Friday, 03 de May de 2024

Martes, 19 Enero 2016 02:26

El México disparejo




Written by  Irma Sánchez

¿Porqué todo en México resulta tan disparejo?


 

La pregunta viene a cuenta porque rechazamos que en nuestra sociedad se proteja a personas y grupos, frente a la mano enérgica con la que se actúa en contra de otros.

 

Veamos, ya la semana pasada escribía sobre el particular el analista Leo Zuckermann  ¿Cómo es posible que las autoridades hacendarias no hayan podido detectar las multimillonarias operaciones financieras del famoso “Chapo” que pudo comprar aviones, barcos, casas, edificios, armas, vehículos –además de autoridades y cualquier mortal entre nosotros– para comprar una modesta casa o un vehículo hasta de tercera y quinta mano, tenga que aceptar una investigación sobre el origen de sus recursos guardados a lo largo de su vida productiva, y todavía peor, cómo atosiga hasta el cansancio al propietario de un micronegocio que a la mejor tiene un inventario de 5 mil pesos entre verduras, latas de chiles, tortas y refrescos.

 

¿Qué pasa?

 

¿Por qué la mano dura se aplica sólo a indefensos?

 

Como también el caso de las irregularidades y escandalosa corrupción que se registra con el manejo de los recursos públicos en algunas instituciones por parte de servidores públicos que llegan a servirse de los puestos, como el escandaloso caso ahora del ex gobernador Humberto Moreira del que siempre hubo denuncias y no se movió un dedo para investigarlas, y hoy, por el mismo peso del manejo financiero internacional tuvieron que intervenir otras instancias para someterlo y dé cuenta de su escandalosa fortuna, superior a los 3 mil 500 millones de pesos.

 

La pregunta sale sobrando, los hechos hablan por sí solos.

 

Pero y… el Secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade Caballero, sólo va sobre los que piden para su refresco, para agilizar un trámite.

 

Tal vez el peso de sus chinos no le permiten los reflejos que un funcionario debe tener cuando es contratado para poner orden y recuperar lo que ilícitamente se han llevado verdaderos magos que llegan al servicio público a robar para resolver su vida futura.

 

De acuerdo con lo visto, los mexicanos somos tan indolentes que nos arrebatan las cosas, la vida, el futuro y seguimos en la misma.

 

¿Qué se puede esperar de una sociedad tan pasiva?

 

Desde luego, que no vamos a hacer acopio de armas para salir a poner orden entre personas y mafias, pese a que en algunas comunidades así ha estado ocurriendo con saldos vergonzosos, como el de los encuestadores de Ajalpan, y otro caso en San Miguel Canoa.

 

El saldo actual de la inseguridad en Puebla, al momento ya se perfila riesgoso, ojalá las autoridades lo tomen en cuenta, porque con todo y que en las colonias y el primer cuadro se observan patrullas vigilando, el repunte en el robo a transeúntes, a domicilios, y de autopartes está a la orden del día en cualquier parte, ya no sólo en las colonias y calles citados tradicionalmente.

 

Y para esto no hay horario.

 

En lo personal, cuatro veces me han abierto la cajuela del auto, la última sólo me sustrajeron un cobertor, pero por cuarta ocasión el cerrajero me tiene que cambiar la chapa. Y al hablar de esto en cualquier reunión, en cualquier círculo, los reportes se suman con la consecuente impotencia en una ciudad y un país en el que “no pasa nada, porque vamos para adelante, porque tenemos rueda de la fortuna y teleférico”.

 

¿Es suficiente?

 

Y los asaltos a cuentahabientes en zonas específicas, en fraccionamientos cerrados, los cristalazos en cualquier calle, “son el resultado de imprudencias de las víctimas”, según se explica cuando se formaliza una denuncia.

 

Y ¿el robo a las arcas públicas?

 

 

 

 

 

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