El México de Felipe Calderón y Peña Nieto será recordado como el país convertido en un infierno; la república del caos generalizado, un escenario de ingobernabilidad, improvisación y pifias interminables.

Es claro que el neoliberalismo mexicano esta agotado; ya no puede seguir conduciendo al país porque lo ha llevado al hoyo más profundo que se haya visto.

Este México será recordado como un episodio vergonzoso, ignominioso. Cuando se hable de los Calderón, de Peña Nieto, de Padrés, de Moreira, de los dos Duarte, de Graco, se habrán de referir a figuras que cohabitaron (sin pudor y sin rubor) con el crimen organizado; y que este amasiato desembocó en un genocidio bestial.

Es por esto la importancia vital, toral, de una nueva oferta de la izquierda mexicana. Oferta que hasta este momento no ha aparecido. Andrés Manuel López Obrador sigue con el mismo discurso de 2006 hablando de “la mafia del poder” y recientemente con alegorías vernáculas donde cita a los animales de la granja. Un discurso propagandista Sui Generis que rompe con las tesis que cualquier maestro en marketing político pudiera recomendar.

Pero el problema medular es que hasta este momento no aparece una propuesta concreta y firme de una estrategia de cambio. No basta con vender “el avión que no lo tiene ni Obama”.

En este contexto también es evidente que no hay una brújula que oriente la convocatoria e incorporación de nuevos cuadros. La realidad es que Morena tiene un prematuro agotamiento de agentes políticos. Salvo la figura de capitel único que representa AMLO, no hay otras personalidades que reflejen una renovación, una nueva generación de políticos mexicanos.

Hay que decirlo con toda formalidad, la presencia de Manuel Bartlett en las filas de la izquierda lopezobradorista es una expresión deplorable, deleznable.

El Senador embiste y refuta en sus tesis todo lo que su vida representó: el infame autoritarismo, la represión, la ilegalidad, el atropello constante al Estado de Derecho. El amnésico legislador parece olvidar que durante toda su vida política fue un implacable ejecutor de los más intolerantes ejercicios de la política mexicana; los mismos que ahora dice combatir.

Ahora aparece José Juan Espinosa, alcalde de Cholula como nuevo miembro de Morena. Cuando el edil es una figura impresentable en su mismo municipio; cuando se han documentado los negocios familiares, como la llantera; cuando públicamente los cholultecas lo injurian en respuesta a su atrabiliaria gestión.

¿Cómo olvidar la desfachatez y el cinismo con que se expresó en el programa radiofónico “Al Portador” de Alejandro Mondragón para negar la casa conyugal en Atlixco?

La expresión se hace inevitable: ¿Estos son los nuevos cuadros de la izquierda progresista? ¿Estos son los personajes con los que van a revertir las reformas peñistas? ¿Bartlett y José Juan son los emblemas de una renovación ideológica nacional?

¿Qué es lo que sigue? ¿José Alfredo Arango como nuevo miembro de Morena?

Vaya, es lo único que faltaba.

Como siempre quedo, a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.