Reabre INAH Cacaxtla al público

Después de un año de haber cerrado la zona arqueológica de Tlaxcala

La dependencia invirtió cerca de 18 millones de pesos para reparar el sitio que resultó afectado por una fuerte granizada

Agencias

Después de un año de haber sido cerrada la zona arqueológica de Cacaxtla, Tlaxcala, por la afectación que provocó una granizada en mayo de 2007, hoy será reabierta  una vez que se repuso un segmento de la techumbre metálica que la protege.

Con una inversión de alrededor de 18 millones de pesos, la zona abrirá sus puertas a las ocho de la mañana, aunque se puso en duda que las pinturas murales que ahí se encuentran deban permanecer en ese sitio y se planteó la posibilidad de buscar una nueva forma de protegerlas.

En un acto al que asistió el gobernador de Tlaxcala, Héctor Ortiz, el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Alfonso de María y Campos, recorrió la zona donde reconoció que la techumbre “no es la mejor opción” para el sitio, pero que sin su existencia, la zona irremediablemente se perdería.

El 21 de mayo del año pasado, la acumulación de granizo en la parte sur de la enorme techumbre que protege la zona (de alrededor de 12 mil metros cuadrados) hizo que se colapsara una parte de la misma, lo que provocó que sus restos cayeran sobre el Edificio F de la zona de Cacaxtla, desarrollada por la cultura olmeca-chicalanca entre el 600 antes de Cristo y el 1000 de esta era.

Cacaxtla es la única zona arqueológica del país resguardada por una techumbre, la cual fue colocada a partir de 1985 por disposición del Consejo de Arqueología, quien decidió esta acción debido a la técnica constructiva que emplearon los antiguos pobladores del lugar, a base de lodo, en una especie de adobe sensible a las inclemencias del medio ambiente.
Los trabajos de reparación de la techumbre, dijo, fueron solventados por tres instancias, en primer lugar por los seguros con los que cuenta el Instituto, que aportaron 12 millones de pesos; dos millones y medio del INAH y tres millones de pesos financiados por el gobierno estatal.

Esta última inversión comprendió la rehabilitación de espacios nuevos como la taquilla, los sanitarios y un nuevo museo de sitio para el lugar, del que no se dieron más detalles, pero que se espera pueda resguardar los hallazgos que se han dado en la zona.

De María aceptó además que respecto a las pinturas murales que se conservan en la zona (ahí se ubica el mural La Batalla, la pintura prehispánica más larga de Mesoamérica), deberá comenzar a buscarse una solución que las proteja, pues “en dos o tres generaciones no se puede garantizar que continúen”.

Ante ello, los especialistas estudian la posibilidad de encapsular las obras a través de hules y madera; quitarlas de su lugar original y montarlas en el museo de sitio o protegerlas con techumbres individuales.

El funcionario señaló además que la garantía de que el siniestro no vuelva a ocurrirrecae en las empresas que participaron en la reconstrucción de la techumbre, así como en los estudios que se realizaron, pero de cualquier forma se elaborará un “cuaderno blanco” que será firmado por todos los responsables de tomar decisiones.

A partir de un dictamen elaborado por la empresa Colinas de Buen, el Instituto de Ingeniería de la UNAM y la empresa ICA, la parte afectada de la techumbre fue repuesta durante más de cinco meses, “con mejoras en el diseño para tener mejor salida del desfogue, ahora la bajada es mayor”.

Con este propósito, señaló por separado Federico Bussey, coordinador Nacional de Obras y Proyectos del INAH,  que “se tomaron todas las previsiones del caso. Estamos previendo que si cae una granizada similar, en todo caso caería sobre el canalón.”

Después del siniestro que mantuvo la zona cerrada al público, las autoridades han destinado unos dos millones de pesos para el mantenimiento anual, tanto de la techumbre, como de los vestigios arqueológicos, sin embargo, el mantenimiento continúa siendo una de las mayores problemáticas para el lugar.