarán, si el Ayuntamiento con sus propios recursos puede prestar el alumbrado público, entonces ¿por qué el Presidente Municipal en turno, Luis Paredes, lo concesionó a una empresa privada?

 

Simple, porque Luis Paredes ambicionaba ser gobernador de nuestro estado y para ello necesitaba hacerse de dinero y poder financiar su campaña política. Dicho de otro modo, Luis Paredes concesionó este servicio público por conveniencia e interés personal y no por un beneficio para los poblanos.

 

Estoy plenamente convencido que cuando un gobernante entrega la prestación de un servicio público a una empresa privada y además extranjera, es doblemente condenable. Pero estos gobernantes “tecnócratas” se justifican diciendo que es necesario adoptar modelos económicos modernos de la función pública, los cuales según ellos, han dado buenos resultados en ciudades de otros países más avanzados que el nuestro. Para ellos la “modernidad económica” consiste en entregar nuestros recursos naturales o nuestros servicios públicos a empresas extranjeras, pero es evidente que no existe reciprocidad, pues dentro de este “modelo económico”, hasta el día de hoy no conozco algún caso en que Francia o algún otro país más desarrollado que el nuestro, le haya concesionado un servicio público a una empresa mexicana.

 

El 22 de enero de 2003 y con retroactividad al 1 de enero de ese mismo año, Luis Paredes le entregó, no tan solo el servicio de alumbrado público, sino también el de semáforos a la empresa francesa MMA bajo el rubro “Concesión para el uso, aprovechamiento de los servicios de mantenimiento, conservación, actualización, mejora, modernización y gestión de trámites y todos aquellos inherentes a la prestación del servicio municipal de alumbrado público e infraestructura de semáforos”. Es importante señalar que esta empresa fue constituida ex-profeso para intervenir en dicha licitación y en ese momento contaba con un capital social de tan solo $ 1’039,000.00 (un millón treinta y nueve mil pesos 00/100 m.n.).

 

La duración de la concesión se estipulaba por un plazo de 15 años a partir de la fecha de suscripción del título, y por si le pareciera poco, como parte de los costos de la concesión, MMA cobraba además por la “gestión y administración de la energía para el servicio de alumbrado público”.

 

En el contrato quedó indeterminado el valor de la concesión, sin embargo, el costo estimado que deberíamos pagar los poblanos y el Ayuntamiento por esa concesión a 15 años asciende a $1,787’520,000.00 (mil setecientos ochenta y siete millones, quinientos veinte mil pesos 00/100 m.n), lo cual se deduce si consideramos lo facturado por MMA en 2004, que fue de $119’168,000.00 (ciento diecinueve millones ciento sesenta y ocho mil pesos 00/100 m.n.); lo anterior contrasta con los $54’500,000.00 aprox. (cincuenta y cuatro millones, quinientos mil pesos 00/100 m.n.) correspondientes al costo anualizado de 2002, cuando todavía se prestaba el servicio por parte de los trabajadores municipales. Así pues, tenemos una diferencia de más de 64 millones de pesos anuales y cercanos a los mil millones de pesos por el total de los 15 años.

 

¿Se da Usted cuenta de la mala fe (por no llamarlo de otra forma) de Luis Paredes?, esto representaba un robo a los poblanos, que además contó con la complicidad de algunos integrantes de la LV legislatura del H. Congreso del Estado, pues el Poder Legislativo aprobó un fideicomiso mediante el cual, el Ayuntamiento garantizaba a MMA el pago de los llamados trabajos financiados, gravando para ello el 35% de los ingresos provenientes del impuesto predial que recaudaría el Ayuntamiento por un término de 10 años, prorrogables hasta en tanto existiese deuda del Ayuntamiento hacia la empresa privada por dichos trabajos. ¡Negocio redondo para Luis Paredes y los franceses!, mas no para los poblanos.

 

Lo preocupante de todo esto es que quienes deberían cuidar los intereses de los ciudadanos, son los que los roban, los que engañan y mienten diciendo que es para eficientar un servicio público, y no se conforman con saquear al erario municipal, sino también crean o modifican leyes para justificar sus fechorías.

 

Es evidente que a los funcionarios del Ayuntamiento no les conviene dar información precisa a los ciudadanos, acerca de los contratos de concesión de servicios;  lo cómodo y ventajosa para ellos es decir: que si la ciudad está apagada es por culpa de los trabajadores de base del Departamento de Alumbrado Público, por esa razón (por el desprestigio que ordena el mismo Presidente Municipal en turno, a través de su coordinación de comunicación social)los trabajadores nos llevamos los reclamos de los ciudadanos “mal informados”, mientras otros se llevan el dinero.

 

La administración “Paredista” se caracterizó por violar constantemente el estado de derecho, fue una administración corrupta, bélica, perversa y “locuaz”. Tan solo habría que recordar cuando se enfrentó con el INAH por no respetar las normas y procedimientos para la construcción de sus famosos estacionamientos subterráneos (que finalmente no realizó); se enfrentó con su Sindicato por no respetar los derechos de los trabajadores e intentar dividirlos con la creación de un sindicato alterno (el cual no prosperó); y por último, se enfrentó con su partido político por hacer “trampas” en su registro y en la contienda interna (terminó siendo expulsado del PAN). Lo grave de este asunto, es que existe la posibilidad de que en la próxima administración municipal regresen (no el dinero que se llevaron) algunos funcionarios “Paredistas”, bien conocidos por nosotros los trabajadores de base, lo cual representaría un grave retroceso para la Ciudad de Puebla, y entonces aplicaría a la perfección aquél dicho popular que reza: “serán las mismas PAREDES con otros retratos”.

 

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