Son 'emos' víctimas del conservadurismo


El auge del fenómeno ha mostrado que se trata de una subcultura y no sólo de una moda


Bruno Bartra / Agencia Reforma

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MÉXICO, DF , 23-Mar .- La golpiza y discriminación hacia los "emos" se deriva de un proceso de estigmatización constante que han sufrido las diversas subculturas en el País, y no de una gresca entre "tribus urbanas"; sus raíces están en el conservadurismo y la extrema derecha, así como en la fuerza que está tomando el movimiento, coinciden expertos.


"El asunto de las identidades juveniles es un tema de hace muchísimos años, hay representaciones desde la década de 1940 con los pachucos y los tarzanes, que justamente por su apariencia y su identidad sufrían un proceso de estigmatización; lo mismo sucedió en los 50 a los rebeldes sin causa, en los 60 a los hippies, en los 70 a las famosas flotas y en la década de 1980 a los chavos banda.


"Hay un canal de televisión que se llama Telehit, que es de Televisa, y ahí sale un tipo que se llama Christoff, que es literalmente un descerebrado, con un lenguaje neofacista, pontificando en contra de los emos, tachándolos de niños imbéciles que apenas les están saliendo pelos; se trata de una intolerancia brutal", acusa Héctor Castillo Berthier, coordinador de la Unidad de Estudios sobre la Juventud del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM y fundador del Circo Volador.


Añade que existen varios sitios de Internet y blogs que discriminan en una línea similar a los "emos", sin embargo, en el caso de un canal de televisión público como lo es Telehit, considera el acto una irresponsabilidad absoluta.


Por su parte, José Luis Paredes "Pacho", antropólogo especializado en subculturas urbanas, subraya el enfoque homofóbico de los ataques, y añade que si acaso algún sector de los punks fue el que atacó a los "emos", ello iría en contra de su propia ideología.


"Hasta hubo declaraciones de punks en el concierto masivo del sábado pasado cerca de Teotihuacán en contra de estas actitudes; los punks en general son pacifistas que reivindican la autogestión, la ecología y el ambientalismo", describe.


"Después vinieron las entrevistas con los agresores (de Querétaro) y me llamó la atención que ninguno de ellos parecía ni metalero, ni oscuro, ni skato, ni razteka, ni ninguna de las 'tribus urbanas'; además subrayaban la homosexualidad como punto esencial para el ataque", añade Castillo Berthier.


La golpiza y discriminación hacia los "emos", en todo caso, responde a la polarización que ha sufrido el País y a la intolerancia reinante, coinciden los especialistas.


"El fondo de las agresiones parte de esta polarización en la que está el País y la cual permite que las tensiones y ansiedades se cristalizen en estos espacios que deberían estar destinados a la tolerancia, el gran elemento tras de esto es el proceso de intolerancia; empezamos a aterrizar este discurso oficial para explicar las tensiones y para rechazar a lo que es diferente, es un discurso propio de la Iglesia, el Yunque y los Panistas de extrema derecha", explica Castillo Berthier.


"Esto obedece a los espacios de intolerancia que todavía rigen en nuestro país, es mucho más fácil que prenda la violencia e intolerancia en un País carente de espacios de participación ciudadana", añade "Pacho".


Sin embargo, Castillo Berthier admite que en un principio creyó que el movimiento 'emo' se remitía simplemente a una moda, y por ello no había profundizado en el estudio del fenómeno.


"Están en un proceso de construcción de su propia identidad, nadie se había ocupado de ellos porque creíamos que se trataba de una moda, igual que muchísimas otras, que son pasajeras.


"Hoy la sensibilidad juvenil se enfoca en la búsqueda, protección y construcción de espacios de cotidianeidad; los 'emos' por sus símbolos identitarios --adolescentes, muy jóvenes, entre 12 y 16 años, híbridos, que tocan punk pero se visten distinto-- se acercan a estos espacios naturales que se han generado por las otras tribus, como el Tianguis del Chopo; otra gran diferencia del asunto de los 'emos' frente a lo que pasaba antes, es esta intolerancia desde el Internet, las nuevas tecnologías, y creo que muchos de estos fenómenos de identidad difícilmente se podrían explicar sin las presencia masiva de los medios de comunicación", finaliza.


 
 
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