Friday, 26 de April de 2024

Miércoles, 04 Mayo 2016 03:07

La debacle de Blanca causa sorpresa hasta en el morenovallismo




Written by  Arturo Rueda

El triunvirato Alcalá-Estefan-Armenta quiere enviar tranquilidad al priismo con el cuento de que las encuestas “serias” ya los ponen muy cerca, en el rango de empate técnico. El mismo mensaje envían sus periodistas y medios de comunicación. El temor fundado es que, con el previsible desastre, se profundicen las traiciones y que las ratas abandonen el barco prematuramente.


La estupefacción por la ventaja de 18 puntos de Antonio Gali Fayad sobre Blanca Alcalá no es patrimonio exclusivo del priismo. En el war room del morenovallismo también hay sorpresa por lo sencillo que ha resultado hasta ahora enfrentar a la senadora con licencia, de quien siempre se pensó podría ser una rival temible. La evaluación provisional, a las cinco semanas, es que costó más trabajo enfrentar a Enrique Agüera en 2013, ya que en esa campaña se notó más dinero, operación, presión del gobierno federal y sobretodo, la idea de cómo ejecutar. Se han revisado a fondo y todas las encuestas coinciden.

 

Los números fríos tendrían que darle la razón al war room galista. De acuerdo con el tracking diario realizado por MAS DATA/CAMBIO en la elección de 2013, en el día 33 de campaña Gali Fayad solamente tenía una ventaja de 6.9 puntos. La batalla se encontraba totalmente abierta, pues el ex rector de la BUAP solamente terminó de desfondarse hasta las últimas dos semanas. De hecho, el entonces abanderado de Puebla Unida no alcanzó la ventaja de dos dígitos hasta el día 50 de campaña, y terminó ganando por 11 puntos a Enrique Agüera.

 

Comparada con el ex rector de la BUAP, Blanca comenzó perdiendo por dos dígitos y conforme ha avanzado la campaña apenas a su día 30, la brecha se abrió a 18 puntos. Por donde se vea, es un desastre que ha tomado por sorpresa a los priistas, pero también a los morenovallistas. Un hundimiento espectacular: más de 350 mil votos hacen la diferencia hasta el momento.

 

Por supuesto, el triunvirato Alcalá-Estefan-Armenta quiere enviar tranquilidad al priismo con el cuento de las que las encuestas “serias” ya los ponen muy cerca, en el rango de empate técnico. El mismo mensaje envían sus periodistas y medios de comunicación. El temor fundado es que, con el previsible desastre se profundicen las traiciones y que las ratas abandonen el barco prematuramente. Si así pierden por 18 puntos, qué va a pasar cuando alcaldes, liderazgos regionales y caciques se apuesten por el morenovallismo para no perder.

 

El priismo se aferra a un mantra que al mismo tiempo es tranquilizador y absurdo. Preguntan: si tanta es la ventaja de Gali, ¿por qué tantos ataques y exhibiciones al patrimonio de Alcalá? La pregunta encierra la respuesta: son los ataques y las exhibiciones al patrimonio oscuro de Alcalá lo que ha hecho crecer la ventaja de Gali. Se ve, que les falta, además de muchas cosas, un curso de lógica.

 

El morenovallismo quiere ganar de forma abrumadora de acuerdo con esta lógica: si la diferencia es menor a 5 puntos, se abre el espacio para la judicialización. Si es mayor a 5 puntos pero menor a 10, la victoria es patrimonio de Gali que fue un buen candidato. Pero si el triunfo es por arriba de dos dígitos, Moreno Valle le demostrará al país el tamaño de operador que es.

 

¿Se imaginan si ganan por 20 puntos? ¿Qué dirán Emilio Gamboa y Manlio Fabio Beltrones? ¿Reconocerán que se equivocaron al elegir candidato a la minigubernatura? ¿Que era mejor Enrique Doger?

 

Al morenovallismo le sorprende el desplome de Alcalá. La creían mejor, más preparada y con más recursos. También el bajo perfil mostrado por Alejandro Armenta, reducido a nivel de payaso, o el papel calamitoso de Jorge Estefan Chidiac al frente de la dirigencia y como emponzoñador profesional contra personajes como Deloya, Lastiri o Doger.

 

Las diferencias entre las campañas del 2013 y 2016 son ostensibles: en la de la alcaldía, Gali era un novato, pues nunca había sido candidato a un puesto de elección popular. Ahora, ya es un político formado que no ha perdido carisma ni espontaneidad, aunque ahora administra más su afición a cantar. Ha cuidado errores provocados por su temperamento.

 

También hay diferencias en el equipo, lo que se traduce en operación y comunicación. Cada miembro sabe cuál es su tarea, no hay invasión ni competencia de espacios. Los enfrentamientos del 2015 quedaron totalmente zanjados, al final se unieron para ganar juntos o perder juntos. Una parte importantísima fue el acopio de información previo de la vida patrimonial, política y hasta sentimental de todos los aspirantes, de tal modo que cuando quedó Alcalá ya tenían todo preparada.

 

Además, cuenta la dirección técnica. El padrino de la candidatura de Blanca fue Emilio Gamboa, quien ya luce muy alejado, dejó de impulsar el golpeteo desde el Senado, y también rechazó el desvarío solicitado por Estefan de instaurar un juicio político. Por el contrario, Moreno Valle es la inspiración de un equipo que no se siente abandonado.

 

La meta ahora es ganar por 20 puntos, aunque con 15 se darán por satisfechos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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