Friday, 26 de April de 2024

Jueves, 26 Mayo 2016 02:21

En medio de gran confusión, cierran campañas




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

Nunca antes una campaña para elegir gobernador del estado había llegado al grado de confusión y desconcierto, que ahora priva entre los políticos.


La guerra sucia o guerra de lodo ha sido especialmente intensa a base de rumores, declaraciones, chismes, ataques personales, etc. Y es que también por primera vez el Partido Revolucionario Institucional, que hasta el 2010 gobernó al estado sin una fuerte oposición, hoy lo hace desde el lado contrario, es decir, hoy se enfrenta a sus adversarios estando fuera del poder.

 

Otro factor que influye en la confusión que en estos últimos días de campaña acapara la opinión pública, es que muchos priistas están del otro lado, es decir, están en contra del PRI y además, no se esconden para decirlo ni se consideran traidores. Se justifican afirmando que en su partido nadie los toma en cuenta y que Gali les simpatiza, pero ellos “siguen siendo priistas”.

 

Estamos ante un fenómeno político extraño, un enfrentamiento entre priistas: el PAN de Puebla fue tomado hace cinco años por priistas como los grupos empresariales, principalmente la Coparmex lo había tomado años antes. Los neopanistas llegados de los organismos de empresarios fueron desplazados por los neopanistas llegados del PRI. Los panistas doctrinarios y los neopanistas empresariales, simplemente desaparecieron del panorama político.

 

Hace unos días murió el último panista tradicional, que no fue fundador pero que fue panista cuando el PAN todavía era guiado por sus fundadores encabezados por don Manuel Gómez Morín. Nos referimos a don Luis H. Álvarez, que entre las muchas virtudes que tuvo la más destacada, creemos, fue la de haber sido leal a los ideales de su partido y haber luchado políticamente contra las imposiciones del PRI, con armas cívicas, como la caravana automovilística que salió de Chihuahua, su estado natal, a la ciudad de México, a protestar por el fraude electoral, dijeron ellos, cometido en Ciudad Juárez con el propio Álvarez, como candidato a la presidencia municipal; o la huelga de hambre que llevó a cabo durante 40 días, cuando siendo presidente municipal de Chihuahua, la capital de su estado, le habían suspendido los subsidios federal y estatal para que pudiera gobernar con decoro, en fin, fue un hombre de comportamiento ejemplar.

 

Luis H. Álvarez fue el último político de una especie en extinción.

 

Cuando falta poco más de una semana para que se decida en las urnas quién va a gobernar a Puebla durante los 20 meses posteriores al término del actual periodo gubernamental, no hay claridad.

 

Los dos principales partidos de Puebla se asumen ya como triunfadores. Y persiste la guerra de lodo que empaña todo el panorama.

 

En la prensa nacional han salido publicadas declaraciones de priistas del comité nacional, pesimistas sobre los resultados que se esperan en Puebla.

 

Se dice que las entidades difíciles para el PRI son Tamaulipas, Veracruz, Oaxaca y Puebla.

 

En un programa de Televisa, se afirma que los estados con menor desarrollo democrático son Puebla y Guerrero, que en ese aspecto tienen el penúltimo y el último lugar, respectivamente.

 

No hay contundencia en las declaraciones de triunfo de los priistas y ahora aunque la hubiera, ya les llevan la delantera del otro lado.

 

El PRI inició tarde la lucha por recuperar el poder. Los panistas les llevaban meses de ventaja, e inició mal, mostrando debilidades estructurales y organizativas.

 

Pero el problema real, lo que hace ver débil al PRI, según la percepción general, es que militantes con muchos años en el partido tricolor estén con su tradicional adversario.

 

Y para colmo, los priistas del PAN parecen haber aprendido demasiado bien las tácticas priistas para ganar elecciones y los priistas del PRI, parecen haberlas olvidado.

 

Según la percepción más generalizada en la ciudad de Puebla, el PRI tiene un grave riesgo de perder la elección; conforme la perspectiva de la gente que vive en la provincia poblana, habrá una sorpresa y el tricolor se levantará con el triunfo.

 

Mientras tanto los rumores, los chismes, las declaraciones agresivas, las acusaciones infundadas, los ataques sin sentido siguen, lo que implica un grave riesgo para la población.

 

Conocedores del comportamiento del electorado, aseguran que el abstencionismo será de más del 60 por ciento y que podría llegar al 70.

 

 

 

 

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