Hoy, hablar de las prioridades ciudadanas se ha convertido en una moda entre muchos que a fuerza de golpes en redes sociales pretenden imponer su agenda.
Por eso siempre es conveniente volver a las bases, a los orígenes, a no escribir verdades en 140 caracteres, a no pontificar en un post.
Eso nos ofrecen los medios escritos, la posibilidad de sembrar ideas, generar posiciones, construir debates.
Debatir forma parte de la democracia, lo mismo que los acuerdos y el diálogo.
Lo último que puede morir en un sistema democrático es el diálogo y la posibilidad de construir, entre todos acuerdos.
Eso vimos el lunes: la construcción de acuerdos, con base en el diálogo, para fortalecer la economía de millones de mexicanos.
El Acuerdo para el Fortalecimiento Económico y la Protección de la Economía Familiar propuesto por el presidente Enrique Peña Nieto y suscrito por los sectores productivos del país es, sin duda, un paso en la dirección correcta.
Los altos niveles de volatilidad mundial, el incremento de los precios de los combustibles, la desazón por lo que ocurrirá en Estados Unidos, obliga al Gobierno de la República a actuar con prudencia y, sobre todo, con responsabilidad.
Por eso impulsó, a través del diálogo, un acuerdo que va a permitir a muchos mexicanos enfrentar con éxito un año que será de retos y desafíos.
El acuerdo suscrito tiene compromisos concretos, como el que “el Grupo de Precios alineará los distintos instrumentos del Estado, a fin de cuidar el impacto del aumento en el precio de la gasolina en los precios de otros bienes y servicios”.
El Gobierno de la República emitirá un “Decreto para la creación de aranceles-cupo en productos de la canasta básica, a utilizarse en caso de detectarse alzas injustificadas”.
Además se reforzará la “política farmacéutica del Gobierno para continuar con la entrada acelerada de medicamentos genéricos que son más baratos y de la misma calidad”.
El acuerdo señala que la Profeco y la Comisión Reguladora de Energía tendrán un monitoreo constante para evitar alzas injustificadas de precios o abusos en gasolineras.
Se expedirá un “Decreto para promover el regreso al país de inversiones mexicanas en el exterior y se preservará la estabilidad económica a través de una política fiscal responsable que continúe los esfuerzos tributarios para tener una menor dependencia fiscal de los ingresos petroleros”.
Se mantendrá la implementación del Programa de Consolidación Fiscal que permitirá que los recursos se usen de manera más eficiente y se cumpla puntualmente con el ajuste del gasto aprobado para 2017, de 190 mil millones de pesos.
Habrá un ajuste de 10 por ciento en la partida de sueldos y salarios de mandos superiores del Gobierno de la República, y se reducirá al menos en 10 por ciento los apoyos otorgados para el gasto en combustibles, telefonía celular y viáticos de los servidores públicos de mando superior.
Estos ahorros se destinarán para obras de infraestructura social en beneficio de los grupos más vulnerables de nuestro país.
Este conjunto de acciones surgieron del acuerdo, del diálogo, del acuerdo.
Y ese el valor de lo que vimos en la semana, construir acuerdos que beneficien a los mexicanos.
Hoy los mexicanos nos exigen a quienes hacemos política, dialogar y ponernos de acuerdo. Nada más, pero nada menos.
Y eso, la construcción de acuerdos, no es algo que debamos evadir en democracia.