Wednesday, 08 de May de 2024

Miércoles, 01 Junio 2016 03:33

Llegamos a la recta final




Written by  Gabriel Sánchez Andraca

 

Las dos fuerzas políticas más importantes de Puebla velan sus armas. El final está cerca y la lucha será a muerte, pues los contendientes son parientes muy cercanos, son el PRI y el PRIAN. Sus odios surgieron desde que todos formaban parte del mismo partido. Tienen la misma matriz, actúan de la misma forma, aunque unos, los priistas, han olvidado algunos de los conocimientos adquiridos en esa gran escuela de políticos mexicanos que fue el Partido Revolucionario Institucional y otros, ex alumnos de esa escuela, los tienen muy presentes y los están aplicando con éxito.


 

Hemos comentado aquí que el PAN prácticamente desapareció al convertirse, primero, en los años ochenta, en franquicia de grupos empresariales como la Coparmex y luego, cuando fue copado por priistas descontentos que conformaron la segunda ola de neopanistas, ahora en el poder en Puebla.

El panismo tradicional formado por Manuel Gómez Morín, uno de los intelectuales más brillantes del México del siglo XX, de hecho ya no existe, es otro PAN ajeno a los principios, a la mística y al programa de acción de los viejos panistas, pero más efectivo en eso de ganar elecciones.

El PRI tampoco es el mismo partido surgido al final de la Revolución Mexicana y conformado por Plutarco Elías Calles, diez años antes de que naciera el PAN, con una ideología revolucionaria y un programa eminentemente social. Carlos Salinas y sus tecnócratas lo convirtieron en un partido de centro-derecha, igual que lo que ahora es el PAN. Estos cambios ocurrieron en los años ochenta, cuando los dos partidos históricos de México, herederos de los grupos conservadores y liberales que lucharon por la Independencia, por la Reforma y por la Revolución en bandos contrarios tuvieron que plegarse a los dictados del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para imponer un sistema económico neoliberal, que es el que actualmente rige en el país.

Esas dos fuerzas políticas son las que dominan el panorama poblano, aunque de los años sesenta a la fecha ha surgido una izquierda cada vez más fuerte aunque dividida y enfrentada entre sí.

Hoy terminan las campañas políticas para la elección de un gobernador que estará en el cargo sólo 20 meses. Fueron campañas caracterizadas por una serie de eventos que no se habían visto en ocasiones anteriores.

Era lógico. Es la primera vez que el PRI de Puebla no tiene el gobierno estatal, no controla el Congreso pues es minoría y tiene a muchos de quienes fueron militantes y operadores priistas en el lado contrario.

Además, no hay que olvidar que más de la mitad de los 217 ayuntamientos de la entidad, están controlados por partidos opositores al priismo y que numerosos militantes del tricolor, en realidad tienen su corazón en el lado opuesto.

La campaña se inició, en el lado priista, con constantes llamados a la unidad y no parece haberse logrado.

Desde hace cinco años, cuando el PRI perdió la gubernatura y el Congreso y la mayor parte de los ayuntamientos debió iniciar un trabajo de reconstrucción partidista y no lo hizo, Es imposible que eso se pudiera lograr en el tiempo de una campaña electoral.

Los panistas ya cantan victoria y la percepción general en algunos sectores de la población lo da por hecho, pero no se conoce con certeza la forma de pensar de la gente que habita en los municipios del interior del estado, que por cierto ha sido fiel al priismo y tiene el sentimiento de que se le ha abandonado durante los últimos años.

Creemos sinceramente que ha habido errores en el transcurso de la campaña, tanto de unos como de otros. El mayor error ha sido el de entrar en una “guerra sucia” que lo único que logra es enojar más a los ciudadanos contra los partidos y contra los políticos, pues como nos dijo una señora: “Esto no es una campaña política, es un concurso sobre quién ha robado más en los puestos públicos que han ocupado”.

Como informamos ayer, el Comité Nacional del tricolor ya está en pie de guerra, anunciando que se hará denuncia de la intervención del estado en las elecciones y la candidata priista, acompañada ya de las candidatas del PRD y la independiente, están unidas en una resistencia civil pacífica, para protestar por lo que llaman anomalías y violaciones a la ley por parte del estado, en esta contienda electoral.

El abstencionismo amenaza con ser el triunfador de la contienda, pero eso no cambiará el resultado de la elección, pues con muchos o pocos votantes, tendrá que salir el nuevo gobernador.

Ojalá y que el proceso termine en forma civilizada, que se respete la voluntad popular y que no se vaya a provocar algún incidente violento. Sería sumamente lamentable que eso ocurriera.

Los partidos de izquierda, Morena y PRD, también tendrán lo suyo: se definirá cuál de ellos representará a las fuerzas de izquierda, cuál de los dos saldrá más fortalecido y cuál tendrá la mejor estructura y organización.

La izquierda en Puebla y en todo el país ha tenido como su principal enemigo a las divisiones internas que ha padecido siempre.

Eso ha impedido a los partidos llamados también “progresistas” crecer y fortalecerse.

El PRD, cuya existencia ya supera el cuarto de siglo, ha estado decayendo, sobre todo al surgir el partido de Andrés Manuel López Obrador.

Su debilidad ha sido tanta en algunos estados, que ha tenido que aliarse con el PAN, partido antagónico a las corrientes de izquierda, para no perder su registro.

Nos escribe un estudiante de Medicina de la BUAP, Emanuel Alberto de la Vega Vázquez, de Nueva York, donde pasa unas vacaciones con familiares en la Unión Americana, que ha estado trabajando con éxito entre los poblanos radicados en esa gran ciudad y que suman en su totalidad más de 2 millones de personas a favor de Antonio Gali.

Son muchos, nos dice, los que han aceptado votar por él e invitar a sus familiares de acá, a que lo hagan también.

Parece que eso de invitar a los poblanos que están del otro lado del Río Bravo a participar en la contienda electoral fue descuidado por los demás partidos, pues tal vez se les pasó de largo el hecho de que por ley, ya podrán votar desde el país vecino.

 

 

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