Friday, 26 de April de 2024

Martes, 06 Diciembre 2016 01:57

Los que deciden




Written by  Irma Sánchez

Y volvemos a lo mismo: para los 48.7 millones de mexicanos que trabajan formalmente, dados de alta ante el IMSS e Infonavit, sólo tres son los representantes; uno del gobierno, otro del empresariado y un tercero de los líderes sindicales,  quienes decidieron un aumento de 7 pesos a los salarios mínimos para resarcir su poder adquisitivo y para que disfruten de mejores oportunidades con sus familias.


¿Usted está de acuerdo con este aumento?

 

‘Dicen’ los que lo decidieron que con éstos 7 pesos más, la clase trabajadora mejorará su nivel y calidad de vida.

 

Es decir, con 80 pesos con 4 centavos diarios, el trabajador mexicano tiene para movilizarse ida y vuelta a su centro de trabajo, hacer una dieta nutritiva, pagar casa, darse algún gusto y se le recomienda disciplinarse para que fomente el hábito del ahorro.

 

Desde luego si tiene la responsabilidad de una familia, debe procurar con el mismo presupuesto el desplazamiento a un centro de estudios, alimentos, ropa y todas las cuotas que ahora se les exige a los escolares para el regalo del maestro, el regalo del director, para la kermés, la posada, la pintura del salón, para la gratificación del personal de intendencia, más los trabajos escolares que cada vez se exigen más complicados.

 

Con todo esto, lo que hay que reconocer es el espíritu pacifista de los más de 47 millones de mexicanos que se mantienen leales, callados ante la sociedad aunque en sus hogares destapan su estrés porque no les alcanza, pero son incapaces de inconformarse públicamente y de estallar un movimiento social.

 

Después de todo hay que agradecerles que gracias a ellos más o menos vivimos en paz, porque hay que recordar que muchos no reciben ni esos 80 pesos porque han sido dados de baja en sus empleos y para salir adelante unos se van a buscar la chuleta convirtiéndose en  vendedores ambulantes, y otros ni se preocupan, sólo observan y hacen condición para correr tras arrebatarle al que se puede el bolso, el celular, o se especializan en el robo de piezas y llantas de vehículos estacionados en cualquier calle.

 

Pero todavía más, como guion bien aprendido, los responsables de la revisión de los salarios mínimos y del aumento de 7 pesos -no puede fallar- lanzan el obligado exhorto a industriales, comerciantes y prestadores de servicios para que “se abstengan de encarecer sus servicios y productos” soslayando que para recibir el 2017 el secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell ya anunció que no hay de otra y que la gasolina, el diésel y el gas sufrirán un encarecimiento. Encarecimiento que vigilará “que no repercuta en los precios que deben de conservar su nivel para no desatar un fenómeno inflacionario”

 

Y después de esto ¿qué sigue?

 

¿Continuaremos en armonía?

 

Lo que no queremos es una revuelta de indignados.

 

 

Pero tampoco la situación aguanta a tanto cínico que ni siquiera tiene idea de las condiciones en las que viven las mayorías a las que se niegan a escuchar, entender y atender, porque desde la cúspide de los que deciden, la vida transcurre entre vinos y rosas.

 

 

 

 

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