Sunday, 19 de May de 2024

Lunes, 04 Julio 2016 03:10

La ultraderecha en Puebla ya no es lo que era (gracias a Dios)




Written by  Arturo Rueda

Los priístas, siempre con pánico a contradecir a su jefe político que es el presidente, y que sólo lo hicieron en la XVIII Asamblea Nacional para poner candados a los tecnócratas, ya se sumaron a la rebelión. No les importa el infierno, sino la derrota en las urnas. No tendrían por qué tenerle tanto miedo a los curitas ya que en Puebla sólo les quedan 2 mil 500 incondicionales. Ni hacen ganar a ningún candidato, ni lo hacen perder. El arzobispo Víctor Sánchez debe estar muy asustado: vaya que su influencia ha menguado


Escuálida, desnutrida, así se vio la movilización que organizó la Arquidiócesis de Puebla en contra de Enrique Peña Nieto y su propuesta del matrimonio igualitario. Toda la fuerza del arzobispo Víctor Sánchez no sirvió para juntar más de dos mil 500 beatas almas de la ultraderecha en contra de la propuesta que los escandaliza por quebrantar el orden “natural”.

 

Hace todavía 10 años, esta marcha habría conjuntado a más de 30 mil poblanos que, sin pudor, habrían exhibido en público su intolerancia contra aquellos que consideran diferentes, y por tanto, carecen de los derechos que sí tienen las personas “normales”.

 

Pero ahora, la convocatoria de la Arquidiócesis, más sus aliados como la UPAEP y la Anáhuac, las fuerzas vivas empresariales del Yunque representadas por Carlos Montiel —próximo presidente del CCE— y Franco Rodríguez —diputado panista que también estuvo al frente de la cúpula patronal—, así como una multitud de membretes conservadores, sacaron 2 mil 500 poblanos a las calles.

 

Así como lee: en pleno domingo, sólo 2 mil 500 poblanos se decidieron a salir de sus casas para recorrer del Parque Juárez al Parque Ecológico en defensa de una idea retrógrada.

 

Definitivamente, la ultraderecha en Puebla ya no es lo que era.

 

Le pasa lo mismo que el PRI: sus bases se van muriendo, y las nuevas generaciones no se creen sus choros, ni compran sus ideas retardatarias. Para ellos, las uniones de homosexuales son cosas de todos los días.

 

La ultraderecha ya no tiene poder de convocatoria en un mundo donde los valores han mutado, sustancialmente para bien.

 

¿Estos ultraderechosos tienen derecho a manifestarse por las calles en contra del matrimonio igualitario, así como de la adopción? Sin duda, también como lo tienen los miembros de la comunidad LGBTI para defender sus posturas, así como la igualdad jurídica para sus expresiones sexuales.

 

El mundo ha cambiado y afortunadamente Puebla también: los tiempos de Octaviano Márquez y Toriz se agotaron.

 

Que apenas dos mil 500 poblanos hayan acudido al llamado del Frente Nacional por la Familia, membrete de la ultraderecha poblana, no borra la afrenta pública en contra de Enrique Peña Nieto y el abierto desafío del clero mexicano que Osorio Chong no puede controlar.

 

Ayer, reunidos en el Parque Ecológico, cuando Eugenia Gómez, oradora oficial y coordinadora del Frente Nacional por la Familia mencionó el nombre de Enrique Peña Nieto, se desató una rechifla brutal.

 

— ¡Que se vaya, que se vaya!— gritaron enardecidos los chicos Upaep, Anáhuac, Instituto México y demás organizaciones conservadoras.

 

El Pacto de Caballeros entre la Iglesia Católica y el Estado Mexicano, que culminó la rivalidad que inició en la Guerra de Reforma, está completamente roto.

 

La Curia Católica y sus adláteres están en abierta rebeldía y no tienen ganas de ser discretos: la amenaza es un voto de castigo brutal en contra del PRI en las próximas elecciones de 2017 y 2018.

 

Los priistas, siempre con pánico a contradecir a su jefe político que es el presidente, y que sólo lo hicieron en la XVIII Asamblea Nacional para poner candados a los tecnócratas, ya se sumaron a la rebelión. No les importa el infierno, sino la derrota en las urnas.

 

No importa su rango. Senadores, gobernadores, diputados federales y hasta humildes diputados locales como Silvia Tanús han dicho que mejor no. Parecen que ahora tienen más pánico de contradecir a Norberto Rivera que a Enrique Peña Nieto.

 

No tendrían por qué tenerle tanto miedo a los curitas: en Puebla sólo les quedan 2 mil 500 incondicionales. Ni hacen ganar a ningún candidato, ni lo hacen perder. El arzobispo Víctor Sánchez debe estar muy asustado: vaya que su influencia ha menguado.

 

Pero la iniciativa para constitucionalizar los matrimonios homosexuales está detenida por el miedo de los priistas a enfrentar el voto de castigo de la ultraderecha, por más escuálido que sea.

 

No entienden que si Enrique Peña Nieto lanzó esa iniciativa fue para conquistar a nuevos electores y que el tricolor no se quede en el cabús de la Historia. Los viajes ilustran y el presidente ya vio que nada le pasa al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, por presidir el desfile de la comunidad gay.

 

Muy cobardes los priistas para enfrentar al Clero.

 

¿Por qué tanto miedo si Octaviano Márquez y Toriz, afortunadamente, ya se murió?

 

 

 

 

 

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