Ni siquiera en los periodos de Pablo Fernández del Campo y Ana Isabel Allende Cano se vivió este pandemónium, esta bacanal de todos contra todos. Debe subrayarse que esto lo anticipamos rigurosamente en esta Cúpula. Antes del derribo del iluso vuelo de la turista Blanca Alcalá hablamos del escenario desastroso, apocalíptico, que sería el priismo poblano.

Hoy, dentro de ese contexto, aparece un aspirante que no se espera a la señal del juez, que no respeta el silbatazo del árbitro, que ignora la campanada del ring. Él ya se arrancó y pretende pasar por encima de todos y de todo. Por este arranque prematuro, imprudente y desenfrenado amenaza con llevarse entre las patas lo poco que queda de la unidad tricolor.

El asunto no es un tema menor. Juan Carlos Lastiri tiene una clara devoción, una pasión por romper las reglas (escritas y no escritas) de la política; un frenesí por atropellar el sentir de la militancia; un apetito voraz por fracturar la unidad partidista en municipios o regiones enteras.

Su genética caciquil le hace pensar que puede pasar por encima de la voluntad de los “pueblerinos”. Siente que todo el estado es Zacatlán y que sólo por sus apellidos de prosapia provinciana los priistas tienen que rendirle pleitesía.

Su afición por colocar a sus protegidas en cargos relevantes, incluso diputaciones, revela que en cualquier momento Juan Carlos ejercerá su influencia política para satisfacer sus caprichos y apetitos personales, pasando por encima de la militancia tricolor.

Hoy en la mesa de los cuatro sensatos: Enrique Doger Guerrero, Javier López Zavala, Alberto Jiménez Merino y Alejandro Armenta Mier se discute la necesidad de frenar el trote desbocado de Lastiri. Se exige la intervención del presidente estatal Jorge Estefan, se pide la mediación del líder nacional Enrique Ochoa Reza. Simplemente ya no saben cómo parar a Lastiri y su ímpetu disparatado.

Desde este momento podemos asegurar que la cabalgata insensata de Juan Carlos no se detendrá, de ninguna manera se va a frenar. Esta dispuesto a acabar con el priismo poblano, a arrollarlo, pero simplemente no se va a detener. El efecto Lastiri tendrá enormes, descomunales repercusiones para su partido en el 2018.

En el tintero de Cúpula.

Aprovechamos que Alejandro Armenta lee esta entrega de Cúpula, para ilustrarlo sobre uno de sus protegidos. Concretamente nos referimos al profesor normalista Félix Alejo Domínguez a quien tiene como su operador en Tehuacán. Sin duda el legislador federal considera que es cabal la lealtad que Alejo le profesa.

Pero Armenta debería investigar las reuniones a las que su protegido asiste con la cúpula del morenovallismo.

En concreto en el proceso preelectoral de 2015, Félix Alejo asistió frecuente, asiduamente a las reuniones convocadas por el Partido Nueva Alianza y estuvo a un centímetro, a un minuto de ser postulado como candidato a diputado federal por el partido turquesa. Solo que en aquella elección Tony Gali opinó a favor de su amigo Luis “Guicho” Cobo Velasco.

Así es Alejandro, a quien tú consideras un leal alfil, en realidad se reúne con el primer círculo del morenovallismo y busca cobijo bajo las siglas azules o turquesas. Lo que caiga es bueno para tu operador.

Pero por favor corrobora esta información; aún tienes numerosas líneas de comunicación con muchos marinistas que se fueron a arrodillar frente al morenovallismo. Marinistas como Félix Alejo.

Como siempre, quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.