Tuesday, 07 de May de 2024

Jueves, 25 Febrero 2016 03:14

La sucesión poblana entra a la esfera nacional




Written by  Javier Arellano Ramírez

Fue la mañana del 14 de febrero del 2006, hace ya una década.


Carmen Aristegui presentaba en su noticiero de radio las grabaciones de Mario Marín con el empresario Kamel Nacif. El rotativo La Jornada publicaba en su primera plana “Al descubierto conjura contra Lydia Cacho”.

 

Era el inicio de uno de los episodios más tortuosos de la política poblana; el preámbulo de un desastre que llevaría al gobierno priista a una catástrofe electoral.

 

Pero gran parte de ese terremoto político fue el pésimo, el deleznable manejo mediático que mostraron frente a la mayor crisis que haya enfrentado un gobierno poblano. Mario Marín acostumbrado a tratar asuntos domésticos no supo dimensionar el tamaño de la hecatombe y dejó la situación en manos de Valentín Meneses. La mañana de ese 14 de febrero Marín se fue al informe de Guillermo Pacheco Pulido, entonces presidente del Tribunal Superior de Justicia; ahí hizo su primera declaración pública sobre el tema: “Yo no hago caso de chismes”.

 

El tema se desbordaba en noticieros radiofónicos de la Ciudad de México, mientras que en Puebla trataba de ser minimizado, menospreciado. Esa noche Joaquín López-Dóriga arrancaba el noticiero con la nota que ya era del dominio de la opinión pública nacional.

 

Valentín Meneses Rojas tuvo doce horas para detener la catástrofe pero realmente no supo qué hacer y no quiso rodearse de asesores, de expertos en marketing político. Pensó que estaba tratando un asunto doméstico y que una llamada a la dirección de El Sol de Puebla iba a serenar los ánimos. La idiosincrasia aldeana en su máxima expresión. El resto de la historia ya se conoce.

 

A una década de distancia es claro que el pensamiento de la clase política poblana no ha evolucionado; al contrario, tal parece que ha involucionado. Frente a las reacciones de horas recientes queda claro que puede hablarse una década perdida para los priistas poblanos.

 

Frente a la implacable, severa embestida de la periodista Lydia Cacho Ribeiro, la candidata del PRI Blanca Alcalá Ruíz responde: “Lamento que la política se use como juego sucio, no conozco a Lydia Cacho y lamento las declaraciones que ha hecho”.

 

Es decir, de acuerdo a la señora Alcalá, la periodista autora de Los demonios del edén está actuando bajo una consigna de política sucia. La explicación se amplía en las declaraciones de Silvia Tanús Osorio (otra de las reliquias del viejo PRI), quien asegura que a Lydia Cacho le pagaron para realizar esas expresiones y que “hay millones de por medio”.

 

Está claro que las señoras Blanca Alcalá y Silvia Tanús no comprenden que la sucesión poblana ya se salió del ámbito local y entró en la esfera nacional.

 

Guardando las debidas proporciones es un caso semejante al proceso electoral de Veracruz, donde la agenda de temas contra el gobernador Javier Duarte de Ochoa se dirime en medios nacionales, que muestran una perspectiva radicalmente contraria a la mayoría de los medios jarochos.

 

Esta cascada de acusaciones contra Duarte impactará de manera decisiva en el proceso electoral. Es una campaña de arriba hacia abajo. El fatídico gobernante nada puede hacer, esta maniatado frente al fuego que cae de una altura en la que no puede interferir. La campaña rápidamente permea en el piso, en la base electoral y anticipa una catástrofe para el tricolor que perderá uno de sus bastiones tradicionales.

 

Considerando las debidas proporciones lo mismo ocurrirá en Puebla, donde la sucesión se sale de la esfera local para inscribirse en la agenda nacional.

 

La primera repercusión se dio a las pocas horas de que Lydia publicara sus demoledoras acusaciones; la escritora y ensayista Denise Dresser secundó esta oleada y en su cuenta de twitter que tiene 2 millones 300 mil followers escribió: “Preguntas para poblanos ¿van a votar x candidata d “gober precioso” vergonzoso/impune?  ¿Es el gobierno q se merecen?”

 

A la embestida nacional se agregan las pifias locales; la señora que criticó el uso del helicóptero es registrada en fotografías y videos utilizando diferentes aeronaves proporcionadas por un “misterioso benefactor”.

 

Empero las tarifas comerciales aseguran que la renta de un helicóptero oscila en los 2 mil dólares por hora, mismos que deben ser contabilizados como gastos de campaña.

 

Esto va más allá de lo que puedan concebir. Sus carreras políticas puramente locales, les impiden ver que Puebla ya entró a la agenda nacional y que sus detractores no van a bajar el tenor de sus señalamientos y acusaciones.

 

Blanca dice librar una #batalla; pero la periodista Lydia Cacho Ribeiro y sus aliados: Carmen Aristegui, Sanjuana Martínez, Denise Dresser, Jorge Zepeda Patterson, Alejandro Paez Varela, entre muchos otros, librarán una batalla aún más intensa.

 

Como siempre quedo a sus órdenes en cupula99@yahoo.com, sin mx.

 

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