Sunday, 19 de May de 2024

Miércoles, 06 Julio 2016 02:39

La próxima semana habrá nuevo dirigente del PRI




Written by  Arturo Rueda

En los corrillos políticos todo se reduce a dos nombres: de entre Luis Videgaray y José Calzada Rovirosa saldrá el próximo dirigente nacional del tricolor, cuya principal misión será retener el Estado de México en la compleja elección que se avecina, así como empezar a preparar la sucesión 2018.


La hiperactividad de Juan Carlos Lastiri, que ya hasta método tiene para autoerigirse próximo prohombre del PRI poblano, es consecuencia del acelere en que ya entró el presidente Enrique Peña Nieto para nombrar al sustituto de Manlio Fabio Beltrones. La convocatoria se va a emitir el próximo jueves y para el lunes de la siguiente semana ya habrá designación.

 

En los corrillos políticos todo se reduce a dos nombres: de entre Luis Videgaray y José Calzada Rovirosa saldrá el próximo dirigente nacional del tricolor, cuya principal misión será retener el Estado de México en la compleja elección que se avecina, así como empezar a preparar la sucesión 2018.

 

En un partido tan cupular como el PRI, cuyos militantes carecen de iniciativa y en su ADN sólo se encuentra la obediencia a la “línea”, es evidente que la reorganización del PRI poblano pasa por la designación de su nuevo dirigente nacional. Y aunque la real politik no es ciencia exacta, había que analizarse con quiénes podrían trabajar los dos perfilados en las últimas horas.

 

El aún secretario de Hacienda tiene un hombre de su mediana confianza en Puebla, Jorge Estefan Chidiac, a quien le dio un puesto de medio pelo en el gabinete ampliado con Bansefi y luego le negó dos veces la posibilidad de presidir la Comisión de Presupuesto. Sus vínculos son más fuertes con el gobernador y algunos personajes cercanos, pero prácticamente no tiene más relaciones con los priistas poblanos. Si Moreno Valle se lo pide, va a sacar a Estefan de la dirigencia estatal y va a colocar a un personaje que sí genere confianza e interlocución entre ambos.

 

El ex gobernador de Querétaro y actual titular de Sagarpa, José Calzada, no tiene a nadie cercano en el priismo poblano. Durante cinco años fue calificado como el mejor mandatario estatal del país, pero a la hora buena perdió su estado frente a Pancho Domínguez, que fue respaldado por el morenovallismo. De hecho, Calzada y Moreno Valle se mastican pero no se tragan. Increíblemente, Estefan tendría más posibilidades de quedarse al ser ambos odiadores del gobernador poblano.

 

Acaso al único priista poblano que conocerá será a Alberto Jiménez Merino, ya que todavía aguantó algunos meses en la delegación en la Sagarpa antes de irse a la batalla del desierto, como de forma eufemística se nombró a la “campaña sin candidata” que no aportó ningún voto pero sí dejó varias fotografías de Don Rural recorriendo las serranías solo y su alma.

 

Mientras el misterio se desvela, los aspirantes al 2018 corren desbocados sin entender el germen de sus derrotas. Graduado en maquiavelismo, Juan Carlos Lastiri es quien tiene mejor diseñada su ruta crítica para alcanzar la candidatura, aunque eso no significa que pueda ganar la gubernatura en 2018, aunque el zacatleco quizá esté pensando en que “paso a paso”.

 

El subsecretario de la Sedatu sabe que su punto flaco son las encuestas. No va a crecer en un año y pocos meses lo que no creció desde 2012. Su porcentaje de conocimiento no es superior al 25 por ciento y su intención de voto no es mayor al 4 por ciento. Enrique Doger lo rebasa ampliamente, dado que además de no haber cargado con el peso de la derrota, reactivó la delegación del IMSS y sin muchos recursos ya está haciendo ruido mediático. Como le dijo Beltrones al presidente Peña Nieto, el ex alcalde debió haber sido el candidato de 2016.

 

Pero Lastiri hizo una obra de arte. Selló una alianza con Blanca Alcalá para quitársela del camino del 2018, y luego la abandonó a su suerte, pues sabía que si ella llegaba a Casa Puebla, haría lo imposible para hacer a Jorge Estefan Chidiac su sucesor. Con la contundente derrota, Alcalá y “Peludo” quedaron fuera, y en un giro del destino inesperado, Alejandro Armenta se deschavetó y se salió solo.

 

Si Lastiri no puede competir en el terreno de la popularidad, sí puede hacerlo en el terreno de la estructura, ya que desde los tiempos en que fue subsecretario de Sedeso con Javier López Zavala, se dedicó a construir redes de apoyo que fortaleció en sus años en Sedesol al lado de Rosario Robles. De hecho, éste o el siguiente fin de semana va a volver al esquema de sus giras con los delegados federales, replicando neciamente un esquema que no le funcionó en los últimos tres años.

 

El subsecretario de Sedatu sabe que la debilidad de Enrique Doger es la estructura y plena llevar la batalla hacia allá. Por ello, abrió sus cartas y pidió muy temprano una consulta a la base para dirimir la candidatura en un esquema de asignación de posiciones para los perdedores. Casi como sastre italiano, se ha hecho un traje perfecto a la medida.

 

La fiebre del 2018 es absoluta. Armenta ya recorre el estado sin darse cuenta que es una mala broma. Doger corre hasta en las carreras del IMSS. Blanca volvió del exilio y sólo se presenta en bodas y graduaciones. Estefan quiere agandallarse todos los comités municipales. Y hasta Don Rural otra vez se destapa para volver a hacer en 2018 el papel de patiño que hizo en 2016.

 

Ya en serio: pónganse una bolsa de hielos en la cabeza y váyanse de vacaciones. O espérense a que nombren al nuevo dirigente nacional.

 

 

 

 

 

 

 

 

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