Terminaron las épocas de auge de Wall Street


Louise Story y Edmund L. Andrews


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El viejo Wall Street está dando paso a uno nuevo.


Cuando los cambios tectónicos dentro del sistema financiero estadounidense cimbraron los mercados mundiales, muchos expertos pronosticaron un perIodo nuevo de cambios dolorosos en Wall Street.


Los pronósticos dieron en qué pensar. Los bancos de inversión serían más pequeños. Sus ganancias serían menores. Los empleos en las finanzas serían más escasos. Y se reduciría el papel gigantesco de Wall Street en la economía del país.


Ese es el caso extremo. Sin embargo, mientras los inversionistas trataban de comprender la caída abrupta de dos de las firmas más poderosas de Wall Street —Lehman Brothers, que cayó en una espiral hacia la bancarrota, y Merrill Lynch, que se apresuró a lanzarse a los brazos del Bank of America—, incluso los optimistas dijeron que el futuro inmediato sería difícil. El secretario del Tesoro, Henry M. Paulson Jr., y la Reserva Federal están allanando el camino para que los pocos sobrevivientes fuertes dirijan un cambio en el sector, mientras permiten que los débiles quiebren o los subsumen sus rivales más grandes.


"Hemos dejado una época dorada de los servicios bancarios y financieros", dijo Kenneth D. Lewis, director ejecutivo del Bank of America, en una sesión informativa con la prensa, mientras su banco se preparaba para comprar Merrill Lynch.
"Va a ser muy difícil", dijo Lewis. "Habrá menos compañías, y tendremos que ser mejores en lo que hacemos".


Se está intensificando el debate sobre lo que viene para Wall Street, ahora que sólo dos de los bancos de inversión importantes en Estados Unidos siguen siendo independientes: Goldman Sachs y Morgan Stanley. Aun cuando ya antes Wall Street ha atravesado por tiempos duros, sólo para surgir más grande y más fuerte, algunos cuestionan si el sector podrá recuperarse rápidamente después de usar niveles elevados de apalancamiento, o dinero prestado, para no limitar las inversiones de riesgo. Estas inversiones resultaron ser desastrosas. En todo el mundo, las compañías financieras han reportado más de 500 mil millones de dólares en cobros y pérdidas a causa de la crisis crediticia, una cantidad que algunos expertos dicen que finalmente podría exceder el billón de dólares.


Los errores en el mercado hipotecario le costaron a Merrill Lynch, una correduría que es sinónimo de Wall Street para muchas personas en la Avenida Principal, más de 45 mil millones de dólares en el último año. Su venta podría ser un paso hacia una consolidación más amplia en el sector.


"Todos en este negocio estamos condicionados a ciclos en las crisis, y también estamos condicionados a que los mercados se restablezcan con relativa rapidez porque se puede identificar y medir la crisis", dijo Donald B. Marron, director ejecutivo de servicios financieros centrados en patrimonios netos privados de la firma Lightyear Capital y exdirector del Grupo PaineWebber. "Lo que ahora es diferente es que no se puede hacer ninguna de las dos cosas".


La unión de Bank of America y Merril Lynch, si se completa, escucharía, en cierto sentido, al pasado. Durante la depresión, el Congreso separó los bancos comerciales, que aceptan depósitos y hacen préstamos, de los de inversión, que financian y hacen operaciones bursátiles con valores. Se permitió que los bancos de inversión operaran con menos supervisión, mientras que los comerciales lo hicieron con una más estrecha.


Sin embargo, después de que el Congreso revocó esas leyes de la época de la depresión en 1999, los bancos comerciales empezaron a introducirse en territorio de Wall Street. Conforme la competición nueva empezó a reducir los márgenes de ganancia, los bancos de inversión comenzaron a usar más de su capital para hacer operaciones bursátiles con valores, así como a desarrollar derivados financieros para poder incrementar sus ganancias.


Ahora, ejecutivos como John A. Thain, director de Merrill Lynch y exejecutivo de Goldman Sachs, dicen que los bancos de inversión necesitarán bases amplias de depósitos para apuntalar su capital para los tiempos de problemas. "Conforme avanzamos, el tamaño va a tener importancia", explicó Thain.


Paulson les ha dicho a los ejecutivos de Wall Street que no está contento con la cantidad cada vez más reducida de bancos de inversión, a pesar de que Goldman Sachs, la firma donde trabajó, es uno de los dos grandes bancos de inversión que probablemente se beneficien con la conmoción en el sector.


Paulson les dijo a los ejecutivos que una mayor consolidación en Wall Street podría incrementar el riesgo en el sistema financiero porque se concentrarán en una cantidad más reducida de firmas. Sin embargo, funcionarios del Tesoro perciben al riesgo como el menor de dos males, si la alternativa es sostener firmas que no funcionan e incrementar la inestabilidad.


Entre tanto, la Reserva Federal está expandiendo sus canales disfrazados para financiar lo que los funcionarios esperan sea una conmoción ordenada en Wall Street.


Lo que parece estar claro para casi todo el mundo en Wall Street es que ya concluyó la época de las operaciones bursátiles con ganancias de alto octanaje y las transacciones alimentadas por los préstamos bancarios extremos, al menos por ahora. Eso restringirá severamente las ganancias en todo el sector por algún tiempo. Justo cuando a los estadounidenses se les está dificultando más conseguir préstamos para construir una habitación nueva en sus casas o comprar un coche nuevo, los jugadores más grandes de Wall Street se ven obligados a controlar las cantidades de los créditos que solicitan.


El dinero prestado mantuvo las luces encendidas en los bancos de inversión como Lehman, porque son tan puros que no cuentan con una base de depósitos de los clientes.


Wall Street siempre ha usado el dinero de otras personas para amplificar sus ganancias, pero en los últimos años se infló el uso de la deuda. Los instrumentos del mercado crediticio del sector financiero aumentaron más de una y media veces en la última década, a 15 millones de millones de dólares el año pasado, según Economy.com de Moody, y subió a un ritmo dos veces más rápido que el del crecimiento de la economía en general.


En su punto máximo el año pasado, los bancos de inversión obtuvieron préstamos por 32 dólares en promedio por cada dólar de sus activos, según una investigación de Ladenburg Thalmann. Los préstamos ayudaron a que el sector tuviera ganancias récord, contrató más gente y pagó bonos sorprendentes. E infló los valores financieros, haciendo que fueran el segmento más grande del índice de 500 acciones de Standard & Poor, desde el 2001 hasta esta primavera.


"Es una burbuja en los servicios financieros que fue muy similar a todas las demás", dijo Olivier Sarkozy, director de servicios financieros para la inversión del Grupo Carlyle, una firma privada de patrimonios netos.


Las empresas de Wall Street ya están reduciendo sus niveles de deuda, y se espera ampliamente que los reguladores diseñen nuevos reglamentos para los niveles de apalancamiento, liquidez y capital. Las regulaciones nuevas, si son estrictas, podrían forzar a Goldman and Morgan Stanley a fusionarse con un banco que cuente con depósitos de clientes, una fuente estable de capital y amortiguador de colapsos.


Los veteranos de Wall Street están divididos en cuanto a la magnitud de los problemas del sector. Algunos señalan que Wall Street tiende a atravesar por declives o crisis declaradas cada cuatro o cinco años, y que por lo general se recupera con rapidez. Sin embargo, otros argumentan que lo que está sucediendo ahora marca el final de una "superburbuja" crediticia de 30 años de vida, que afectó al sector financiero tanto como a los clientes.


Cualquiera que sea el caso, el sector financiero parece posicionado para menores sueldos en todos los niveles. "No pueden obtener créditos, así es que se tienen que reducir", dijo Peter J. Solomon, presidente de un banco de inversiones independiente que lleva su nombre. "Conforme se reduzcan, van a tener que despedir gente".


Cuando las firmas de Wall Street reducen la cantidad de sus préstamos para reducir el riesgo, en algunos casos, es a costa de ganancias más elevadas. El cambio ha obligado a los altos ejecutivos a replantearse sus modelos empresariales, y son más las que se están centrando en sus unidades de administración de valores de probada calidad. En cierto sentido, dicen los observadores del sector, las firmas están lidiando con la pérdida de las relaciones de largo plazo entre los bancos y los prestatarios que ocurrió hace 30 años.


"Wall Street ha estado inmerso por varios años en una crisis silente; por debajo de toda la magia financiera y las fórmulas matemáticas, por debajo de todo el manejo financiero hábil, ha habido una búsqueda cada vez más desesperada de fuentes nuevas de ganancias", dijo Ron Chernow, el autor del libro sobre el imperio de J.P. Morgan, titulado The House of Morgan (La casa de Morgan).


Claro que Wall Street se reinventa todo el tiempo. Muchos ejecutivos dicen que lo volverá a hacer, aun si firmas renombradas como Lehman y Merrill quiebran y otras como Goldman y Morgan Stanley enfrentan cuestionamientos sobre sus futuros.


"El sector es un sector dinámico que ha evolucionado en formas imprevistas en los últimos 30 años y creado fuentes de ingresos que no existían anteriormente", dijo James P. Gorman, copresidente de Morgan Stanley.

 

 

 

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