El auténtico móvil del asesinato del periodista serrano Aurelio Cabrera Campos, su trabajo periodístico en la Sierra Norte en varios casos de secuestro que le acarrearon amenazas del crimen organizado, busca ser encubierto como una disputa entre medios regionales y envidias con otros reporteros de la fuente policíaca, revelaron a CAMBIO sus ex compañeros.
Aunque la Comisión Nacional de Derecho Humamos (CNDH) comenzó a integrar una investigación de oficio, la Fiscalía General del Estado no ha dado a conocer un posible móvil de la ejecución del periodista mientras circulaba sobre la autopista México-Tuxpan, pero sus mismos colegas no descartan que se haya tratado “de un cuatro” o de un “resentimiento” por parte de alguna de las células delictivas involucradas en los casos de secuestro que se han apoderado de la región y que Cabrera Campos se había dedicado a dar seguimiento desde las comisarías y juzgados.
Pese a que su ejecución el pasado jueves provocó las indignación en decenas de colectivos periodísticos de Puebla y el resto del país, fuentes consultadas por CAMBIO aseguran que en Huauchinango, donde desarrollaba su labor, el despunte que su periódico Gráfico Sierra Norte presentó a menos de un año de su creación provocó envidias en su anterior casa editorial, La Voz de la Sierra.
Amenazas constantes por la cobertura de secuestros
El 15 de marzo del 2015, Aurelio Cabrera publicó aún como reportero de La Voz de la Sierra la detención de Rodolfo Meléndez Téllez, alias El Conejo, un peligroso miembro de una banda de secuestradores involucrada en al menos cuatro casos de plagio entre el 2012 y el 2014, además de revelar que la siguiente víctima de esta banda era el regidor de Gobernación en Xicotepec, Pablo Gómez Crandall.
Mientras daba seguimiento a este caso en el juzgado penal de Xicotepec, la familia de El Conejo lo amenazó de muerte y lo agredió, destruyendo su equipo fotográfico, razón por la cual interpuso una denuncia por intimidación y por el daño a su persona y sus propiedades.
Dicho suceso daría un giro a su vida, dado que en las semanas siguientes las amenazas continuaron sin que su jefe, Pedro Garrido Cuevas le brindara el apoyo para enfrentar tanto el proceso legal como su seguridad y la de su familia, por lo que tuvo que renunciar para después enfilarse en el rotativo El Caminante.
“Ese problema con La Voz –de la Sierra– causó muchos comentarios aquí en el gremio, a él –Aurelio– lo seguían amenazando por lo que adoptó un perfil bajo y se fue a El Caminante en lo que afinaba los últimos detalles de su proyecto que la verdad estaba despuntando mucho a pesar de que era de reciente creación, eso siempre levanta grilla y más aquí”, señaló en entrevista telefónica Mario Anselmo Gudiño, director del periódico Minuto a Minuto.
Creación de Gráfico Sierra Norte genera roces con La Voz de la Sierra
A principios de este año, su periódico impreso Gráfico Sierra Norte comenzó a circular en los puestos de revistas de Huauchinango sin abandonar su estilo de nota roja, por lo que no tardó en llamar la atención de su ex jefe y director de La Voz de la Sierra, con quien no quedó en buenos términos, provocándose los roces.
Desde las redes sociales, la anterior casa editorial de Aurelio se dedicó a denigrar su trabajo con tintes personales, en donde lo tachaban de “burro”, “mentiroso”, “poco profesional” e incluso buscaban exhibirlo como en una publicación hecha el 17 de junio pasado cuando La Voz calificó una nota de Gráfico como inventada.
“Una nota falsa en su totalidad y llenas de ‘chaquetas mentales’ (…) hasta vecinos del lugar refirieron que los hechos narrados en el pasquín denominado “Gráfico” nunca ocurrieron, sólo pasaron por la mente del ex taxista convertido en reportero Aurelio Cabrera Campos, que anteriormente laboro en esta casa editora y que es una pena que este señor intente arremedar el trabajo periodístico que nunca aprendió a realizar solo y ahora tenga que ser desmentido por un civil y por la misma autoridad municipal” (sic), publicó el semanario en sus redes.
Amigos de Aurelio señalaron que a pesar de estos señalamientos, él decidió no responder las embestidas de quien fuera su jefe, incluso hacia caso omiso ante las “envidias que generó el despunte de su portal”, por lo que consideraron que aunque muchas de las condolencias son sinceras, la supuesta unidad en el periodismo de la región es falsa.
Choques y atropellados, sus últimas coberturas
Aunque en su momento se confirmó como uno de los reporteros de la Sierra Norte más puntuales en las coberturas de secuestros y delitos de alto impacto, los lectores del semanario Gráfico señalan que Aurelio no había vuelto a escribir más sobre las bandas de secuestradores que provocaron las amenazas de muerte en 2015.
“Le había bajado al nivel, seguía cubriendo la nota roja como lo había hecho pero eran básicamente los choques, los muertos comunes, el atropellado, ya no se metía tanto con el crimen organizado, no dejó de cubrirlo porque aquí es imposible no hablar de eso, pero ya no daba seguimiento tan profundo, supongo se quedó con el temor de lo que le pasó hace un año”, dijo un periodista la región quien pidió el anonimato.
Venganza, móvil de su asesinato intuyen sus compañeros
No obstante su bajo perfil en los últimos meses, sus compañeros de oficio y algunas personas allegadas a él sostienen que el atentado que cobró su vida está relacionado con algún enemigo que se creó cuando daba cobertura total a los casos de secuestro, ejecuciones y bandas de asaltantes de la región.
Si bien reconocieron que existe una enemistad marcada entre los directores de medios y entre los propios reporteros, tanto por la nota diaria como por la venta de periódicos, en la cual se apuntalaba por Gráfico Sierra Norte, no consideraron que el ataque haya provenido de algún colega.
El caso que ya es investigado por la Procuraduría General de la República (PGR) a través de la Fiscalía Especializada para la Atención de los Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión, también ha requerido que la familia del periodista se mantenga resguardada mediante medidas cautelares por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), en tanto se realizan las investigaciones para dar con los asesinos.