Por algún lado tenía que tronar la transición de terciopelo, y tronó por el lado de la (in)seguridad pública que está fuera de control. Prácticamente no hay frente en el que no se esté perdiendo la batalla. En los hechos, no en las denuncias, los actos delictivos se han disparado y sobretodo en la percepción mediática el gobierno ha hincado la rodilla voluntariamente. Feminicidios, asaltos a camiones de carga, chupaductos, ola de robos en el transporte público y extorsiones dominan las primeras planas de los medios. Puebla, en apenas semanas, se convirtió en el teatro de la nota roja.

La (in)seguridad pública tocó el fondo el viernes por la noche cuando se produjo el primer muerto por asalto en transporte público. La unidad 25 de la ruta 19 nos puso al nivel de las peores ciudades del tercer mundo en Centroamérica, como Tegucilgalpa o El Salvador, las únicas donde hay muertos en el transporte. Ese viernes, tres delincuentes subieron al microbús y dejaron un muerto, un herido y una ola de pánico entre los usuarios que reclaman la soledad, el abandono de las autoridades.

El clima de inseguridad es nacional, ya que el INEGI reportó que 71.9 % de los mexicanos se siente inseguro de acuerdo con la encuesta ENSU que se dio a conocer la semana pasada. En algunos lugares como Ecatepec, la zona oriente de la CDMX, Coatzacoalcos o Acapulco, ese porcentaje se eleva a 9 de cada 10.

De acuerdo con la misma encuesta, en Puebla la percepción de inseguridad en la capital se elevó de 66.7 % a 71.3 %. Es decir, andábamos por debajo de la media nacional y ahora ya estamos en ella. A nivel estatal, esa cifra baja a 68.4 % con respecto de la encuesta Envipe, apenas ligeramente superior a la percepción de inseguridad de un año antes.

De entre todos los responsables de la situación, solamente Luis Banck tomó el toro por los cuernos y ayer domingo abordó una ruta 19 para conocer de primera mano los relatos de miedo de los usuarios, a los que en los últimos meses les han tocado dos, tres y hasta cuatro asaltos.

La plática de varios poblanos con su alcalde describió el mismo modus operandi: tres o cuatro sujetos abordan las unidades del transporte y perpetran los robos con una impunidad brutal. Como las unidades no tienen cámaras de video ni botones de transporte, los pasajeros son presa fácil de los delincuentes que les retienen los teléfonos móviles que nunca son desactivados por que los ciudadanos no acuden a presentar sus denuncias. Es pura pérdida de tiempo, dicen.

Acompañé al alcalde Banck en este recorrido y transmití íntegramente en Facebook Live desde que subimos y hasta que nos bajamos. El presidente municipal fue acompañado solamente por el titular de la Ssptm, Alejandro Santizo; el director de Servicios Públicos, Eduardo Vergara, y el director de Comunicación Social, Manuel Miranda.

Usted puede ver el video y tomar su mejor decisión, pero podrá constatar la sorpresa de los poblanos al ver a un alcalde subido al micro, y la disposición para platicar con ellos y escucharlos. Es la primera vez que ocurre algo así, por lo menos desde que yo tengo memoria de lo que hicieron y deshicieron los últimos seis ediles de Puebla capital: ni Marín, ni Paredes, ni Doger, ni Blanca y tampoco Eduardo Rivera. De alguna forma, Luis Banck ya ha pasado a la historia con este gesto.

Y por supuesto que habrá los inconformes de siempre, a los que ningún chile les acomoda. Los que dicen que el recorrido debió hacerse en otro día y hora; los que dicen que subirse a un micro es un acto de populismo y que el hecho que alcalde Banck se suba a platicar con los usuarios no resuelve nada. Los que critican por hacer, y también por no hacer.

En efecto: lo importante es que la ola de asaltos en el transporte público sea frenada, y si eso no se logra, de poco habrá valido el gesto del presidente municipal. Pero tampoco puede pasarse por alto que, pese a que la clase política se caracteriza por la distancia de los problemas reales de los ciudadanos, haya un funcionario que tome el toro por los cuernos. Que atienda los problemas en el lugar y no desde el escritorio.

¿Dónde están los demás responsables de la seguridad pública? ¿Cuáles son sus hipótesis de por qué la (in)seguridad se ha desatado en los dos últimos meses? ¿Tienen explicaciones? Seguro que sí.

Por ejemplo, el nuevo sistema de justicia penal favorece la presencia de los ladrones en las calles. Un ejemplo es la banda de atraca Oxxos capturada la semana pasada luego que atacaron y desvalijaron una de esas tiendas en la colonia Guadalupe Hidalgo. Desde el viernes, los cinco adolescentes capturados en flagrancia por la Ssptm ya están de nueva cuenta libres por un módico pago de 22 mil pesos: 16 mil para compensar el robo y 6 mil por los daños causados a la tienda.

Llego la hora para Moreno Valle y Antonio Gali de apretar tuercas: el periodo de transición iba a generar costos, pero acabó golpeando al núcleo de la seguridad pública. Esto empeora rápidamente, como lo palpó ayer Banck, y lo peor puede estar por venir.