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El entrenador carismático




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No estoy seguro si únicamente en nuestro futbol mexicano se da este fenómeno, pero el día de ayer, en tan sólo 24 horas, fueron despedidos de sus puestos tres directores técnicos con sus respectivos cuerpos técnicos. Es realmente sorprendente, para nadie es extraño que ante los malos resultados, los primeros en pagar los platos rotos son los DT, pero tres el mismo día si es algo fuera de lo normal, por más acostumbrados que estemos a estos cambios.

Esta profesión (Director Técnico) es una privilegio, únicamente hay 18 espacios disponibles. Por esta razón, al ser una profesión bastante competida, los pocos afortunados que con sus méritos han hecho para ocupar estos cargos, cuidan y hacen lo posible por mantenerse ahí. Pero cuando las cosas no van como se desearía, en específico cuando el número de puntos que se tiene está muy lejano de lo presupuestado para determinada fecha, el entrenador es el más consciente que la primera cabeza que va a rodar es la suya. El coach puede estar convencido de que ha hecho lo posible, que se ha entregado al máximo, que ha sido honesto, pero todo eso es insignificante a la hora que la directiva analiza la tabla general de posiciones, o, aún más dramático, la tabla de cocientes.

 

 

En algunos libros que he leído acerca de la importancia y responsabilidades de los entrenadores, en cualquier deporte de alto rendimiento coinciden en que éste es responsable de cuatro cosas principalmente:

 

 

1.      Elegir a los deportistas que juegan los partidos (para mi gusto en este punto debería de añadirse de igual forma a los deportistas que integran el plantel).

2.      Elegir a su Cuerpo Técnico.

3.      Elegir la idea y sistema de juego.

4.      Estimular a los deportistas a que rindan por encima de su estado actual.

 

 

Siguiendo cierta lógica y tomando en cuenta que los DT, ya sea en activo o los que esperan una oportunidad, conocen del deporte y tienen cierta experiencia, errarle a los puntos 1, 2 o 3 es complicado. A nivel profesional existe muy poca diferencia en cuanto a las decisiones que se puedan tomar en estos tres aspectos. Lo que resulta trascendente y lo que diferencia a un entrenador del montón de un “entrenador carismático” (concepto utilizado por el coach José Ángel Caparan) es la capacidad para estimular o motivar a sus deportistas.

 

 

Los 18 equipos de Primera División, y en general cualquier equipo profesional, están constantemente trabajando bajo tensión y estrés, ya que tienen objetivos que cumplir y para esto cuentan con ciertas capacidades. Cuando las cosas van por buen camino en el futbol moderno, “futbol mercantilista”, en lo que lo único que importa son los resultados y los puntos que se tienen, el estrés y la tensión bajan, ya que el equipo en general se da cuenta de que las capacidades con las que cuentan están siendo suficientes para cumplir con los objetivos establecidos. Pero cuando las cosas son al revés, cuando se esta al fondo de la tabla, se genera el efecto inverso, surgen dudas porque tanto para los jugadores y cuerpo técnico desconfían de sus recursos, esto genera que tanto la tensión como el estrés aumenten.

 

 

Es justo en este momento donde entra en juego la labor del entrenador carismático. Por lo que leía, concepto que me pareció atinado, un entrenador carismático no es aquel que entretiene al público y mantiene a la prensa cerca de él, mas bien, en palabras de Caparán un entrenador carismático “es aquel que convierte su estrés en motivación, y, así, motivado motiva a sus jugadores”. Siempre tomando en cuenta que la automotivación, el autocontrol y la comunicación con su equipo son las habilidades básicas del carisma.

 

 

El entrenador que no controla estas cargas, aquel que dirige estresado, genera que su equipo juego estresado. Lo hemos visto demasiadas veces, en especial en equipos que andan mal. Normalmente escuchamos frases como “este equipo la trae chueca” u “hoy no le meten gol ni al arcoiris”, pero en definitiva no es cuestión del destino o de la mala suerte que el equipo no concrete opciones de gol o que cometan errores técnicos demasiado evidentes, lo que sucede muchas veces es que lo jugadores están invadidos por el estrés, y esto influye en sus decisiones y movimientos.

 

 

Por último, el DT es el motor encargado de que la tensión existente (en mayor o menor medida) alrededor de un equipo no llegue a los jugadores. En primer lugar debe de identificar a tiempo los principales focos estresores, para que una vez detectados, él, junto con su cuerpo técnico, los transformen en motivación y al final tener las habilidades necesarias para contagiarlo a sus jugadores.

 

 

 

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