Tuesday, 30 de April de 2024

Martes, 31 Mayo 2016 01:34

Las tres muertes de Blanca Alcalá




Written by  Javier Arellano Ramírez

Hay puntos precisos, instantes, fracciones de momento que cambian toda una vida.


Esto ocurre de manera cotidiana; empero es en la política donde estos puntos se perciben de clara manera.

 

La noche del próximo domingo 5 de junio habrá un antes y un después en la vida de Blanca Alcalá Ruiz.

 

Alrededor de las ocho de las noche comenzará a recibir los números del llamado “Programa de Resultados Electorales Preliminares” (PREP). Sentada en una gran mesa, verá la pantalla gigante, acompañada de la burbuja que la cobijó en esta travesía. Ahí estarán a su lado Jorge Estefan Chidiac, Alejandro Armenta Mier, Rocío García Olmedo, Víctor Manuel Giorgana, entre otros.

 

Se simulará que se prepara un gran festejo; que más tarde se hará “el brindis de la victoria”. Pero en secreto, en su “íntima intimidad” (Dixit Melquiades Morales) los priistas están preparados para el golpe devastador que verán en esa pantalla gigante con las gráficas del PREP.

 

Esa noche del domingo 5 los primeros resultaron se cruzarán de forma vertiginosa en las redes sociales; Twitter y Facebook serán enormes cajas de resonancia donde cada número, cada porcentaje habrá de causar un furor indescriptible o una pesadumbre inenarrable.

 

Alrededor de las 9 de la noche el equipo de Alcalá cerrará las puertas a la prensa; no habrá declaraciones, fotografías ni comentarios; tampoco boletines. El priismo poblano entrará en una fase de silencio sepulcral.

 

Esa noche será la muerte política de Blanca. Su futuro quedará cancelado. Ya no habrá más cargos, más nombramientos ni campañas electorales.  Políticamente todo estará concluido. A partir de las 10 de la noche, la señora será un cadáver.

 

Por supuesto, gracias al manto protector de su padrino Emilio Gamboa Patrón la malograda candidata regresará a su escaño en el Senado de la República. Regresará derrotada y exhibida. Y ahí estará vegetando por los próximos años.

 

Comprensivo y generoso el padrino Gamboa la exhortará a realizar algunos viajes que puedan paliar, aliviar el dolor de la derrota. ¿Qué mejor antidepresivo que caminar en las tiendas de París, Madrid, Londres o Roma? Siempre recurrió al turismo político como su gran vocación, ¿por qué no habría de hacerlo ahora?

 

Pero Emilio es el más pragmático de los políticos, el más utilitarista y no cargará un cadáver en la cajuela por mucho tiempo. Tarde o temprano le dejará de prodigar protección. Una vez concluido su periodo en el Senado tal vez le consiga una delegación, una subsecretaria, pero nada más.

 

Paralelamente a esa etapa de ostracismo político, vendrá la segunda muerte de Blanca Alcalá.

 

En todas las contiendas prevalece la máxima de que el triunfo tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana.

 

La misma noche del domingo 5 de junio las acusaciones se cruzarán por cientos. Los priistas se echarán la culpa unos a otros; los señalamientos serán acres, atroces, inflexibles. Veremos otra carnicería, una masacre de acusaciones. Pero las voces más críticas se dirigirán precisamente contra la fallida candidata.

 

De la esfera política, la ola se extenderá a los círculos sociales. Luego de pasadas unas semanas, la Senadora se dará cuenta de que ya no recibe aquellas numerosas invitaciones para bodas y cumpleaños. Su presencia quedará reducida a las páginas de la revista “Rostros”.

 

En los altos círculos de la élite social de Puebla, ahí en donde a la señora Alcalá le gusta alternar la comenzarán a ver de otra manera. Y en cuchicheos se mencionarán la gasolinera, el edificio, las 45 casas y por supuesto la “casa blanca” de Blanca.

 

También pragmática y utilitarista la sociedad poblana, tan cuidadosa de las formas y el abolengo, dejará de ver necesaria la presencia de Alcalá en sus eventos.

 

A imagen y semejanza del caso de Enrique Agüera Ibáñez, la senadora comenzará a sentir el desdén y la lejanía de la élite poblana. Hoy, el ex rector no puede ocultar que Puebla y él se repudian mutuamente.

 

Esa será la segunda muerte de Blanca Alcalá; la de la sociedad poblana que le extenderá un certificado de defunción.

 

La señora no es una académica, por lo que no dará clases ni conferencias, ni tampoco escribirá ensayos. De ninguna manera es una ecologista que vaya a emprender una organización para salvar el Río Atoyac o los bosques de Xicotepec de Juárez. Mucho menos es una mujer de artes y cultura por lo que es de esperarse que tampoco encabece la creación de un nuevo museo o una biblioteca.

 

Entonces, ¿qué hará Blanca Alcalá cuando su vida política esté cancelada y ya no sea requerida por  la élite social?

 

Sin duda sólo se dedicará a cuidar nietos y a repasar en sus álbumes fotográficos aquellos tiempos gloriosos de su pasado político.

 

Sólo eso.

 

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

 

 

 

 

 

 

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