Sin embargo, en el rubro de la seguridad pública, la realidad en Puebla es , muy distinta a la que plantea nuestro aun gobernador en su discurso, ya que, a los que nos toca vivir en la “Puebla segura” de Moreno Valle, a los que nos toca caminarla, a los que tenemos contacto con las amas de casa, los estudiantes, los ancianos, los transportistas y escuchamos de viva voz su temor por el alto grado de inseguridad que invade la capital del estado, no podemos converger con los discursos y datos maquillados, de la gente encargada de otorgar soluciones a esta problemática.

Analice usted, según Alejandro Santizo Méndez, titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Puebla (Ssptm), en lo que va del año han sido detenidos 24 asaltantes del transporte público, lo que según él, representa un 10.5 por ciento más en comparación con los 19 capturados durante todo el 2015.

Lo anterior, indica que dicha secretaría, ha capturado entre 2 y 3 asaltantes por mes, lo que según él, es un claro indicio de que se están obteniendo resultados satisfactorios.

Pero tal “efectividad” contrasta con lo indicadores de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe) 2015, la cual, ubica al estado en la tercera posición a nivel nacional, con transporte público inseguro e indica que el 14 por ciento de los usuarios dejó de utilizarlo por considerarlo peligroso.

Aunado a lo anterior, señala que en Puebla, cada 30 horas se registra un asalto en camiones, micros y taxis, apuntando que tan solo en los primeros siete meses del 2016, se contabilizaron 177 atracos a pasajeros y solamente hubo 24 agresores detenidos, los mismos 24 que según Santizo, ha capturado en 10 meses!

Por lo que si tomamos en cuenta que de 177 atracos han capturado a 24 asaltantes la efectividad tan presumida es de apenas 13.6 por ciento, deplorable, ¿no cree usted? Aun y cuando según Santizo su personal, tiene identificadas las rutas que son más asaltadas, Libertad-Cuauhtémoc, Azteca, 4, 19, 25, 27, 28, 33, 52, 64, 72, 76 y 2000; imagínese, si no fuera así, de qué porcentaje de efectividad estaríamos hablando.

Lo anterior, refleja que existe un discurso contradictorio y fallido de los funcionarios encargados de la seguridad en el Estado y el Municipio y si a lo anterior agregamos los altos costos que tiene la delincuencia para los poblanos, los resultados en este sexenio resultan aterradores. En Puebla, el costo económico de la delincuencia fue de 15 mil 491 millones de pesos en 2015, lo que representa un incremento del 53 por ciento con respecto al costo reportado en 2011, es decir, al inicio del actual sexenio, datos que también expone la encuesta referenciada.

La misma pone a nuestro estado como la entidad más lucrativa para la delincuencia en todo el país, al observar que las pérdidas promedio por delito en Puebla son de 11 mil 96 pesos; imagínese, estamos por encima de entidades que se consideraban como las más peligrosas del país, como Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas, por mencionar algunas.

Los poblanos gastamos 3 mil 237 millones de pesos para protegernos de la delincuencia, en 2015, lo que representa un gasto diario de 1 peso con 40 centavos, es decir, 524 pesos al año.

Los indicadores anteriores nos permiten afirmar que en Puebla el crimen organizado se hace presente con balaceras, ejecuciones, extorsiones, trata de personas, feminicidios, desaparecidos y secuestros.

Cuando falta medio año para que concluya el sexenio, de la Puebla segura que nos prometió el ejecutivo poblano, sólo se queda el discurso. La creencia de que esta ciudad es utilizada por líderes del crimen organizado sólo como residencia quedó rebasada, ya que tal parece que los grupos delictivos han venido a establecerse en la entidad.

De acuerdo con el observatorio Semáforo Delictivo, en el primer semestre de 2016 se cometieron 205 ejecuciones relacionadas con el crimen organizado, una estadística que hasta hace unos años no era común en la entidad.

Ante tales evidencias, lo recomendable sería que el gobernador se preocupe por cerrar su administración con buenas cuentas en éste y otros temas, para posteriormente poder aspirar a tomar una tarea de mucho más relevancia, como la candidatura a la Presidencia de la República, ésa sería la mejor campaña que puede llevar a cabo para apoyar sus aspiraciones.