Friday, 26 de April de 2024

Jueves, 06 Octubre 2016 01:31

Parquímetros en Puebla, otra vez la burra al trigo




Written by  Julian Germán Molina

He titulado mi columna de esta forma, porque al parecer, el tema de los parquímetros es una idea que a los presidentes municipales poblanos de los últimos tiempos entusiasma sobremanera, Enrique Doger, Eduardo Rivera y Antonio Gali, son a quienes más entusiasmo, pero optaron por declinar esa idea de privatizar la vía pública.


Sin embargo, a Luis Banck, le entusiasmo a tal grado, que al parecer le importó poco golpear el bolsillo de los poblanos, ya que plantea que estos aparatos estén funcionando en el primer trimestre del 2017, en calles del centro histórico, la Avenida Juárez y Huexotitla.

 

Lo anterior, a pesar de que en su momento, el hoy gobernador electo José Antonio Gali Fayad, descartara la implementación de un sistema de parquímetros en el Centro Histórico, porque la implementación de estos aparatos en el primer cuadro de la ciudad, pondría en riesgo la denominación de la Unesco a Puebla como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. O al menos eso manifestó en una entrevista para el periodista Alejandro Camacho en noviembre de 2015.

 

Tony Gali resaltó, en ese entonces, que las reglas de la Unesco para preservar el Patrimonio de Puebla prohíben este tipo de infraestructura y eso pone en riesgo de perder la referida denominación, que desde los ochenta mantiene la capital.

 

Asimismo, el 29 de septiembre de 2015, en entrevista a e-consulta diario, realizada por la periodista Patricia Méndez, José Antonio Gali Fayad consideraba que no era atinado imponer a los ciudadanos un cobro más con la colocación de parquímetros en la ciudad, ya que no resultaba viable para los automovilistas, ante la crisis económica que padece el país.

 

Situación que para el actual presidente municipal, resulta intrascendente o cree que tal crisis ha sido superada, ya que no le importa asestar tan duro golpe a la economía de los usuarios, trabajadores y habitantes del Centro Histórico, privilegiando la imposición de esta medida recaudatoria disfrazada de una cuestión de movilidad urbana, con un espíritu netamente de privatización de la vía pública, que resulta, en un total aburguesamiento de las principales zonas turísticas de nuestro municipio y para muestra un botón, lo expresado por el presidente del Consejo de Comerciantes del Centro Histórico de Puebla, José Juan Ayala Vázquez:

 

“Necesitamos que gente con mejor poder adquisitivo llegue al Centro Histórico, nosotros podríamos absorber el costo, si llega mi cliente le puedo regalar una hora, todo depende del consumo y el giro".

 

Hágame usted el favor, discurso a todas luces discriminatorio y grosero, al rato también querrán cobrar peaje por transitar sobre las banquetas donde están sus negocios.

 

Tal parece que como han pasado los tiempos electorales, no es el momento de ponerse a pensar en el electorado, si no, sólo en la recaudación so pretexto de una política de movilidad, sin tomar en consideración que toda acción de gobierno que repercuta de manera negativa en la economía familiar, como el programa de parquímetros del gobierno municipal, resulta irresponsable, para con la obligación que como gobernante tiene de buscar el bien común de sus gobernados.

 

La medida recaudatoria impactará de negativamente en el bolsillo de las personas, porque cobrar el estacionamiento en las calles del Centro Histórico pegará directamente en la economía de las familias y va en contra de la política federal impulsada, para no aumentar la carga tributaria a la ciudadanía.

 

Aunado a lo anterior, la instalación de estos apartaos no garantizan nada al usuario ya que no provee la seguridad de no ser arrastrado por una grúa, o contra otras contingencias como los rayones, las abolladuras o los daños deliberados o accidentales que puedan ocurrir a nuestros vehículos, lo único que garantiza el pago de los ocho o nueve pesos, es el permiso por usar la vía pública como estacionamiento por una hora, es decir, no otorga una contra prestación alguna por este pago, ¿no suena irrisorio?

 

 

En fin, tal es la desesperación, voracidad o codicia por recaudar fondos a como dé lugar, que ni el título de la Unesco como Ciudad Patrimonio de la Humanidad o el bolsillo de las familias poblanas, ni mucho menos el coste electoral, importan más en este momento, que privatizar en favor de un particular la vía pública.

 

 

 

 

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