Tlatelolco, una herida que no cierra


José Gil Olmos / Apro

 

El 40 aniversario de la masacre de Tlatelolco unió las voces de actores políticos, exlíderes estudiantiles y funcionarios públicos para volver a exigir, ahora al gobierno del presidente Felipe Calderón, el esclarecimiento de ese  trágico acontecimiento en la historia de México.


En medio de las diferentes manifestaciones que se realizaron en diferentes sitios y foros, llamó la atención el silencio absoluto de la administración calderonista sobre el 68, en una actitud que contrasta abiertamente con la actitud de otros gobiernos del continente que buscan, por todos los medios, sanar heridas de la represión.


Fuera de ese detalle, que no pasó desapercibido, las expresiones para conmemorar el 2 de octubre de 1968 fueron de diversa índole, desde las tradicionales marchas con destino al Zócalo, la histórica petición de encarcelar a los responsables de la matanza de estudiantes, entre ellos el expresidente Luis Echeverría, hasta la develación de una placa en la explanada de la rectoría de la UNAM y la propuesta de inscribir en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados la leyenda “A los mártires de 1968”.


Organizaciones estudiantiles, partidos y sindicatos realizaron, en efecto, cuatro marchas que congregaron a casi 15 mil personas y tuvieron como punto final el Zócalo de la Ciudad de México.


El propio jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, resaltó la importancia de la fecha al sostener que el movimiento estudiantil de esa época no fue derrotado. Afirmó, por el contrario, que coadyuvó a transitar “de un régimen autoritario a la democracia”.


En un tono similar se pronunció Porfirio Muñoz Ledo, quien además alertó sobre la persistencia de “tendencias autoritarias y represoras” en el actual gobierno federal.


En Ciudad Universitaria, el rector de la UNAM, José Narro Robles --a semejanza de su antecesor de hace cuatro décadas, Javier Barros Sierra-- izó a media asta la bandera nacional en la explanada de la rectoría, en memoria de los estudiantes muertos.


Luego del izamiento y de entonar el himno nacional, el doctor Narro develó una placa en la explanada de la torre de rectoría, la que desde ahora llevará el nombre de “Javier Barros Sierra”, quien el 30 de julio de 1968 izó también la bandera a media asta, en protesta por el bazucazo a las puertas de la Preparatoria 1 de San Idelfonso y contra la violación a la autonomía universitaria.


La ceremonia celebrada en la explanada de la UNAM fue solemne y acudieron Cristina Valero de Barros Sierra, Cristina y Javier Barros Valero, algunos exdirigentes del movimiento del 68 como Gilberto Guevara Niebla y Marcelino Perelló, así como los directores de las facultades e institutos de la máxima casa de estudios.


Ahí, en una breve entrevista, Narro Robles manifestó que a cuatro décadas del movimiento del 68 aún “quedan pendientes por resolver”.


Más tarde, junto con todas las autoridades de la UNAM, el rector asistió a una ceremonia en la Cámara de Diputados, donde manifestó que desde hace cuatro décadas la política social de los distintos gobiernos  “no ha sido lo exitosa que quisiéramos”.


Frente a los coordinadores de las bancadas de PRI, PAN y PRD, el rector de la UNAM hizo una crítica severa a la política social que se ha aplicado desde aquel 1968 a la fecha.


“La inaceptable desigualdad, tanto en lo económico como en lo social y cultural, sigue siendo nuestra principal vergüenza. Entre 1968 y nuestros días la población creció más del doble y se concentró en las zonas urbanas, en especial en las metropolitanas, además que la esperanza de vida aumentó 15 años”, dijo el doctor Narro.

 


Puso como ejemplos del fracaso de la política social el hecho de que la mitad de la población sigue ganando menos de dos salarios mínimos, en tanto que 6 millones de mexicanos son analfabetas.


El rector también manifestó su preocupación por los niveles de injusticia, desigualdad, corrupción e inseguridad que vive el país y convocó a las distintas fuerzas políticas a la unidad. “Que cada quien asuma su responsabilidad”, sostuvo.


De igual manera, reiteró la defensa de la autonomía universitaria y pidió mayores apoyos presupuestarios a los diputados, pues sólo así se fortalecerá la UNAM y el resto de las universidades públicas del país.


En la misma ceremonia, el coordinador de los diputados del PRD y dirigente estudiantil en el 68, Javier González Garza, dijo que con ese acto se buscaba resarcir de alguna manera las agresiones que la Universidad Nacional recibió del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz durante las movilizaciones estudiantiles de 1968.


González Garza también propuso inscribir en el Muro de Honor del salón del pleno la leyenda “A los mártires de 1968”, como un  acto de desagravio del Poder Legislativo a la generación que desafió al autoritarismo.


Y a solicitud del coordinador perredista, los legisladores guardaron un minuto de silencio en memoria de las víctimas del movimiento estudiantil.


Un fugaz escándalo motivó un señalamiento del diputado priista Eduardo Sánchez Hernández, quien al exponer la posición de su partido criticó que haya quienes han lucrado durante cuatro décadas con el sacrificio de sus compañeros.
En tanto el PAN, por conducto de Juan José Rodríguez Prats,  lamentó que desde 1968 seamos “una sociedad envenenada”. Exhortó a aprender de la historia y no a cultivar el rencor, la frustración y la amargura.

 

Vigentes, las demandas del 68: Ebrard

 

Ebrard Casaubón sostuvo que el movimiento estudiantil de 1968 “triunfó históricamente” porque sus causas llevaron a una transformación importante “de un régimen autoritario a la vivencia de una democracia”.


El mandatario capitalino encabezó esta mañana la ceremonia conmemorativa del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, donde izó la bandera a media asta, se guardó un minuto de silencio y se colocó una ofrenda floral en recuerdo de los jóvenes que perdieron la vida en esos sucesos.


Acompañado por integrantes del Comité de Huelga de 1968, sostuvo que a 40 años de esos acontecimientos siguen vigentes las demandas de “libertad, democracia, derechos y justicia para todos”.


En su oportunidad Félix Hernández, exrepresentante del Comité del 68, dijo que el expresidente Luis Echeverría, a quien se le atribuye responsabilidad en la matanza, permanece en su casa pese a que se le dictó formal prisión.


Recordó que está en espera la resolución que interpuso el exmandatario ante un tribunal colegiado para impedir que el juicio continúe.


En caso de ser así, el exdirigente del 68 advirtió que recurrirán a la justicia internacional para lo cual ya se mantienen en contacto con instancias como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).


Mientras en Veracruz, el coordinador del Frente Amplio Progresista (FAP), Porfirio Muñoz Ledo, dijo que persisten “tendencias autoritarias y represoras” en el actual gobierno federal.


Además calificó de “enana” la administración de Felipe Calderón, no sólo por su manera de llegar al poder, sino por la conducción del Estado y el engaño permanente al pueblo.


--¿Desde el gobierno alguien quiere retroceder a las acciones de 1968?
“Ojalá y no, pero veo en el seno del gobierno tendencias autoritarias y represivas.
“No tienen actitud para el diálogo, no están entendiendo lo que pasa en el país y carecen de capacidad de convocatoria”, agregó Muñoz Ledo al ofrecer una conferencia magistral en la ciudad de Jalapa”.
--¿Es el Yunque?
“No, en general, es el gobierno más enano de la historia de México, como gobierno, nadie puede recordar el nombre de los ministros, es un staff convertido en gobierno”.
Por su parte el PRD denunció que, “a 40 años, esa masacre sigue impune. Los responsables se han ido muriendo y los que aún siguen vivos siguen gozando de cobertura e impunidad. Ni uno solo de los asesinos ha pisado la cárcel y aquella matanza que se quiso acallar ha venido irrumpiendo cada vez con mayor fuerza y veracidad”.
Finalmente, exigió se castigue a los responsables de “esos crímenes de lesa humanidad”.

 

 

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