Tuesday, 07 de May de 2024

Jueves, 21 Enero 2016 02:55

Beltrones y el astuto distanciamiento de Puebla.




Written by  Javier Arellano Ramírez

La sabiduría popular acuñó una frase para casos como el que observamos.


 

Dice el atinado refrán “Mal acaba quien mal empieza” y la campaña de Blanca Alcalá está comenzando de una manera desastrosa. Simplemente a nadie convence. Dentro de las filas priistas el ánimo es de un silencio sepulcral. La comitiva de los diez invitados llegó hasta la oficina de Manlio Fabio Beltrones en una mera expresión de respeto al sonorense, pero en sus rostros de ninguna manera existe un ánimo festivo, mucho menos triunfador.

 

Vaya, ni siquiera el semblante de Blanca es de regocijo, al contrario, se percibe profundamente insegura, titubeante y retraída.

 

Pero vayamos a repasar algunas instantáneas de esta unción desafortunada.

 

Primero.- La indiferencia de Manlio Fabio Beltrones.

 

 

Durante una época se podía asegurar que el dirigente nacional del PRI tenía un especial interés en la entidad poblana. En este contexto se dio la designación de Ana Isabel Allende Cano como presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, haciendo a un lado a Rocío García Olmedo.

 

Se esperaba que el nombramiento de Allende imprimiera juventud, frescura, renovación al instituto. Pero nada de eso ocurrió. La ex diputada federal se rodeó de una burbuja de la vieja escuela (comenzando por Joe Hernández Corona) e iniciaron funciones llenando de incienso a la figura del ex gobernador Mario Marín Torres; lo convirtieron en invitado de honor, en referencia obligada, en la mano omnipresente.

 

 

Y ahí estaban los marinistas celebrando la presencia de su magnánimo benefactor. El aroma de este (innecesario y fatuo)incienso llegó hasta Insurgentes Norte, en la Ciudad de México. La realidad es que a Beltrones no le agradó esa pleitesía a Marín, la veía sin sentido y sin razón.

 

Ahí comenzó el distanciamiento de Manlio con el quehacer político poblano. Luego simplemente se desentendió de la entidad.

 

Otro factor que el sonorense pudo leer fue la falta de trabajo político de Ana Isabel quien se dedicó a encabezar una dirigencia de escritorio; alejada, distanciada de los comités municipales y más aún de los seccionales. Allende es una presidenta de escritorio, negada completamente al verdadero trabajo de campo.

 

Segundo.- La designación de Rosario Robles como operadora en Puebla.

 

Manlio Fabio Beltrones rápidamente se percató de la descomposición del PRI poblano; los constantes roces, choques y asperezas entre Blanca Alcalá, Enrique Doger y Javier López Zavala.

 

Aquí en esta columna Cúpula narramos el episodio de una acre discusión que se dio entre estos tres personajes en la mesa de Claudia Ruiz Massieu, entonces secretaria de Turismo. El hedor de la putrefacción ya era inocultable.

 

En esos meses el presidente Enrique Peña Nieto designó a Rosario Robles Berlanga como representante del gobierno federal en Puebla. De hecho le entrega la operatividad electoral de la entidad. Es en ese momento cuando Beltrones hábilmente encuentra la rendija para sustraerse del caótico escenario poblano. Simplemente suspende sus visitas al estado; deja de reunirse con los aspirantes y suspirantes; además de que mantiene un discurso distante de la efervescencia local.

 

Manlio, sin duda, el político más completo que tiene en este momento el priismo nacional, sabe leer los mensajes entrelíneas que se envían desde Los Pinos. Se ha retraído a la tentación de promocionar su imagen personal en spots de radio y televisión (acción que si realizan los dirigentes de otros partidos, léase Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y Agustín Basave Benítez).

 

Beltrones mantiene una postura institucional y procura no hacerle sombra a Aurelio Nuño, el príncipe del peñismo, ni a Miguel Ángel Osorio Chong.

 

Es claro que la función de Beltrones es la de colocar las cartas sobre el escritorio principal de Los Pinos y decir: “señor presidente, estas son las figuras que destacan en Hidalgo, Veracruz, Oaxaca…” Y la decisión final ya corresponde a su jefe político.

 

En el caso de Puebla, Manlio Fabio encontró el pretexto perfecto para sustraerse en el momento en que Rosario Robles fue designada representante federal. Hasta ahí llegó su cometido y en ese momento comenzó a correr la responsabilidad de la ex perredista.

 

 

La fotografía con los diez priistas poblanos sólo es el gesto de un dirigente que sabe guardar las formas, pero conoce la realidad del desastre.

 

 

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

 

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