La respuesta sólo la tienen ellas.
No se trata de hacer de lado al candidato Tony Gali, pero la lucha de tres mujeres en esta minicampaña por la gubernatura de Puebla es inédita.
A las tres las conocemos por su desarrollo político.
Por las banderas que han ondeado en diferentes momentos.
Pero, ¿cómo resultarán juntas en el mismo escenario político?
¿Cómo se desenvolverán?
Lo interesante del caso es que la participación de cada una es independiente, y tendrá que enfrentar en lo individual al candidato puesto en la lucha con todos los honores y apoyos para triunfar.
Roxana Luna Porquillo por el PRD, Ana Teresa Aranda Orozco candidata independiente y Blanca Alcalá Ruiz por el PRI y el Verde Ecologista no son desconocidas en el escenario político.
Las tres han figurado en boletas electorales y saben todos los vericuetos de una campaña.
Una deja su curul de diputada federal para contender.
Otra la de senadora.
Y la otra, bien recargada, todas están listas para una lucha inusual no sólo por una minigubernatura, sino por un liderazgo que definirá, vida, rumbo, y control político no solo de la región, sino con alcances presidenciales.
“Algunos” siguen pensando que la lucha entre las tres será de pronóstico reservado.
Pero en el fondo, cada una por su lado, van duro contra el mismo contrincante.
En esta lucha de tres mujeres por el mismo objetivo, queda descartada la tradicional “zancadilla”.
Las mujeres ya no contienden y luchan hasta jalonearse de los cabellos y aventarse al piso, y menos en esta campaña en la que confirmarán que ya es parte de la historia aquello de que “mujeres juntas ni difuntas”.
Acutalmente, las tres tienen muchos retos, el inmediato, arrancar una campaña formal con toda la fuerza y talento para avanzar.
Desde luego que en todo momento una será contundente, otra no tanto y una tercera tendrá que tomar decisiones sobre su participación.
Se especula que una de ellas puede sumarse a una segunda para encender y reforzar su campaña, no en un solo frente, porque la ley no lo contempla, pero sí orientando voluntades que se tendrán que traducir en votos.
En este juego una tendrá que demostrar que sabe jugar y retirarse “convenientemente” para seguir en la batalla contra “el contrincante”.
Una tendrá que demostrar que más vale sumarse a la lucha contra el fuerte que el protagonismo.
Y luego entre las dos finalistas algo tendrá que ocurrir, no sometimiento, no vencimiento, sino la posibilidad de enderezar una fuerte corriente para enfrentar “al fuerte” con todos sus riesgos.
¿Quién estará dispuesta?
Ante todo, se trata de un ejercicio de honestidad y decisión cuando verdaderamente se quiere contribuir a un proyecto con mejores posibilidades para 6 millones de habitantes que suman en el estado de Puebla.
La moneda está en el aire.
Las sorpresas serán muchas.
La batalla asegura muchas emboscadas.
Roxana, Ana Tere y Blanca ofrecerán un capítulo sin precedente, del que se hablará durante muchos años.
