El secretario general de la ONU Ban Ki-Moon en su mensaje con motivo de la celebración del Día Internacional de la Juventud declaró que "Las inversiones en los jóvenes propician que éstos puedan contribuir a generar nuevos mercados, trabajos decentes y opciones de vivienda, transporte y turismo sostenibles, y a suscitar otras oportunidades que beneficien al planeta y a sus habitantes". Argumentó entre otras razones, el hecho de que los jóvenes ya están influyendo en los patrones mundiales de producción, distribución y consumo; además, impulsan iniciativas emprendedoras y en su calidad de consumidores parecen ser más conscientes y estar en la línea del cambio encaminada a establecer patrones de consumo más justos, equitativos y sostenibles. Propugnan con decisión y eficacia el reciclaje, la reutilización y la reducción de desechos, y encabezan innovaciones tecnológicas destinadas a fomentar una economía que utilice eficientemente los recursos. Por dicho motivo agregó que el tema de este 2016 para esta fecha es "El camino hacia 2030: erradicar la pobreza y lograr el consumo y la producción sostenibles"
Es un mensaje alentador y que debería concientizar a los Gobernantes de los países de América Latina, entre ellos México, debido principalmente a indicadores como el informe sobre el Estado de la Juventud Mundial 2005, donde se estima que aproximadamente 11 millones de jóvenes viven con menos de 1 dólar por día, y 27,2 millones con menos de dos.
Las cifras respecto de la situación que viven nuestros jóvenes en México, es deplorable de acuerdo con los informes dados a conocer por el INEGI y los resultados de la Encuesta Intercensal 2015, que señala que la población de jóvenes en México de entre 15 a 29 años ascendió a 30.6 millones, representando poco más de la cuarta parte de la población del país. Siguiendo los resultados dados a conocer se informa que la tasa de desocupación de los jóvenes en el primer semestre de este año, fue de 7.2 % siendo el principal obstáculo para emplearse la falta de experiencia laboral, ya que dos de cada diez jóvenes desocupados no cuentan con experiencia. Los que tienen empleo el 80.7 % lo hace de manera subordinada y remunerada, 9.4 % son trabajadores por cuenta propia; 8.8 % labora sin pago y sólo 1.2 % son empleadores. 38.8 % trabaja en el sector servicios; 20.1 % en el comercio; 18.9 % en la industria manufacturera; 12.3 % en el sector agropecuario y 8.6 % en la construcción. Un dato revelador es que 71.8 % de la población de jóvenes entre 15 y 29 años trabaja de manera informal.
Pero son muchos los factores que han llevado a nuestros jóvenes a la situación que actualmente enfrentan en el país, y que tienen que ver esencialmente con la falta de políticas públicas de los Gobiernos de los tres niveles (federal, estatal y municipal) en cuanto a atender en forma eficaz la problemática que enfrentan en el período de la transición entre la adolescencia a la edad adulta, en que la gran mayoría, debe al menos concluir sus estudios de educación media superior y superior, para después intentar encontrar un empleo dignamente remunerado en el mercado laboral; sin embargo los números en cuanto a la escolaridad nos indican que 32.9 % de los jóvenes cuenta con educación media superior, 19.4 % con educación superior. 1.2 % no cuenta con escolaridad y 2.9 cuenta sólo con la primaria incompleta. Cifras que justifican por qué el mercado informal, es el destino de la gran mayoría de nuestros jóvenes, por la falta de oportunidades y fracaso de programas como el de primer empleo impulsado en el Gobierno de Felipe Calderón y los posteriores que no han dado solución al problema, por lo qué muchos de nuestros jóvenes principalmente del campo, han optado por la migración hacia los Estados Unidos o hacia otras ciudades o Estados distintos a su lugar de nacimiento, así lo demuestran las estadísticas y si a ello sumamos el problema del aumento de la inseguridad y dominio de territorios por los carteles y grupos de la delincuencia organizada en Municipios y comunidades, donde estos grupos han logrado reclutar a sus filas un número importante de jóvenes, para integrarlos a actividades ilícitas, lo que ha originado que hayan decidido abandonar sus lugares de origen y tratar de abrirse camino en otras ciudades o estados del país.
En cuanto a las oportunidades que el Estado les otorga en materia de educación, no han sido suficientes, ya que sostener una carrera universitaria implica una fuerte inversión en tiempo y dinero, que generalmente un joven de clase media baja, no podrá sostener por el hecho de tener que trabajar para sostener sus gastos y ayudar a su familia, lo que ha originado el problema de la deserción escolar por cuestiones de carácter económico, condenando su a la mediocridad, subordinación y a recibir un salario muy bajo o bien por decidir incorporarse a las filas de la delincuencia. Por todos estos factores que he mencionado, considero que en materia de políticas públicas sustentables a favor del futuro y desarrollo de nuestros jóvenes, el estado mexicano les sigue quedando a deber, ya que no les está dando las herramientas y oportunidades suficientes para que se inserten en el mercado laboral y se conviertan en personas de bien, que contribuyan al desarrollo de la sociedad y del país.
