Friday, 26 de April de 2024

Martes, 12 Enero 2016 04:29

En el PRI no habrá explosión, sino implosión




Written by  Arturo Rueda

Alguien filtró, por ejemplo, que la rueda de prensa de la bancada tricolor de San Lázaro era para darle su respaldo en bloque a Alcalá, pero a la mera hora ocurrió todo lo contrario. Giorgana se quedó solo y su alma, pues ante el rechazo de sus compañeros al pastoreo, debió asumir como postura “personal” el destape.


Víctor Giorgana no es un hombre de veleidades políticas ni de aventuras sin sentido. Tiene comunicación, línea directa, con los jerarcas mexiquenses del tricolor. Si destapó a Blanca Alcalá es porque, ahora sí, la primera alcaldesa de Puebla capital se perfila para asumir la candidatura a la minigubernatura pese a sus dudas, ausencias y resistencias. Pero algo se hizo mal que puso al PRI poblano al borde de la ruptura. A Blanca se le quitó la capucha, pero no hubo operación cicatriz previa con los otros dos aspirantes que llegaron a la final, Enrique Doger y Alberto Jiménez Merino, quienes de plano no se dieron, o no se quieren dar por enterados de que el tricolor ya tiene candidato. ¿Quién falló en la operación cicatriz? ¿El CEN tricolor, el delegado Rogelio Cerda, Bucareli?

 

Hay cosas que no se entienden. Alguien filtró, por ejemplo, que la rueda de prensa de la bancada tricolor de San Lázaro era para darle su respaldo en bloque a Alcalá, pero a la mera hora ocurrió todo lo contrario. Giorgana se quedó solo y su alma, pues ante el rechazo de sus compañeros al pastoreo, debió asumir como postura “personal” el destape realizado un día antes. Sus compañeros Grace Palomares y Alejandro Armenta no descalificaron a Alcalá, sino que urgieron claridad al CEN, que en realidad es claridad a Los Pinos sobre la designación.

 

El primero en no enterarse de la unción es Alberto Jiménez Merino, quien no paró de recibir adhesiones a lo largo del periodo vacacional. De hecho, fue el único que siguió trabajando por la candidatura en esas tres semanas en las que Blanca tomó el crucero del Báltico y Doger hizo trabajo subterráneo. El delegado de la Sagarpa este día tendrá una movilización multitudinaria de los grupos y sindicatos que le reiterarán su apoyo. Se juega su última carta, o la última posibilidad de Marín de mantener el veto a la ex alcaldesa.

 

Doger no convocará a una movilización porque le bastan sus arranques tuiteros. Ayer por la noche, el ex rector puso a parir a las estructuras partidarias con una queja que no hizo explícita -el destape realizado por Giorgana- pero que ponen en claro su desacuerdo con las formas. Lo que hizo evidente fue la falta de trabajo en la operación cicatriz, en la que nadie está al frente. Ana Isabel porque es muy chiquita, Rogelio Cerda porque apenas aterrizó de regreso, y Beltrones porque tiene otras papas calientes que atender.

 

¿Puede fracturarse el PRI en esta coyuntura delicadísima del destape? Si todo es tal como parece, la primera responsable de evitar la ruptura es Blanca Alcalá. Al fin y al cabo, es la que necesitará el apoyo de sus competidores al interior del PRI. En Tlaxcala, por ejemplo, no hubo forma de que los perdedores le levantaran la mano a Marco Antonio Mena, el delfín de Mariano González Zarur, por lo que ya se habla de que su candidatura nació estrellada. Precisamente, en el gobernador priista del estado fue la causa de la ruptura.

 

Tampoco se debe crucificar a Giorgana: hizo lo que tenía que hacer conforme a la información que recibió, seguramente, de César Camacho, ex dirigente nacional del PRI con línea directa a Los Pinos. La filtración de que la senadora es candidata llegó por ahí y quizá fue confirmada por otro lado. Pero nadie debe dudar del estilo ortodoxo del diputado federal, lo que le ha permitido sobrevivir tres sexenios en el primer nivel de la política poblana. Con ese estilo se dio el lujo de destapar a Mario Marín en 2004 gracias a la información privilegiada que tenía en Casa Puebla.

Blanca debe evitar que su destape quede manchado, como le ocurrió a Zavala en 2010 y a Enrique Agüera en 2013: la ruptura interna es la primera garantía de derrota. Los priistas poblanos, a excepción de Doger, son de implosiones, no de explosiones. Me explico: externamente alzarán la mano y se tomarán la foto, pero internamente jugarán a la traición. Muchos de ellos lograron su primer objetivo: subir a Blanca a una guerra que no debía haber jugado, porque su turno era el 2018. Ahora la inteligencia de la candidata tendrá que hacer la diferencia. Una cosa es recibir la bendición, otra alcanzar el consenso de los grupos.

 

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