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Pluralismo con eficacia gubernamental, reconciliación social, reformas de gran calado, transparencia y fin de los privilegios, combate a la impunidad sin revanchismos, novedosas formas de participación social, desarrollo económico y social, rendición de cuentas, legalidad... Tal era la oferta de Gabino Cué, Rafael Moreno Valle y Mario López Valdez en julio de 2010, unos cuantos días después de haber ganado las elecciones en Oaxaca, Puebla y Sinaloa.
Oaxaca La larga historia de conflictos sociales y políticos en Oaxaca no dio tregua a Gabino Cué, quien llega a la elección sin sus aliados originales, acorralado por la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y desbordado por un ambiente de inseguridad y violencia que ya tocó a candidatos y dirigentes partidistas en este proceso.
La disputa por los 153 ayuntamientos oaxaqueños y las 42 diputaciones locales ha dejado al descubierto las expectativas no cumplidas con el cambio: Ulises Ruiz y sus más allegados colaboradores no fueron denunciados por los presuntos desvíos de recursos que se les achacaba en la campaña del 2010, el conflicto magisterial no ha sido resuelto, los problemas de tierra siguen dejando saldos sangrientos en diferentes regiones y los cacicazgos municipales siguen impunes.
De cara a los comicios, dirigentes nacionales del PAN y PRD se quejan de que Gabino no apoya a los candidatos de su alianza local; Movimiento Ciudadano, partido al que se afilió en 2001 tras su renuncia al PRI, rompió la alianza para competir solo este año, y el PRI busca volver por sus bastiones.
En este contexto, la disputa por la capital se ha convertido en la joya de la corona: el PRI postuló a Javier Villicaña Jiménez, a quien se atribuye cercanía con el ex gobernador José Murat. Su campaña es coordinada por Jorge Franco Vargas, ex secretario general de Gobierno de Ulises Ruiz. Un personaje controvertido que rompió con Ulises, apoyó a Cué en 2010, reapareció en 2013 y hoy es señalado como un asesor informal del gobernador.
La alianza postula al panista Francisco Reyes, cercano al edil actual, Luis Ugartechea.
Otros municipios donde se prevén duras batallas son Juchitán y Huatulco.
Puebla Rafael Moreno Valle ha sido acusado por el PRI, y hasta por el PAN, de querer controlar todo en Puebla: los medios, el Instituto Electoral, el Instituto de Acceso a la Información, el Tribunal Electoral, el Congreso local, la capital del estado y los partidos locales.
Con la mira puesta en una posible candidatura presidencial en el 2018, Moreno Valle desplegó a sus operadores políticos en todas estas instancias, y hoy posee una baraja con la que pretende consolidar un bastión que ya no sería del PAN o del PAN-PRD, sino de él.
En sus tres años de mandato, lejos de alentar la permanencia de la alianza que lo llevó al poder, promovió su fractura. Creó un partido local que adoptó el nombre de aquella coalición (Compromiso por Puebla), y sustituyó con él al Movimiento Ciudadano, que en estos comicios va solo.
Frente a su proyecto, el PRI ha desplegado en la actual campaña una ofensiva basada en denuncias directas en contra de la intromisión ilegal de Casa Puebla, con el ex gobernador de Colima Fernando Moreno Peña como delegado especial del CEN en la entidad.
El tricolor postuló al ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Enrique Agüera, para tratar de recuperar la capital y poner un freno a Moreno Valle.
Sinaloa Mario López Valdez, Malova, se ha quejado con políticos nacionales, en pláticas privadas, del abandono del que fue objeto a partir de su llegada a la gubernatura en 2010.
Más allá de ponerlo en sus récords como un gobierno emanado de sus filas, ni el PAN ni el PRD le han dado respaldo político, ya sea para solicitar recursos a la Federación para enfrentar las sequías que ha sufrido Sinaloa, o para encarar al crimen organizado.
A nivel local, la alianza PAN-PRD-PT-MC, que lo llevó a la gubernatura, no pudo darle una mayoría en el Congreso, donde está obligado a pactar con el PRI, el PVEM y el Panal. Y, en cambio, los panistas locales lo acusan de operar con connotados priistas.
Malova es un gobernador sin partido. En la campaña presidencial el PAN trató de obligarlo a decantarse abiertamente por Josefina Vázquez Mota, pero solamente fue a un evento de precampaña de la panista en 2011, y al año siguiente se mantuvo al margen de la contienda.
Estado con fuerte presencia del narcotráfico (donde Malova anunció en 2011 que sacaría a su familia de la entidad para poder gobernar), Sinaloa ya dio de qué hablar en este proceso.
Los asesinatos de dos personas vinculadas a las campañas se suman a las quejas de los partidos de que en algunas zonas, controladas por el narcotráfico, recibieron la orden de no tener representantes de casillas.