Recuerdan a Juan Rulfo tras 22 años de muerte


El autor de obras como “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”


Algunas biografías marcan su natalicio el 16 de mayo de 1917, en Apulco, una localidad cercana a San Gabriel, Jalisco, pero debido a que fue registrado en la ciudad de Sayula, otras toman esa entidad como el lugar de su nacimiento.

 

Agencia Reforma

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Una de las más importantes escritores de la narrativa en la lengua española, Juan Rulfo, cumplió ayer 22 años de haber fallecido, el 7 de enero de 1986, es  considerado el autor más universal de México, por obras como “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”.


Algunas biografías marcan su natalicio el 16 de mayo de 1917, en Apulco, una localidad cercana a San Gabriel, Jalisco, pero debido a que fue registrado en la ciudad de Sayula, otras toman esa entidad como el lugar de su nacimiento.


Bautizado con el nombre de Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, el futuro autor vivió en San Gabriel, donde en 1923 fue asesinado su padre, Juan Nepomuceno Pérez Rulfo.


A los 10 años fue enviado por su madre, junto con su hermano mayor Severiano, a un internado de la capital del estado de Jalisco para continuar sus estudios en la escuela de las monjas Josefinas, donde incrementó su pasión por la lectura.


En 1936, tras difíciles experiencias, como la muerte de su madre, María Vizcaíno Arias, cinco años antes (1927), Juan Nepomuceno intentó estudiar Derecho e ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin conseguirlo, aunque acudió a clases como oyente.
Por esas fechas, el también autor de las obras llevadas al cine “El gallo de Oro” y “La fórmula secreta”, y quien habría de crear todo un particular estilo de narrar, entró a trabajar a la Secretaría de Gobernación, donde conoció al escritor Efrén Hernández.


Y es a partir de este momento que se sabe de la actividad literaria de Rulfo, que es seguida muy de cerca por Hernández, quien en 1940 la llevó a la revista “Romance”, dirigida por Juan Rejano, entre esta algunos fragmentos de su novela “El hijo del desaliento”, la cual no publican y de la que sólo se conoce el fragmento que lleva por título “Un pedazo de noche”.


En 1943 Rulfo escribió el cuento “La vida no es muy seria en sus cosas”, obra que se puede decir marcó el inicio de su producción y que fue publicada dos años más tarde en dicha revista.


Dos años después, en la revista “Pan”, de Guadalajara, publicó los cuentos “Nos han dado la tierra” y “Macario”, que en fecha posterior se integraron al libro “El llano en llamas”.


De acuerdo con una carta que Rulfo envió a su novia, Clara Aparicio, un editor rechazó en 1947 su cuento “Es que somos muy pobres”, con el argumento de que estaba muy “subido de color”.


A su futura esposa también le confesó que intentaba escribir “algo” que se llamaría “Una estrella junto a la luna”, la cual posteriormente se convertiría en la novela “Pedro Páramo”.


En sus cartas a Clara, Rulfo habló de su actividad como fotógrafo aficionado, lo que lo llevó a visitar muy seguido a los volcanes cercanos a la Ciudad de México e intentar trabajar en la industria cinematográfica.
Un mes antes de cumplir los 31 años, Rulfo se casó con Clara Aparicio, y en ese mismo año, 1948, publicó su cuento “La cuesta de las comadres”, del cual semanas antes habían sido leídos algunos fragmentos por radio.


El trabajo fotográfico de Rulfo, a diferencia de su obra literaria publicada, fue amplio, y un ejemplo de ello es la guía “Caminos de México”, que fue ilustrada con placas suyas.


En fechas posteriores habrían de aparecer otros trabajos semejantes. Sin embargo, el autor tapatío continuó con su pasión por la literatura y en los años siguientes publicó “Talpa”, “El llano en llamas” (1950) y “Diles que no me maten” (1951).


Su primera obra publicada en forma de libro la hizo precisamente el Fondo de Cultura Económica (FCE), casa editorial bajo la cual en 1953 se editó “El Llano en llamas”, integrada por 15 cuentos.


A mediados de 1954, Rulfo entregó al Centro Mexicano de Escritores, del que fue becario entre 1952-54, una copia mecanografiada, con unas pocas correcciones a mano, de la novela que en este momento llevaba el título de “Los murmullos” y cuyo título cambiaría por el de “Pedro Páramo”.


La primera edición de esa obra fue en 1955, hecha por el FCE dentro de la colección “Letras Mexicanas”. Fue un volumen empastado de 129 páginas y con un tamaño de 17 x 12 centímetros.


Se trata de una compleja narración en la que se mezclan los mitos, las obsesiones y los fantasmas del caciquismo en México, y es considerada por los especialistas y diversos literatos como una de las mejores obras en lengua española, e incluso universal.


En 1962, en la Ciudad de México, Rulfo trabajó en el Instituto Nacional Indigenista (INI), y dos años después, en 1964, se estrenó la película “El gallo de oro”, dirigida por Roberto Gavaldón, y “La fórmula secreta”, dirigida por Rubén Gámez, sobre textos del autor.


El primer reconocimiento nacional de su labor literaria fue en 1970, cuando recibió el Premio Nacional de Literatura, y una década después, Rulfo recibió un Homenaje Nacional en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.


En 2005, “Pedro Páramo” cumplió 50 años de haberse editado por primera vez y se conmemoró en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, con homenajes, conferencias y actividades académicas que se extendieron a París, Francia, y Madrid, España.


Aunque su creación literaria fue escasa, el escritor de una personalidad tímida, ensimismada, parco en su hablar y reacio a dar entrevistas, “Pedro Páramo” ha sido considerada como una de las cumbres de la literatura en lengua castellana por autores como Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges.


Destacadas plumas internacionales como Günter Grass, Susan Sontag y Gao Xingjian se cuentan también entre sus grandes admiradores.


El titular de la Fundación Juan Rulfo informó sobre una nueva traducción de Pedro Páramo al francés, con la participación de diversas universidades galas.


En aquella nación, desde hace varios años, se otorga un premio literario a escritores de América Latina, que lleva el nombre de este destacado escritor mexicano que goza de gran prestigio.


Además, luego de un largo litigio, este año el premio literario que cada año otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara volverá a llamarse Juan Rulfo.


Actualmente, la obra de este insigne tapatío ha sido traducida a más de 27 idiomas que van desde el esloveno hasta el tailandés, pasando por el hebreo, el danés y el ruso.


Juan Rulfo, quien en 1957 ganó la primera edición del premio Xavier Villaurrutia, en 1981 publicó su libro de fotografías “Inframundo” y en 1983 recibió el Premio Príncipe de Asturias, falleció el 7 de enero de 1986.

 


 
 
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