Se nos hizo tarde llega a la Ibero


Presenta Fritz Glockner su nuevo libro


Es un recorrido por la educación sentimental de la generación que fue adolescente en la década del 70


Brahim Zamora


 

Se nos hizo tarde a la generación del 70. Ahora Fritz Glockner en su afán literario por recuperar la memoria de los nacidos en los años 60 y de la compleja realidad que se vivió en esa época, arremete con una nueva novela, que no explora la parte política de ese periodo, sino la educación sentimental de quienes vivieron su adolescencia en los años que rodearon el mítico 68.


En la Universidad Iberoamericana fue que presentó Se nos hizo tarde, que habla de un contexto más íntimo de aquella generación, que como menciona en Veinte de Cobre, su ópera prima, no era ni chicha ni limonada.


Es una novela que si bien está alejada de sus temas habituales la guerra sucia, la guerrillaevoca la memoria de los sesenta y los setenta, una época marcada sin duda por los momentos políticos nacional y mundial. Es el recorrido por las costumbres, la melancolía y las derrotas de un grupo de compañeros de la preparatoria reunidos 20 años después.Y por ello no parece casual que el epígrafe utilizado para abrir esta novela sea un fragmento de un poema de José Emilio Pacheco —un poeta eternamente joven—: “Algunos compañeros se reúnen. / ya somos todo aquello / contra lo que luchamos / a los veinte años”, haya servido de inspiración a Glockner para reflexionar en torno a la historia de la sociedad pero también sirve para echar una profunda mirada a las nuevas generaciones, que sin duda siguen leyendo las tiras de Mafalda, tal vez ahora convertida en un personaje de Maitena o escuchan desde el fondo del recuerdo de sus padres y abuelos a los Beatles. El 68 es un signo inevitable de la juventud de este país, se tengan 17 años ahora, entonces, o en los noventa.


La presentación contó con la presencia del rector de la Universidad Iberoamericana David Fernández y de Raúl Ibarra, de la licenciatura en Comunicación.


A pesar del tono nostálgico que se antoja para este libro, para el autor: “A la gente se le olvida que tiene la capacidad de raciocinio y puede soñar en ser diferente y feliz, que puede tener una motivación para construir un mejor mañana”, así pues esta obra se convierte más bien en eso, en un llamado para la posibilidad de la alegría.


Y es por ello que más que explorar el momento histórico-político que puede plantearse en la novela, apela a la educación sentimental de esa generación.


“No se trata de andar ondeando banderas de no ser lo que eres, hay grandes hombres y descubridores; eres lo que eres con base en tus años o eres mediocre porque tu capacidad de sueños ha sido reducida o porque no tienes la capacidad o vocación por soñar, esto tiene que ver con genes y el entorno social, creo que pocos estudiosos acuden a desentrañar la educación sentimental de los sujetos históricos y para mí no es lo mismo un niño que lee Mafalda o que lee a Memín Pinguín.”


Y es que en esta novela editada por Ediciones B podemos encontrar esos referentes culturales que han ido formando la educación sentimental no sólo de la generación de Glockner, sino de las subsecuentes: Quino, los Beatles, la propia costumbre de ver televisión o los videojuegos, que han transformado el entorno de los más jóvenes.


En la novela también encontramos una tercera línea narrativa, que es la historia de la Compañía de Jesús y la influencia que tuvo en la educación en la ciudad de Puebla, en él mismo como estudiante del Instituto Oriente como muchos miembros de su generación, a pesar de que la autobiografía no es el oficio de esta novela, la apelación a la realidad es inevitable. De ahí respira la literatura de Glockner y de muchos miembros de su generación.

 

 

 

 

 

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