Lecciones de periodismo en el homenaje a Ibarra Mazari


El Sicom preparó un breve video


El homenaje sirvió como pretexto para presentar la reedición de sus libros Cien Balcones, Crónicas en la ciudad de Puebla, una selección de sus famosas columnas radiofónicas y periodísticas que hacían gala de la crónica


Brahim Zamora Salazar


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El Consejo de la Crónica de Puebla, junto con el Ayuntamiento de Puebla y el Instituto Municipal de Arte y Cultura rindieron un homenaje póstumo a Joseluis Ibarra Mazari, “el cronista memorioso agudo e irreverente de Puebla”, a decir del historiador Jesús Márquez Carrillo.


En el patio del Palacio Municipal se dieron cita los miembros del Consejo de la Crónica, junto con familiares y amigos de Joseluis Ibarra Mazari (como solía firmar su columna Balcón con sus dos nombres haciendo uno), pero sorprendentemente, el homenaje se retrasó por la falta de sillas para los radioescuchas fieles que le escucharon hasta el año 2004 por los micrófonos de casi todas las estaciones de Puebla.


La tarde transcurrió entre memoriosas palabras y anécdotas alrededor del cronista radiofónico por antonomasia en Puebla. El Sicom preparó un breve video donde se ve al “balconero” hablar de la vecindad donde vivió y creció cerca de la iglesia de la Soledad, en la 2 Sur 907.


“Por ahí dicen que me llamo Joseluis Ibarra Mazari. El cargo, soy un cronista en cosas de radio y periódico, nada más”, se le ve y oye decir con su característica voz grave y melodiosa, según dice una voz femenina en off.


Entre el público había pocos jóvenes, sí se vio a gente del mundo cultural de Puebla del siglo pasado, periodistas de viejos periódicos y de amenazadas estaciones de AM, gente de teatro, viejos que hace diez años aún departían con el homenajeado en el Wimpy’s que alguna vez estuvo en Reforma o en el Aguirre, del que ahora queda sólo la tercera parte o ya entrado este siglo en la Vaca Negra de la misma Reforma, siempre en una mesa del ventanal.


El homenaje sirvió como pretexto para presentar la reedición de sus libros Cien Balcones, Crónicas en la ciudad de Puebla, una selección de sus famosas columnas radiofónicas y periodísticas que hacían gala de la crónica, que fue publicada por primera vez en una coedición de la BUAP y la Secretaría de Cultura en 1991 y reeditado en 2005, ambas agotadísimasy Un lugar para Rosendo, libro de cuentos que tiene como escenario a la ciudad de Puebla.


En la infaltable mesa de venta se podían encontrar también CDs con balcones grabados, que originalmente, acompañaban en un casete la primera edición del libro.


Gloria Tirado Villegas recordó cómo Joseluis creaba fans gracias a su irreverencia y su impostura, pero también a su extraordinario manejo del idioma, recordó sus años en El Heraldo escribiendo crónica de sociales…


Y lo citó: “Periodista es el tipo que se friega la vida entera detrás de la noticia y periodista de verdad es aquel que alcanza la cima del periodismo, que es el reportaje, lo sabe construir, lo sabe hacer, y si sabe escribir, entonces se acerca mucho al escritor, ese es el periodista grande y se acerca mucho al literato, al gran novelista.”


Arturo González Orduño, director del Sicom, recordó la formación a periodistas que dio “El Balconero”: Joseluis orientaba y Jesús Manuel Hernández ordenaba, el primero era el dueño del microfóno antisolemne e irreverente y el segundo era el de la rigidez profesional en el manejo de los géneros periodísticos, esa combinación en la empresa radioro de los años 80, fue desde mi punto de vista la mejor academia de comunicación.” 


Y citó la lección del maestro: “Ríete de ti mismo, sé siempre antisolemne, juega, anímate a intentar, pero sobre todo: diviértete trabajando.”


Y más: “No compitas en el obsceno ejercicio de aquellos que tratan de transmitir la mayor cantidad de barbaridades en el menor tiempo posible.”


Lecciones que casi nadie recuerda en la radio actual, en el periodismo de ahora. Por eso Joseluis Ibarra Mazari se extraña siempre en el cuadrante.


El homenaje finalizó con un Balcón dedicado “a las señoras dedicadas al oficio más antiguo del mundo”, donde quien supo escuchar, se deleitó y se rió enormidades después de escuchar la crónica de las putas de la ciudad y su transitar por las calles de esta ciudad, del Barrio de San Antonio, la 3 Norte, la 90, la 6, la 11 Norte… Y que en la nostalgia de sus fans y oidores del radio, concluyó diciendo: “Ya mis burros van lejos, voy y vengo.”

 


 
 
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