Sunday, 19 de May de 2024

Miércoles, 29 Junio 2016 02:30

Los 370 millones que mandó el CEN para la campaña de Blanca




Written by  Arturo Rueda

Las infidencias de Beltrones tienen que ver con el caso Puebla, porque claro que éste fue parte de las dos comidas entre el sonorense y Peña Nieto. Esta es la versión que platica un político local cercano al ex presidente nacional del PRI. La elección en Puebla fue uno de los primeros puntos que discutieron el Presidente y Beltrones. — ¿Por qué en Puebla hubo una derrota tan abultada?— preguntó Peña Nieto.


Con información exclusivísima, el periodista Salvador García Soto dio a conocer en su columna de El Universal las dos comidas entre Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones que precedieron la renuncia del sonorense a la dirigencia nacional del PRI.

 

En esas comidas, Beltrones le dio al Presidente su versión de las 7 derrotas que sufrió el partidazo y por qué nadie del círculo presidencial las vio venir.

 

De acuerdo con lo narrado por García Soto, se habló de las traiciones de parte del gabinete económico, de los crasos errores de operación como lanzar la iniciativa del matrimonio homosexual y sobre todo, del papel de algunos gobernadores priistas como los impresentables de Veracruz, Durango y Quintana Roo.

 

En la segunda de esas comidas, el sonorense condicionó su permanencia al frente del PRI a algunos ajustes urgentes para iniciar una recuperación: proceder contra César Duarte, Javier Duarte y Roberto Borge, así como poner orden en el gabinete que se prestó a la traición.

 

Peña Nieto no cedió y Beltrones se fue dando un portazo muy institucional, además de celebrado.

 

Este largo proemio tiene que ver con que Beltrones, en sus días sabáticos, no se guarda santo y seña de lo que conversó con el presidente. Al fin y al cabo, libre de la atadura institucional, es un político desempleado. Y alguien decía que no había cosa más peligrosa que un político ocioso, y sobre todo si es del nivel del sonorense.

 

Las infidencias de Beltrones tienen que ver con el caso Puebla, porque claro que éste fue parte de las dos comidas entre el sonorense y Peña Nieto. Ésta es la versión que platica un político local cercano al ex presidente nacional del PRI.

 

La elección en Puebla fue uno de los primeros puntos que discutieron el Presidente y Beltrones.

 

— ¿Por qué en Puebla hubo una derrota tan abultada?— preguntó Peña Nieto.

 

La primera respuesta del sonorense fue muy simple: porque el PRI se equivocó de candidato, como defendió en muchas ocasiones.

 

—No era Blanca, sino el “diputado federal” Enrique. Esa fue siempre mi recomendación. Pero Gamboa y Osorio pues defendieron mucho a la senadora.

 

Peña Nieto reconoció, en efecto, que la candidatura de Blanca Alcalá fue una recomendación de Emilio Gamboa. Pero que el líder de los senadores del PRI se le andaba escondiendo y todavía no le daba ninguna explicación de qué había pasado.

 

— ¿Le dimos apoyo suficiente a la candidata?, preguntó el Presidente.

 

—Desde el CEN le entregamos 370 millones de pesos. Y tuvo más apoyos que yo no podría cuantificar—, respondió Beltrones.

 

Sí, 370 millones de pesos.

 

370, 000, 000. 00

 

370 millones de pesos en dinero black, cash, de los mismos que le robaron a Víctor Giorgana la noche previa a la elección.

 

¿Qué hicieron con 370 millones de pesos?

 

¿Y los demás apoyos de los que habla Beltrones?

 

(Ah cabrón, exclama el columnista)

 

El sonorense pasó al capítulo de las traiciones por parte del gabinete, pero la fuente se reserva los comentarios y las pruebas que aportó.

 

—Recibió todo el apoyo, presidente, pero no era la candidata— cerró Beltrones la explicación de las causas de la abultada derrota.

 

El Presidente y su entonces dirigente nacional del PRI pasaron a otras derrotas, a otras traiciones, a otras explicaciones y a sus desencuentros.

 

Pero dos notas surgen de la conversación referente a Puebla: el señalamiento expreso de que, para Beltrones, Blanca no era la mejor candidata.

 

Y claro, los 370 millones que desaparecieron y nadie, excepto pocos, saben en qué bolsillos fueron a quedar. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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