Antele se entregará a la Siedo para “limpiar su nombre”


Asegura su ex esposa Karina Quintero


El saldo del asalto perpetrado por el Ejército es que las hermanas Quintero Marcial fueron liberadas por la PGR, pero producto del susto, su madre sufrió un coma diabético. Los vecinos, asustados, ya no les dirigen la palabra


Edmundo Velázquez

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El hogar de la familia Quintero Velasco, ubicado en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacán y en el que penetró el Ejército Mexicano para buscar a Manuel Antele Velasco, supuesto líder de los Zetas en la entidad, dista mucho de parecerse al estilo de vida narco. Una casa de dos plantas, con jaulas de pericos en el estacionamiento, donde se guarda un Jetta azul, y en el que no se ven por ningún lado ostentosas Suburban o Cadillacs.


Desde la noche del martes, la familia de Antele vive una pesadilla. Una llamada anónima denunciando un doble secuestro llevó al Ejército al número 14 de la calle Amanalco. El ex suegro, un agente de vialidad con diabetes y diálisis a cuestas, abrió la puerta para ser sometido por los soldados, mientras sus hijas eran detenidas e insultadas por poseer una planta de marihuana.


Los gritos de los soldados no se hicieron esperar, mientras esculcaban cajones y tomaban lo que se encontraban al paso, incluso dinero y celulares.


El saldo del asalto perpetrado por el Ejército es que ambas hermanas al final fueran liberadas por la PGR, pero producto del susto, su madre sufrió un coma diabético. Los vecinos, asustados, ya no les dirigen la palabra.


En medio de la pesadilla, Karina Quintero Marcial defiende la inocencia de su ex esposo Manuel Antele Velasco: “él no es Zeta, sino guarura de un empresario de la Triple A”. Y en efecto, mucho tiempo se desempeñó como agente de la policía judicial pero abandonó la corporación en el 2006 por presiones de Rocío Montero Valencia.


En medio de la crisis que provocó la intervención del Ejército, Karina Quintero anuncia que para probar su inocencia, Antele Velasco se entregará a las autoridades federales, pero no en Puebla, sino en México, porque “aquí hacen puras pendejadas”. Solicitará un arraigo de cuarenta días para ser investigado y después, su nombre quedará limpio.


Es el drama que vive la familia del supuesto hombre fuerte del Cártel del Golfo en la entidad.


Según Karina, el ex policía judicial ya decidió ser sujeto a un arraigo domiciliario y acudirá próximamente ante la Subdirección de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (Siedo) de la PGR, aunque no especificó en qué fecha se entregará.

 

Los Quintero, afectados


Ayer CAMBIO buscó a la familia Quintero para conocer su versión de los hechos, en la casa número 10 de la calle Amanalco, donde tienen su domicilio, fue encontrado en la puerta el comandante de Vialidad Municipal, Alfonso Quintero Calva, padre de las dos aseguradas el día del operativo del martes pasado.


En entrevista el comandante Quintero, se dijo impresionado por la magnitud del operativo y los estragos que ha ocasionado en su familia y en su salud. Con casi 30 años trabajando como agente de vialidad, ahora luce afectado por la diabetes. Para hacer evidente su estado de salud muestra la sonda que le fue implantada para hacer sus necesidades levantando su camisa.


“¿Usted cree que estando como estoy voy a andar de un lado para otro en esas cosas?”, comenta molesto mientras se vuelve a acomodar la camisa. “Yo estoy mal, y ese desastre que armaron solamente me puso peor”.


Señalando una esquina de su casa el comandante Quintero obliga a ver a su esposa Isabel Marcial, quien se encuentra sentada en una silla esperando a que se le lleve al médico debido a que el susto provocado por el operativo la tiene en muy mal estado desde la noche del martes.


“Vea, vea cómo estamos. Los militares llegaron abrieron puertas, buscaron en los cajones, tomaron lo que quisieron, dinero, celulares. Todo lo que quisieron. Yo les pregunte si a eso venían, si venían a robar”, comentó el titular del Sector uno de Vialidad Municipal.


El comandante admitió que Manuel Antele Velasco en efecto fue su yerno y padre de dos de sus nietos. Cuando se hace alusión a Antele él simplemente evade el tema y prefiere pedir que se le respete por su edad y condición de salud.

 

 

Manuel Antele “es escolta en la Triple A”


Karina, su hija mayor, apareció para encender un automóvil Volkswagen Jetta color azul en el que piensa trasladar a su mamá a la cita con el doctor. Es llamada por su padre para que se integre a la plática y explica un poco cortante, de inicio, cómo es que se dieron las cosas el día martes.


“Pues llegaron aquí que porque tenían una llamada de denuncia anónima donde decía que supuestamente teníamos dos secuestrados en el número 14. El número 14 es aquél —y señala al aire en dirección a la casa de su hermana—. Ellos vienen y estamos de acuerdo en que, por el cargo y grado que tiene, son federales, pueden entrar a la casa. Pero se están confundiendo de domicilio. Este no es el domicilio que ellos buscaban”, comentó.


—¿Hubo abusos de parte de los militares?—se le preguntó.


—Pues en lugar de entrar y buscar lo que buscaran, se llevaron celulares, dinero, papeles, que a ellos en realidad no les sirven. Mi papá por su trabajo puede tener cientos de papeles. Y ya decían ellos que todos los que están en las fotografías eran los secuestrados. Posteriormente se van a la dirección de allá. Entre ropa y trebejos. De hecho, pues ni ellos se habían percatado de la planta esa. Ni los soldados. Para nosotros era una planta muy común. Que, dijera yo, es de un metro como señaló el MP, pues lo paso por alto. Pero era una plantita así de este tamaño y apenas le salían retoños. Y es una.


Además, según la versión de Karina, los uniformados federales comenzaron a señalar que el automóvil que se encontraba en su domicilio era robado y que “se la cargaría la chingada” si lo comprobaban en el registro nacional de vehículos.


“Ni los soldados me llegaron hablando de esa manera como ellos. Fue una denuncia anónima, como dicen, y no hubo nada. Ni secuestrados, y que me vinculan con el jefe del Cártel del Golfo”, comentó.


—¿Pero conoces a Manuel Antele?— se le preguntó cuando ella misma sugirió el tema.
—Sí— contestó rápidamente.
—¿Fue tu pareja?—
—Sí—
—¿Y qué sabes de él?—
—…pues hasta donde yo sabía, trabaja para un empresario. Es su escolta. Como puede estar acá, puede estar allá porque el empresario es de la Triple A. Entonces que esté en un solo lugar pues no lo creo. Tenemos dos niños juntos. Sí se encarga de los niños. Cada dos meses, cada mes, me manda una cantidad de dos mil pesos para su manutención.

 

Le “armaron” un proceso desde tiempos de Villeda


De acuerdo a los detalles que dio Karina Quintero, su ex pareja dejó la Policía Judicial por problemas con la antigua titular de la dirección de Averiguaciones Previas en la Zona Metropolitana Sur; Rocío Montero Valencia y el ex subdirector metropolitano de la Policía Judicial, Román Martínez Ponce.


“Rocío Montero, fue pareja de Román, él ahora anda huyendo por problemas que tuvo. Porque le encontraron droga y anda huyendo. Ese día en que ocurrieron las cosas mi esposo estaba franco. Salió en el 2006. Cuando estaba Román, junto con Rocío le fabrican una queja por la pérdida de 100 pesos. Y le dijeron que o renunciaba o lo consignaban porque él sabía demasiado. Y como fue por 100 pesos él dijo que adelante, que lo consignaran (…) En ese aspecto él es verbalmente agresivo. Íbamos mi papá, un abogado y yo como testigos para arreglar el asunto. La procuradora Villeda no lo quiso atender. Y ya no dejaron hablar con Montero, ni entrar a la PGJ, que firmara la renuncia o lo consignaban”, relató Karina.


Desde entonces Manuel Antele prefirió abandonar las filas de la PGJ y fue boletinado para no ser aceptado en otro cuerpo policíaco del Estado. De último momento prefirió no ingresar al único lugar donde lo dejaron, Vialidad Estatal. Por lo que buscó trabajo en otros lugares.


“…un agente ya no encuentra un trabajo ya tan sencillo. Entonces empezó de gatito o de chofer, se va para México, lo asaltan, lo maltratan, ahora cojea de un pie por eso. Y entonces, todo lo que se dice no es verdad. Es ahora escolta de un empresario”.


Hablando ya con mayor confianza, la ex pareja de Antele aseguró que “sabía demasiado” y por eso ahora es perseguido. “No pueden inventarle cosas. Él sabe mucho, por eso están detrás de él”, agregó.


—¿La armaron una averiguación previa?—


—Exactamente. Dicen que es del Cártel del Golfo. Y tú lo ves… y nada que ver con lo que dicen. Porque ahora los vecinos dicen que tienen miedo. Por eso yo nada más quiero que limpien el apellido de mi padre. Para el cargo que él tiene, en su círculo y en su ambiente, pues lo van a quemar. Y eso es lo que yo no quiero. Entonces ahorita vamos a contrademandar. Hoy lo hacemos. Se van a retractar de todo lo que se dice, yo no soy una persona que se queda callada, no. Y tenemos todo el apoyo del director de mi papá.


Es por eso que pronto Manuel Antele se entregará a las autoridades federales, como insistió Karina:


“Él va a ir a México con el abogado. Pero se va a presentar ante la Siedo. Porque dice que acá son puros pendejos y no hacen las cosas bien. Así él dice. Y si se va será en un arraigo, de 40 días. Pero va a ser porque él quiere dejar todo en claro, y dejar limpio su nombre porque él no tiene nada que ver, como dicen, con el Cártel del Golfo”, finalizó.

 


Presentan denuncia ante Ministerio Público Militar


Ayer ante el ministerio público militar, la familia Quintero interpuso una denuncia por allanamiento de morada. Karina Quintero, aseguró que ayer por la tarde sería presentada la demanda ante las instalaciones de la XXV zona Militar.


Según los denunciantes, la orden de cateo venía contra el número 14 de la calle Amanalco y, sin autorización los militares, agentes federales y estatales llegaron al número 10 donde saquearon pertenencias y detuvieron a Karina Quintero. En el número 14 fue detenida su hermana María del Carmen Quintero Marcial.


Tras no comprobársele cargos a Karina Quintero se le puso en libertad en cuanto declaró, mientras que su hermana solamente tuvo cargos por la posesión de una mata de marihuana de un metro de altura.

 

 

 

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