Se presenta en Puebla el filme Cementerio de papel


Novela de Fritz Glockner llega a la pantalla


Jorge Rubio Salazar, el director de fotografía de la película, vino a la presentación en Puebla del filme. Y es quien abunda sobre el miedo de las distribuidoras


Brahim Zamora

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A todo libro le llega su película, parece ser un signo de nuestros tiempos. Tal vez por ello Cementerio de papel, la novela de Fritz Glockner, encontró un director que la llevara a la pantalla.


A pesar de que el autor “no anda con la novela bajo el brazo a ver quién la hace película”, ésta se dio más bien como producto del azar.


Sin embargo, a pesar de haber sido nominada en el pasado festival de Guadalajara como mejor película, el filme sólo ha estado en el cine Morelos, en Cuernavaca, una semana en cartelera.


Y es que, por increíble que parezca, a los distribuidores de cine de este país el tema les da miedo. Es por ello que la presentación tuvo que ser en la tocinería de Jesús Manuel Hernández y no en una sal comercial.

 

Del papel a la pantalla


Un día Fritz Glockner presentó su ópera prima Veinte de Cobre en Cuernavaca, es ahí que el director Mario Hernández se le acerca para invitarlo a escribir un guión para un documental sobre Rosario Ibarra de Piedra.


En principio a Glockner la idea le parece interesante, pero es cuando el director le dice qué es lo que desea narrar con el filme, cuando el novelista le recomienda leer Cementerio de papel. “Porque lo que me quieres decir que quieres contar, ya lo conté en esa novela.”


Entonces Mario Hernández compra la novela, se la lleva “aún con la idea de lo que iban a filmar es un documental sobre la Rosario Ibarra”.


A la semana Fritz recibe una llamada de un entusiasmado Mario Hernández, en la que le dice que la novela es muy cinematográfica, “¿por qué no mejor la novela la llevamos a la pantalla?”.


La idea, sobra decirlo, es fascinante para el también autor de Un pueblo en campaña.


Sin embargo no lo compra por entero, “el cine es una pompa de jabón donde todo puede igual no ser. Siempre estuve poco ilusionado, porque cualquier piedrita en el camino podía evitar la filmación, la producción, la postproducción… Pero bueno, ya verla me genera una sensación diferente, ver a tus personajes echando desmadre. Pero sí, estoy muy satisfecho con el trabajo final”.


Pero no sólo eso, Glockner se metió tanto en la producción, que estuvo muy ligado a la creación del guión —aunque finalmente lo acabó Javier Robles—, estuvo cinco de las seis semanas de rodaje, más por vivir la experiencia que por meterse en las decisiones, y hasta se estrena como actor secundario. “Cualquier reclamo sobre mi actuación, díganle a Alberto Estrella, que fue mi maestro.”

 

El miedo de las distribuidoras

 

Jorge Rubio Salazar, el director de fotografía de Cementerio de papel, vino a la presentación en Puebla del filme. Y es quien abunda sobre el miedo de las distribuidoras.


A pesar de ser un proyecto independiente de Movie Ligth apoyado por Fidecine, el proceso de distribución se parece mucho al que viven los documentales.


El tema es la guerra sucia vivida en nuestro país en contra de los movimientos sociales durante los años 70 y 80, a pesar de ser una ficción, está sumamente apegada a la realidad, tanto, que Rosario Ibarra de Piedra en el papel de ella misma, es un personaje central de la historia.


Esto hace que algunos distribuidores alcen la ceja, porque además, hay que decirlo, como en las historias recientes de este país, ésta tampoco tiene un final feliz. “Y hasta ha llegado a haber algo de censura por parte de algunos exhibidores.”


A pregunta expresa sobre la posibilidad de la distribución internacional, lo que se ha hecho ahí es amarrar algunos festivales, pero hay interés en Italia y España por tenerla en salas.


Uno de los requisitos que debe tener una película para ser nominada a los Arieles es haber sido exhibido al menos cinco días en una sala pública, con boletaje vendido. “Es por ello que estuvo una semana en el cine Morelos de Cuernavaca, un cine cultural, sin embargo, no ha estado en otra sala, solo presentaciones chiquitas.”


Durante el debate al final de la presentación Alberto Estrella reflexionó sobre la posibilidad de que a Cementerio de papel le pueda ocurrir lo mismo que a Rojo amanecer. Otra película sin final feliz.

 

Cementerio de papel, la película


Ante unos 150 asistentes, entre gente de la academia, como el tío del escritor, Julio Glockner, o Catalina Pérez Osorio, periodistas como Jesús Manuel Hernández, familiares, amigos, estudiantes y realizadores locales, en la intimidad de La Tocinería se presentó Cementerio de papel ayer por la noche.


Filmada en un formato digital, Cementerio de papel es una película protagonizada por Alberto Estrella, quien asistió a la premier de anoche, junto con José Juan Meraz y Rocío Verdejo, pero cuenta con la participación de Marta Aura, Alejandro Tomasi, Jesús Ochoa, José Carlos Ruiz, Napoleón Glockner y además el propio Fritz Glockner y Rosario Ibarra de Piedra.


Su escenario es la ciudad de México.


Lecumberri, antes y ahora. Trata sobre todo de búsquedas, de las búsquedas de la memoria reciente de este país y de las pruebas para inculpar a los malos, ahora sí, de la película imposible que es México.


Al terminar la función abrir el diálogo con el público fue algo trabajoso, ya que aún se digería no sólo la historia que transcurrió por la pantalla, sino la historia propia como nación.


Poco a poco la gente iba levantando la mano, reflexionando sobre la historia, sobre la violencia, la represión, sobre las claras referencias a Luis Echeverría o Nazar Haro, más allá de la ficción. Al final, ésta se pareció demasiado a la realidad, no es una historia feliz, pero sí heroica, no es una historia de héroes, pero tiene demasiados villanos. Habla del cementerio de papel que es Lecumberri, el Archivo General de la Nación.

 


 
 
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