No necesitan hacer declaraciones; sus semblantes hablan por sí solos.

Tampoco es de ahora. Desde hace un mes comenzaron a ofrecer ruedas de prensa para quejarse de la “elección de Estado”, de la cargada oficial, del aparato que está aplastando el futuro de la candidata Blanca Alcalá Ruiz.

Llevan semanas con el mismo discurso derrotista; acusando, señalando lo que ellos mismos hicieron en 2010: lanzar todo el aparato estatal para impulsar a su candidato.

Lo que está en juego en esta elección es el futuro de dos proyectos; por una parte el grupo de los marinistas y por otro las aspiraciones de Moreno Valle. Quien pierda la elección pierde el futuro político durante los próximos años.

El mensaje que envían los priistas es lastimoso; es la queja permanente, constante, anticipando la demolición de su proyecto el próximo 5 de junio.

En horas recientes, la bancada de diputados federales priistas, encabezada por Alejandro Armenta y Jorge Estefan, ofreció una rueda de prensa en el Senado de la República en la que piden que el Instituto Nacional Electoral tome el control de la elección poblana, desplazando al Instituto Estatal. Una petición incongruente, fantasiosa; presentada en el lugar inadecuado. En todo caso debieron apostarse en la oficina de Lorenzo Córdova Vianello, presidente del Consejo General del INE.

La misma oficina de Comunicación Social del Senado soslayó, ignoró la presentación de los poblanos. Ningún medio nacional destacó la arenga de quienes no tienen presencia en la Cámara Alta. Fue un show en el corazón político del país que los medios nacionales ignoraron.

El lamento tricolor ya no sorprende, ya no es noticia. Todas las lecturas arrojan la clara derrota de Blanca Alcalá y el inminente desastre de su partido.

¿Qué pasó con el oficio político, con la sensibilidad de los priistas?

Ya nada queda, hoy sólo están en el plan de plañideras electorales. Ante los votantes poblanos el fracaso de Blanca es inmediato y los sollozos tricolores son la inapelable evidencia.

El mensaje de Manlio Fabio Beltrones en Puebla parece más bien una súplica a rescatar lo que quede de la dignidad priista.

A estas alturas ya no queda duda de lo que apuntamos hace semanas: en silencio los priistas se preparan para la derrota; en privado aceptan que Blanca Alcalá es la candidata más débil, más vulnerable que pudieron enviar.

La campaña ha sido una verdadera carnicería; de todas las cloacas salieron pruebas documentales de la corrupción y voracidad de la señora Alcalá. No hubo semana sin un señalamiento brutal. Prácticamente cada siete días se soltó una bomba.

Faltan dieciocho días para el domingo definitivo. Aún deben quedar (por lo menos) dos misiles dirigidos a la abanderada tricolor.

La reflexión, el examen de conciencia de los priistas será digno de futuros análisis y entrevistas periodísticas. Pero ese será un tema a abordar después del 5 de junio.

Porque esta elección ya está decidida, como ninguna otra.

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.