Tuesday, 30 de April de 2024

Jueves, 12 Mayo 2016 01:39

Chalchihuapan: circo electoral y la infamia del lucro político




Written by  Javier Arellano Ramírez

Lo sucedido en esa carretera representa una profunda y dolorosa herida en la Puebla contemporánea.


Sobre aquel fallido enfrentamiento se han escrito centenas de notas, artículos y columnas.

 

Una de las más acertadas fue la publicada por Alfonso Ponce de León Salgado quien argumentó cómo los policías estatales no estaban capacitados para una situación de ese tipo. Los uniformados se estaban ahogando con sus propios gases lacrimógenos y ni siquiera podían enfrentar a un grupo (claramente) entrenado para chocar con la corporación.

 

Lo cierto es que los acontecimientos en Chalchihuapan rebasaron a todos las partes involucradas; tanto al gobierno del estado, como a los pobladores, al mismo grupo de choque; a los sedicentes defensores de los Derechos Humanos y por supuesto a la clase política poblana.

 

Debe subrayarse que el estatus jurídico del proceso en cuestión se encuentra congelado. Pero es menester recordar que desde las primeras horas posteriores a los hechos se dio un deleznable, deplorable ejercicio de lucro político que continúa hasta estos días.

 

La señora Elia Tamayo, madre del pequeño José Luis, ha sido utilizada y manipulada de manera grotesca por agentes políticos a los que sólo les importa llevar agua a su molino.

 

El caso emblemático es el de Roxana Luna Porquillo, una de las divas de la política local, que en las primeras semanas tomó el estandarte de Chalchihuapan como si fuera su escoba inseparable. Pero luego se aburrió, se hastió de esa bandera y paulatinamente se fue alejando.

 

Hoy la misma víctima, Elia Tamayo, señala que piensa reunirse con todos los candidatos, con excepción de Roxana, porque la perredista los abandonó.

 

Otra de las figuras que lucran con la tragedia es Ana Teresa Aranda. Nunca llevó a Tamayo una solución jurídica; una asesoría en materia de Derechos Humanos; mucho menos un apoyo para su subsistencia cotidiana. Nada de eso.

 

Sólo se trata de llegar hasta la humilde morada de esa mujer para tomarse una fotografía y declarar a los medios que “se le hará justicia”. Estamos ante una pantomima, ante el espectáculo deleznable, deplorable del lucro político.

 

En una expresión más de su evidente falta de tacto social y su galopante oportunismo Blanca Alcalá fue a reunirse con la señora Tamayo luego de dos años. Nunca antes tuvo tiempo de buscarla, ni de atender uno de los temas más espinosos de la sociedad contemporánea.

 

Dos años después, en una vergonzosa escena de lucro, en una burda e infame fotografía, Blanca Alcalá se sienta a conversar con Elia Tamayo para ofrecerle “justicia”.

 

Quienes asesoran y orientan a la humilde madre han conformado una agrupación llamada “Centro de Difusión y Defensa de los Derechos Humanos José Luis Tlehuatle Tamayo". Por decoro, por dignidad, por el más elemental respeto al dolor de esa mujer y de su pérdida, deberían impedir que su figura se convierta en una bandera electoral.

 

Está claro que hacerle justicia a doña Elia Tamayo no depende ni de Ana Teresa Aranda, ni de Abraham Quiroz y mucho menos de Blanca Alcalá.

 

En un gesto de verdadera humanidad deben retirar a esa madre del circo electoral. Las candidatas y candidatos, de todos los colores, sólo la buscan para utilizarla, no para ofrecerle una verdadera justicia. Son acciones electoreras despreciables.

 

Lo mejor es que Elia se sustraiga del lucro político y que ella junto con el “Centro de Difusión y Defensa de los Derechos Humanos José Luis Tlehuatle Tamayo" continúen su lucha, antes de que los políticos terminen por demeritar y desacreditar su dolor.

 

Quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

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